Amor sin barreras fue primero un musical de Broadway estrenado en 1957 y luego, en 1961, fue llevado al cine. Ahora nada menos que Steven Spielberg se le anima a esta historia, y el resultado es asombroso. Una película nacida para ser disfrutada en todo el esplendor de la pantalla grande.
No es la primera vez que Spielberg realiza un remake: en el año 1989 estrenó Siempre (Always) que era una versión libre del clásico de los cuarenta A Guy Named Joe. Pero esta vez se le atreve a una de las películas más famosas de todos los tiempos, un musical revolucionario que todos los amantes del género conocen.
Para quienes piensen que ya no hay cosas nuevas en Hollywood, es importante recordarles que lo mismo podrían haber dicho del musical de Broadway, ya que la historia está inspirada nada menos que en Romeo y Julieta de William Shakespeare. Con música de Leonard Bernstein y letra de Stephen Sondheim, varias generaciones se saben de memoria las canciones, que por supuesto están en la versión 2021.
Amor sin barreras (West Side Story, 2021) cuenta la historia de amor en el West Side de Nueva York en la década del cincuenta. María (Rachel Zegler) y Tony (Ansel Elgort) se enamoran, pero sus entornos están enfrentados. María y su gente son norteamericanos de Puerto Rico, mientras que Tony pertenece a los norteamericanos de ascendencia europea. El enfrentamiento está dado por las dos pandillas del lugar, los Sharks y los Jets, que están en disputa por el territorio y suelen chocar con cualquier excusa. En ese contexto, la historia de amor es inaceptable para ellos. Una vieja trama que en las manos adecuadas no pierde vigencia ni interés.
La versión dirigida por Spielberg logra la sorprendente proeza de superar ampliamente a la película original, cuyo mayor fuerte era la letra y la música de las canciones. Pero el director le imprime un ritmo cinematográfico, quitándole absolutamente todo atisbo de teatralidad, convirtiendo a Amor sin barreras en una película nueva. Aunque Spielberg ya había tenido números musicales en películas suyas, esta vez pone todo su talento al servicio de un musical completo. Toma nota de todo aquello que no hubiera funcionado hoy del original y redescubre la manera de traducir cada instante al más puro lenguaje cinematográfico. Como homenaje y reconocimiento al original aparece Rita Moreno, una de las actrices de la versión de 1961.
Uno de los grandes méritos del cine de Spielberg es que los espectadores se metan en la historia, en cualquier historia. Incluso para aquellos que jamás verían un musical, Amor sin barreras es irresistible. En todos los géneros Spielberg sabe cómo conectar con los espectadores, eso es lo que lo ha convertido en el cineasta más popular que existe. Cine para espectadores, espectáculo para la gran pantalla, amor por las imágenes y la narración cinematográfica.
Con esas canciones extraordinarias y con el habitual equipo que acompaña siempre al director, Spielberg consigue la que sin duda es la gran película del año. Hay escenas inolvidables, pero el momento del número musical “América” está entre lo mejor que ha dado el cine en muchos años.
Estos dos años han sido raros para el cine y el avance del streaming ha bajado un poco las pretensiones de los espectadores. Al ver Amor sin barreras uno se vuelve a conectar con las emociones, se maravilla como antes con la historia y el despliegue visual. No es una sorpresa viniendo de Spielberg, pero a veces uno se olvida de cuán grande es ese arte que nos ha enamorado. La cámara en Amor sin barreras está al servicio de una narración bella, dinámica, profunda.
De pronto, al terminar el 2021, el cine vuelve a nacer. Y lo hace con una historia que todos conocen y que se conecta con otras obras aún más famosas. Lo que Amor sin barreras demuestra es que el truco no está en lo que se cuenta sino en cómo se lo cuenta. Gana el que sabe narrar mejor la historia, y en ese aspecto no hay nadie que supere a Steven Spielberg.
SEGUIR LEYENDO