Una temporada le alcanzó a True Detective para cambiarlo todo. Ocho episodios que siguen los pasos de dos policías a cargo de la investigación de un asesinato en un pequeño pueblo en el estado de Luisiana. Una mujer aparece muerta en el campo, su cuerpo está atado y presentado como si fuera un ritual. Podría tratarse de un culto satánico o un asesino serial, pero en cualquier caso abre las puertas de un infierno en el cual los dos protagonistas se sumergirán poco a poco. Ambos deberán enfrentarse a su propia oscuridad mientras resuelven el caso y lidian con sus propios fantasmas.
Pero lo original de la serie es que ambos detectives hablan desde el presente, haciendo una declaración por separado frente a dos policías que los interrogan. Lo que pasó entre el hallazgo del cadáver y el presente se irá develando poco a poco a lo largo de los episodios. Entre aquellos eventos y el presente han pasado más de quince años, lo que aumenta aun más el misterio. Sea lo que sea, ha sido algo terrible.
Martin Hart (Woody Harrelson) está casado y tiene dos hijas al comienzo de la historia, mientras que Rust Cohle (Matthew McConaughey) está divorciado y carga consigo un trauma familiar que lo ha marcado. Mientras que Hart intenta sin éxito llevar una vida ordenada, Cohle vive mirando con pesimismo la existencia, teorizando acerca de la condición humana y el sentido de la existencia. Ambos irán buscando las respuestas al horror que se presenta frente a sus ojos.
La serie no solo se destaca por su guión, sino por la forma en la que está narrada visualmente. Su creador, Nick Pizzolatto, y su director, Cary Fukunaga, lograron una atmósfera, que es lo que le da identidad a todo el relato. La serie tiene una secuencia de títulos espectacular, donde personajes y paisajes se superponen, en un truco visual que fue copiado muchísimo a partir de esta serie. La canción de apertura, “Far From Any Road”, que interpreta The Handsome Family, también crea un clima que ya nos mete en la historia. No es exagerado decir que con ese arranque la serie ya tiene al espectador atrapado en el ambiente de toda la narración.
Sin embargo, a todos esos méritos es imposible no sumarle como factor clave a sus dos protagonistas, también productores. Harrelson y McConaughey construyen dos grandes personajes complementarios. Dos miradas del mundo que deben enfrentarse al mismo espanto y formar una alianza en la búsqueda de la verdad. Ambos actores ya habían interpretado a dos hermanos en la comedia EdTV y acá recuperan toda esa química en este siniestro policial gótico que muestra el talento de ambos para cualquier registro.
Las siguientes temporadas de la serie no se comparan con esta, pero no hay que preocuparse porque se trata de otras historias. True Detective es una serie antológica, es decir que no repite personajes ni continúa el guión, así que se puede disfrutar de la temporada 1 como una miniserie. Cuando se estrenó, el streaming no estaba en su apogeo y los que no la vieron en su momento tal vez no lo hayan hecho aún. Vale la pena buscarla y disfrutarla hoy, cuando integra el catálogo de HBO Max, porque ha sido imitada e incluso copiada, pero su potencia es única e irrepetible. Uno de los grandes relatos policiales de los últimos años, así como también una reflexión acerca de la condición humana y el enfrentamiento entre dos visiones del mundo.
SEGUIR LEYENDO: