El Poder del perro (The power of the dog), una adaptación de la novela de Thomas Savage de 1967, es llevada al cine por la directora neozelandesa Jane Campion, quien regresa al mundo de las películas luego de una década de haber estado alejada. La película ganó el León de Oro en Venecia y el público ovacionó de pie al actor inglés Benedict Cumberbatch, que regala una de sus mejores actuaciones.
Campion es una experta en recrear atmósferas oprimentes donde hasta al espectador le cuesta respirar, y en este filme funciona de maravillas. En El poder del perro despliega todo su talento y da luz a una de las películas que forman parte de lo mejor de este año.
Cumberbatch es Phill Burbank, dueño con su hermano George (Jesse Plemons) de un rancho en Montana (recreado en Nueva Zelanda para la película). Ambos manejan desde distintos aspectos los destinos de este lugar. Mientras Phill se encarga de montar a los caballos y del trabajo manual, George es su antítesis y lleva la contabilidad del rancho.
La cinta, que está ambientada a principios del siglo XX, cuenta en su elenco con Kirsten Dunst como Rose, la mujer que atiende un bar y se casa con George (Dunst y Plemons son marido y mujer en la vida real) y su hijo, Peter (Kodi McPhee-Smith), un muchacho con una sensibilidad incomprendida para la época. Rose tendrá una puja entre estos dos estilos de hombres que presentan Phiil y George, y sentirá siempre de cerca la imposición masculina sin mucho poder de escapatoria.
El rodaje de The Power of the Dog se vio interrumpido por la primera oleada de la covid-19, como tantos otros títulos, pero finalmente pudo ver la luz y desembarcó en Netflix el pasado 1 de diciembre.
La película tiene el sello de Campion y recuerda a su gran obra, La lección de piano (1993). En este caso, el escenario es una gran llanura con las clásicas montañas y esa casona en el medio de tanta inmensidad y soledad (una increíble labor de la directora de fotografía, Ari Wegner).
Cumberbatch, a quien las nuevas generaciones lo conocen como el superhéroe de Marvel, Dr. Strange, despliega todo su talento para este Phill: un hombre ermitaño, sucio, que reprime lo que siente y vive con el recuerdo de su mentor Bronco Henry, un vaquero que habría dejado una huella imborrable en él.
La tensión sexual que vive este hombre consigo mismo hace que veamos de alguna manera una masculinidad tóxica que es imposible de aceptar. Un hombre que reprime sus deseos, hasta que la llegada de Peter pone su mundo al revés. La verdadera sexualidad de este recio y duro hombre, que se presenta como el gran macho alfa, queda al descubierto en su intimidad en cada una de las escenas en las que aparece solo en el lago. Esa introspección y necesidad de reconocerse alejado del resto, son sus momentos más auténticos y le permite al espectador acercarse a este hombre rancio de palabras filosas que solo anhela poder vivir su propia identidad sin sentir que es un “pecador”. Sin duda, Cumberbatch logra generar una identificación completa con Phill, y además, logró sacarse su acento británico y suena como un auténtico cowboy del centro de Estados Unidos.
En una entrevista con la directora de este filme, ella afirmó que aquí los personajes no son ni héroes, ni villanos: “No hay buenos y malos, eso es lo que me motiva, la alegría de la complejidad. Supongo que cada espectador sacará sus propias conclusiones.”
El poder del perro tiene muchas oportunidades de formar parte de las próximas nominaciones a los premios más importantes de la industria como los Golden Globes, los Critics Choice Awards, los del sindicato de actores (SAG), y por supuesto, los Oscars.
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