Pocos directores más napolitanos y más maradoneanos que Paolo Sorrentino. En una sociedad italiana dominada por la grieta entre un norte tan poderoso como prestigioso y un sur pobre y estigmatizado, este cineasta de 51 años ha logrado trascender no solo las barreras locales sino las fronteras internacionales con películas aclamadas en el Festival de Cannes e incluso, como en el caso de La grande bellezza, ganando el premio Oscar en 2014, aunque paradójicamente con una historia ambientada en el seno de la patética burguesía de la ciudad de Roma.
Si bien la figura de Maradona ya había aparecido de forma efímera y bastante degradada en Juventud (2015), interpretado en aquella oportunidad por Roly Serrano, el astro argentino es ahora uno de los ejes principales de Fue la mano de Dios, película que viene de ganar el Gran Premio del Jurado y la estatuilla de Actor Revelación para Filippo Scotti en la Mostra de Venecia y que el miércoles 15 de diciembre estará disponible en Netflix.
El film estuvo a punto de llegar a los cines de Argentina hace una semana, pero los ejecutivos de la popular plataforma de streaming cancelaron el estreno a último momento. Una verdadera pena, ya que cuando Fue la mano de Dios se exhibió hace pocos días en el marco del Festival de Mar del Plata las funciones no solo se agotaron sino que el público acompañó todos los homenajes y citas a Maradona con constantes y espontáneas ovaciones en medio de las proyecciones. Una experiencia comunitaria que, queda claro, no podrá repetirse en el ámbito privado del consumo hogareño.
Fue la mano de Dios es, sin dudas, la película más sentida, emotiva, autobiográfica y napolitana de la filmografía de Sorrentino. Y, claro, más maradoneana que una compilación de sus mejores goles, caños y gambetas. De hecho, esta tragicomedia familiar sobre las experiencias adolescentes del propio Sorrentino (su álter-ego en la ficción se llama Fabietto Schisa y está interpretado por el mencionado Filippo Scotti) comienza con unos títulos que definen a Diego Armando Maradona como “el más grande futbolista que ha habido y que habrá jamás”. Y, mientras la ciudad está conmovida por la pasión y el orgullo que genera el futbolista argentino, también se incluyen imágenes de archivo como los ya míticos goles a Inglaterra en México ‘86: el que eludió a medio equipo rival y el de la mano que da título a la película.
Considerado por muchos como una suerte de discípulo y heredero de Federico Fellini (él mismo confesó que su película favorita de la historia del cine es 8 y ½), Sorrentino ha construido desde su debut en 2001 con L’uomo in più una prolífica carrera que incluye no solo una decena de largometrajes sino también cortos, telefilms y series que -para bien o para mal, según los gustos y sensibilidades de cada espectador- lo han distinguido en el panorama cinéfilo mundial: como ocurría con su admirado Fellini, basta con ver un plano de alguno de sus trabajos para saber perfectamente quién es el autor que lo ha concebido. Una marca de estilo, un tono muchas veces satírico y absurdo, un sello autoral que lo caracteriza y lo diferencia de los directores más convencionales.
No todo es Diego en la carrera de Sorrentino
Tras Le conseguenze dell’amore (2004) y El amigo de la familia (2006), en 2008 llegó la primera de sus farsas políticas con Il divo, dedicada a una figura clave y recurrente en el manejo del poder en Italia como Giulio Andreotti; algo similar ocurriría una década después con Loro, una épica dedicada al alguna vez todopoderoso Silvio Berlusconi, tan amado por algunos como odiado por muchos otros.
Pero no solo de líderes de la realidad de su país tratan sus películas. En This Must Be the Place (2011), disponible tanto en Amazon Prime Video como en Flow, Sorrentino narra la historia de una estrella de rock ya avejentada y en decadencia (un Sean Penn con un look que remite al Robert Smith de The Cure); y luego llegarían sus máximos éxitos de crítica, premios y público: La grande bellezza (2013) y Juventud (2015).
Para la vertiente televisiva de su trayectoria, Sorrentino dejó una mirada igualmente despiadada sobre la lucha del poder en el seno de la Iglesia con The Young Pope (2016) y The New Pope (2019), ambas disponibles en la plataforma de streaming Star+. Un elenco multinacional de lujo encabezado por Jude Law, Diane Keaton, Silvio Orlando, Javier Cámara, Cécile de France, Ludivine Sagnier y James Cromwell lo acompañó en la primera temporada, mientras que en la segunda entrega aparece también nada menos que John Malkovich.
De los excesos y privilegios del Vaticano o de los nuevos ricos de Roma a sus orígenes más bien modestos y dolorosos en Nápoles, Sorrentino se reencuentra en Fue la mano de Dios con un cine más austero, aunque no por eso menos emotivo. Suerte de Amarcord propia, diario íntimo y una carta de amor a la caótica ciudad en la que creció, muchas veces a los golpes y en medio de múltiples carencias. Hasta que un hombre bajito llegado desde Fiorito les devolvió el honor, la autoestima, el orgullo y el sentido de pertenencia. Sí, la mano de Dios.
Fuente: Télam
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