Peter Bogdanovich perteneció a una generación que cambió la historia del cine. Junto con Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Steven Spielberg, William Friedkin, Brian De Palma y George Lucas fundó un nuevo cine americano. Aunque hoy su nombre sea menos famoso que los de sus contemporáneos, su filmografía y su forma de amar y ver el cine clásico lo convirtieron en una pieza fundamental de la historia grande.
A su manera, Bogdanovich —quien murió el jueves 6 de enero en Los Ángeles— fue como los directores franceses de la nouvelle vague, aquellos que tenían cine en las venas, que amaban cada película con pasión, que primero escribieron sobre cine y luego se dedicaron a hacerlo. Su filmografía tiene varios títulos que hoy son clásicos, películas que fueron a la vez homenaje e innovación. Que miraron hacia atrás mientras se instalaban como el nuevo cine.
Bogdanovich nació en 1939. Los historiadores consideran que ese año, justamente, es el punto en el cual el Hollywood clásico alcanzó su forma perfecta, el año en que los maestros encontraron el lenguaje que dominaría el cine de ahí en más. Treinta años más tarde Bogdanovich comenzaría a filmar, como muchos de sus colegas cinéfilos. Pero antes de eso persiguió, como un verdadero fan, a los maestros del cine clásico.
John Ford, Howard Hawks y Orson Welles eran sus favoritos: a los dos primeros los perseguía literalmente por los sets, siempre con preguntas e interesado por su obra; al tercero lo convirtió en su amigo y hasta llegó a convivir con él los años que Bogdanovich pasó casado con Cybill Sheperd. Escribió un libro sobre Ford, otro sobre el maestro alemán Fritz Lang y dos tomos con monografías de grandes genios, desde los famosos como Alfred Hitchcock y Don Siegel hasta los algo postergados como Robert Aldrich, Frank Tashlin y Allan Dwan. Su obra cumbre en ese aspecto fue Citizen Welles, un enorme e indispensable libro sobre Orson Welles, publicado después de la muerte del cineasta.
Su filmografía fue cinéfila, aunque no era necesario ser cinéfilo para disfrutarla. Desde el cine de bajo presupuesto, en el que no dudó en tener al incomparable Boris Karloff para El héroe anda suelto (Targets, 1968), hasta la reconstrucción de un crimen alrededor de la figura de Charles Chaplin en El maullido del gato (The Cat’s Meow, 2001), su obra respiró amor por las películas.
Sus dos producciones más prestigiosas fueron La última película (The Last Picture Show, 1970) y Luna de papel (Paper Moon, 1973), ambas en blanco y negro, algo que ya no era habitual. La primera era sobre los habitantes de un pequeño pueblo de Texas que agonizaba con el cambio de época. La segunda era una comedia sobre un padre y una hija que se dedicaban a hacer pequeñas estafas durante la Gran Depresión en Estados Unidos. Ambas fueron éxitos de taquilla y recibieron gran cantidad de premios. Y se conectaban de manera muy fuerte con el cine clásico de Hollywood, en todo sentido.
Luna de papel, disponible en iTunes y Google Play, está protagonizada por un padre y una hija en la vida real: Ryan O’Neill y Tatum O’Neill. La química entre ambos es insuperable y la película emociona hasta las lágrimas al mismo tiempo que hace reír. Se ve como una obra de otra época, en el mejor sentido. Welles asesoró al director para poder filmar en un adecuado blanco y negro, y la influencia de los maestros se ve en cada plano. Con solo 10 años, la joven protagonista terminó ganando el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto.
Siguiendo con el amor por el cine clásico, otro gran éxito de Bogdanovich fue ¿Qué pasa, doctor? (What’s Up, Doc?, 1972): un título en homenaje a Bugs Bunny y una remake de La adorable revoltosa, 1938) de Howard Hawks, referencia clave de la screwball comedy protagonizada por Cary Grant y Katharine Hepburn. Ryan O’Neill y Barbra Streisand son la pareja protagónica de esta historia alocada que remite a las grandes comedias de Hollywood. Se consigue en Google Play; es probable que en los próximos meses todo lo relacionado con el director comience a ver la luz nuevamente.
Muchos otros títulos de Bogdanovich valen la pena mencionar en una lista de imprescindibles: Así empezó Hollywood (Nickelodeon, 1976), Saint Jack, el rey de Singapur (Saint Jack, 1979), Todos rieron (They All Laughed, 1981), Máscara (Mask, 1984) y Texasville (1990). Jeff Bridges, Ben Johnson, Audrey Hepburn, Ben Gazzara, Burt Reynolds, Cloris Leachman, John Ritter y muchos otros fueron parte de sus grandes elencos corales, todos dando su mejor trabajo.
Fuera de la dirección, el rostro de Bogdanovich es también conocido por los espectadores, aun por quienes no lo identifican como el gran realizador que fue. Hizo papeles en muchas películas, algunas dirigidas por él, pero también trabajó para otros. Así como él les rindió culto a los maestros, a su vez él fue homenajeado por muchos cineastas que reconocieron su importancia para el cine.
Cualquier documental relacionado con John Ford, Alfred Hitchcock, Orson Welles o Howard Hawks lo tendrá a Bogdanovich dando testimonio. Más de doscientas veces ha aparecido hablando de cine clásico: lo mismo si se trata de John Wayne, Audrey Hepburn, Natalie Wood o Jerry Lewis, nunca faltó su presencia generosa contando historias de primera mano y analizando en profundidad los temas. El propio Bogdanovich dirigió varios documentales sobre cine, siendo Dirigido por John Ford (Directed by John Ford, 1971) el de visión obligatoria.
En Netflix el rostro de Bogdanovich se puede ver en dos títulos. Al otro lado del viento (The Other Side of the Wind, 1974/2018), el film de Orson Welles completado recientemente donde Bogdanovich fue actor, y el documental Me amarán cuando esté muerto (They’ll Love Me When I’m Dead) sobre ese mismo film. Pero si hablamos de fama y reconocimiento lo más popular que hizo para los espectadores del siglo XXI fue su participación en Los Soprano (The Sopranos, 1999/2007, disponible en HBO Max), serie en la que interpretó al doctor Elliot Kupferberg, el supervisor de la doctora doctora Melfi (Lorraine Bracco), la terapeuta de Tony Soprano (James Gandolfini). Fueron 14 capítulos en los que actuó, más otro que dirigió. Bogdanovich puede haber perdido visibilidad, pero la marca de su trabajo está en todos lados.
Una cosa llamada amor (The Thing Called Love, 1993) es otra de las joyas olvidadas del director. La película, disponible en iTunes y Google Play, tiene un elenco de lujo: River Phoenix, Samantha Mathis, Sandra Bullock y Dermot Mulroney protagonizan esta historia sobre jóvenes que buscan triunfar en Nashville, la capital de la música country. Bella y melancólica, la película fue también el último film que rodó River Phoenix antes de morir. En una escena, como es de esperar, ven en un autocine The Man Who Shot Liberty Valance (1962), de John Ford.
Bogdanovich es la gran conexión entre los maestros del cine clásico y aquellos que nacieron luego de aquella época dorada. Por eso solo ya merece un lugar de privilegio en la historia del cine. Pero además fue una persona generosa que compartió su amor por el cine en varias obras maestras. En América Latina se recuerda su paso en 2016 por el BAFICI, el festival de Buenos Aires, en el cual se encontró con todo el amor y el reconocimiento que los cinéfilos del mundo le tenemos. Aquel que nos trajo la historia del cine forma parte de ella y queda en nosotros mantener vivo su legado.
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