Miguel Ángel Silvestre: “De la pandemia aprendí que hay que tener cuidado con pasarse de la raya”

En diálogo con Infobae, el actor español habla sobre su nueva serie “Los enviados”, de Juan José Campanella para Paramount+, y cuenta por qué es el trabajo que más le ha gustado de su carrera

Miguel Ángel Silvestre vuelve con "Los enviados", un thriller de Paramount+ (Photo by Samuel de Roman/WireImage)

De adolescente Miguel Ángel Silvestre quería ser el mejor tenista del mundo. Se entrenó durante años en la academia de Sergi Bruguera para convertirse en un atleta de élite, pero un día, muy a su pesar, se dio cuenta de que lo que le faltaba no era la voluntad, sino el talento. Una lesión de hombro también colaboró con truncar el anhelo. Y así se fue a buscar vocación por otro lado.

Pasó por el modelaje antes de encontrarse en la actuación, y se convirtió en el sueño mojado de España de la mano de El Duque en la versión local de Sin tetas no hay paraíso (en un momento llegó a ser portada de siete revistas del corazón a la vez). En poco tiempo se proyectó a la escena global gracias al éxito de Velvet, a la que dijo que sí por el consejo de una amiga. Luego siguieron Los amantes pasajeros de Almodóvar; la ambiciosa Sense8 de las hermanas Wachowski; 30 monedas de Álex de la Iglesia; La Casa de Papel; Sky Rojo

“Hay que tener cuidado con pasarse de la raya”, dice Silvestre a Infobae durante una entrevista por Zoom. “Eso es lo que aprendí de la pandemia. Tuve una cosa existencial. En ese tiempo se me dio por estudiar matemáticas avanzadas, el número phi, que es el número que habla del equilibrio. Es una estructura numérica que aparece en muchas cosas de la naturaleza, en el iris de nuestro ojo, en una piña, en una palmera, en una estrella de mar… Es como un número divino que habla del equilibrio y en el momento que se rompe se descompensa todo. Cuando la explotación del ser humano descompensa el mundo, la propia naturaleza se encarga de volver a compensarlo. ¿Cómo? Con movimientos naturales potentes. Lo que pasa es que la vuelta al equilibrio a veces necesita de cambios muy drásticos, de los cuales es muy difícil levantarse”.

Entrevista: Miguel Ángel Silvestre habla de Juan José Campanella y "Los Enviados"

La fe, la duda, qué hay más allá de la vida y qué es un milagro son cuestiones que están en el centro de la trama de Los enviados, la nueva serie del ganador del Oscar Juan José Campanella que se estrenará por Paramount+ el 12 de diciembre. Es un thriller de acción que cuenta la misión de dos sacerdotes del Vaticano que viajan a México para constatar presuntas sanaciones milagrosas de otro clérigo. Pero la persona que buscan desaparece y sus vidas y su fe son llevadas hasta el límite cuando descubren una colonia psiquiátrica ubicada en las afueras del pueblo que parece esconder más de un secreto.

Silvestre interpreta a Simón Antequera, un sacerdote ambicioso, astuto y cínico. A su lado está el mexicano Luis Gerardo Méndez, como el cura Pedro Salinas, un hombre metódico y que sigue las reglas al pie de la letra.

-No es tu primera serie con temática religiosa. Hace poco hiciste 30 monedas con Álex de la Iglesia. ¿Qué te atrajo a este proyecto en particular?

-Pues Juan José Campanella. No necesitaba más. Me llamaron y me dijeron que Juan José Campanella me quería ofrecer un personaje para su nueva serie. Yo la hubiera hecho sin leer los capítulos, si te soy sincero. El hijo de la novia es una de las películas que marcó mi infancia de alguna manera porque mi abuela murió de Alzheimer, entonces todo el proceso de la enfermedad lo define muy bien la película de Juan José y te ayuda a ver y a acercarte a esa enfermedad con ternura, y te habla de los lados más sabios y más tiernos que puede tener una persona enferma. Así que es una película que vimos mucho en casa. Yo personalmente me sé los diálogos de Héctor Alterio de memoria, de Ricardo Darín. Es una película muy especial para mí. Entonces cuando me llamo Juan José, pues imagínate. Por muchas razones quería trabajar con él, y luego leí los tres primeros episodios y me di cuenta de que tenía ese don que tiene él para hacer personajes reales que viven un thriller, que se asustan, que se llenan de dudas, y que tienen ese lado canchero. Mi personaje ha heredado eso, tiene ese lado picante que tanto me gusta en su cine, así que me siento muy orgulloso del proyecto, del personaje y de que haya querido contar conmigo.

Luis Gerardo Méndez y Miguel Ángel Silvestre

-Y tu personaje es un sacerdote, como dices, ni tradicional ni solemne. Tiene esa cosa de rebeldía. ¿Cómo fue formarlo? ¿Ya venía así en la página?

-Venía en la página. Estaba muy bien escrito. Poco había qué hacer, estaba ya ahí. La pelota al pie, para chutar, y la portería estaba vacía. Creo que uno de los dones es que en el papel está todo y luego queda muchísima libertad y muy buena energía. Es muy empático, cariñoso, gamberro. Juan José Campanella tiene eso eso que a mí personalmente me tiene loco y creo que es algo que compartís los argentinos, que sois picantes, cancheros y con un corazón y una empatía de gente que se nota que habéis atravesado por momentos que os ha sensibilizado y ahí está el ser humano para crecer y para ver a los otros.

-Él resumió el espíritu de Los enviados como “la historia de dos hombres en busca de sus almas”. ¿Coincides?

-Sí, creo que Juan José escribe a dos personajes que en el camino van a tener muchísimas dudas. Es el caso de mi personaje, va a dudar sobre el diablo, sobre Dios y va a dudar sobre sus votos de castidad. Entonces en el camino va a intentar entender la vida. Uno de los dones de Juan José es poner a los personajes en esas situaciones y dejar que ellos mismos respiren. Entonces sí, mi personaje va a estar lleno de dudas y va a estar intentando entender de qué va todo esto.

Entrevista: Miguel Ángel Silvestre habla sobre el contenido de Hispanoamérica y las plataformas de streaming

-Con Luis Gerardo se conocieron cuando él estaba con Club de cuervos y vos con Sense8. ¿Cómo te das cuenta de que vas a tener química con tu coprotagonista? ¿Es algo instantáneo o que se va formando?

-Yo creo que sucede o lo tienes que hacer suceder a la fuerza. En el caso de Luis Gerardo fue muy fácil porque yo lo admiraba mucho ya como actor. Entonces los ojitos se me ponían así como cuando miras al que admiras, como a tu amigo, a tu novia o a tu familia. Yo lo admiraba mucho, para mí fue muy fácil, y luego era algo que nos decían desde los ensayos: “Che, son una pareja perfecta”. Nos decían mucho eso, y yo confío mucho en el equipo. Decía, si ellos lo ven será que está. Me encanta el personaje que hace Luis la verdad. Yo he visto la serie y me ha encantado. Es posiblemente el trabajo que he hecho que más me gusta… La trama, la edición. Funciona como un tiro cada capítulo. Es muy difícil verse a uno mismo y esta vez no me ha costado, no por nada, sino porque la trama está muy por encima de lo que hacemos.

-¿Cómo cambiaron las plataformas de streaming las oportunidades para un actor de tu generación?

-Es muy impredecible y peculiar. Creo que es un momento de bonanza para los actores, para los escritores, para los directores. La gente aquí en España no da abasto. Hay mucho trabajo en esta profesión, son muchas las renuncias que hay que hacer porque no tienes tiempo. Gracias a las plataformas hay mucho trabajo, es la guerra de los contenidos y ahí estamos nosotros que estamos disfrutando de ese momento. Antiguamente era muy difícil levantar una película en vuestro país, en el mío también. Era muy complicado y hoy por hoy fíjate, está sucediendo, así que ha cambiado mucho, hay mucho trabajo.

También participó de la quinta parte de "La casa de papel" (EFE/Foto cedida por Netflix)

-Cómo explicas que el contenido de Hispanoamérica y sus historias ahora parecen marcar la agenda creativa global, y que series hechas en España o en Latinoamérica hoy se conviertan en fenómenos mundiales?

-Considero que la globalización ha tenido cosas muy positivas y cosas que no son tan positivas y que ahora parece que estamos volviendo a los inicios. Llegó un momento en el que todo parecía que tenía la misma textura y parecía que para que una película sobreviviera tenías que hacerla global y que “se pareciera”, que “fuera como”, y entonces al final se convertían en algo totalmente descafeinado. Lo que se está viendo ahora, gracias a las plataformas como en este caso Paramount+, es que puedes contar historias precisas con personajes con culturas peculiares y particulares, y que precisamente eso convierte al espectador en un voyeur de algo que desconoce, porque no forma parte de su cultura.

Una cosa muy positiva también es que se doblan a todos los idiomas, entonces se lo ponen fácil al espectador. Mi madre siempre me pide ponerlas dobladas las películas o las series y yo las vería versión original, sí, pero yo también me dedico a esto. Entiendo que un espectador normal quiere que se lo ponga fácil. Si te lo ponen fácil y ves algo que nunca has visto, creo que es ahí donde todo se llena de matices, donde favorecemos a la evolución del ser humano a través de la cultura y donde también nos convertimos en espectadores más empáticos porque terminas conociendo culturas, puntos de vista y formas de ver el mundo. Así que creo que es un muy buen momento para la cultura y para la diversidad.

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