El tercer largometraje de Reinaldo Marcus Green (Monsters and Men, Joe Bell) podría entrar en varios géneros: inspirador (en el cual Will Smith ya es una constante), deportivo (quizá sea una de las mejores películas sobre tenis), pero también la ciencia ficción: nadie que no conociese la historia se hubiese imaginado que Richard Williams, el padre de las más grandes jugadores de tenis del mundo y de la historia del deporte, hizo todo lo que se describe para que sus hijas lleguen al panteón de los y las tenistas.
Rey Richard: una familia ganadora (King Richard) es un nombre bastante atinado para esta biopic. No se centra en la historia específica de Serena y Venus, tampoco el padre es del todo el protagonista porque las niñas entran todo el tiempo en acción. El entrenador, lo mismo: Rick Macci, con otra gran actuación de Jon Bernthal, tiene un rol importante en el relato y en gran parte de la película. Pero esta es la historia de la familia completa: su educación, el rol que juega la madre, Oracene Brandy Williams, en los momentos claves de la carrera de sus hijas e incluso sus hermanas, en constante apoyo.
El film —para no entrar demasiado en detalle y que la gente que no conoce la historia se sorprenda— sigue a Richard, padre de una familia clase media-baja que vive en Compton, una localidad del área de Los Angeles. Él tiene un plan para convertir a dos de sus cinco hijas en tenistas profesionales. Para lograrlo, armó una especie de guía con ciertos pasos y objetivos que muestra a empresarios y referentes en busca de su apoyo. Eso lo hacía en sus tiempos libres; mientras tanto, seguía con su trabajo de seguridad por la noche y tratando de cuidar a sus hijas de su barrio, del entorno y de las pandillas de manejaban las canchas públicas de tenis.
Con mucho corazón y buenas escenas de tenis (entrenamientos, canchas, partidos), pero sobre todo con actuaciones de primer nivel (Demi Singleton y Saniyya Sidney impecables a la hora de interpretar a las tenistas), Rey Richard tiene todo para ser una de las consideradas para el premio de la Academia y, aún mejor, de gustarle al público en general. Es una historia de superación con figuras de la vida real con logros extraordinarios —en el sentido estricto de la palabra—: la conquista de dos mujeres negras en un deporte de élite y manejado por hombres blancos.
Extensa, sí, con casi dos horas y veinte minutos, pero con un guion sólido lleno de fortalezas escrito por el debutante Zach Baylin, quien ya prepara Creed III. En la dirección está Reinaldo Marcus Green, responsable también de que la adaptación tenga toda esa explosión contenida para llegar al último tramo de la película con ganas de ver algo de acción.
La producción de la película es del también protagonista Will Smith junto a su esposa, Jada Pinkett-Smith. “En este papel interpretando a mi padre, llevó toda la película a un nivel completamente diferente. Está tan bien hecho y es un trabajo brillante”, confesó Serena Williams en la conferencia de prensa oficial cuando le preguntaron por el trabajo del actor como Richard. Lo cierto es que basta con llegar a los títulos finales y ver el documento audiovisual real. Will Smith logró por el tono, movimientos físicos y actitud, uno de los mejores papeles de su carrera.
Y más allá de que cae en lugares comunes, el film no abusa de ellos. Al contrario, aprovecha muy bien el foco elegido para contar una historia poco conocida y a la cual le sobran los condimentos. Sin abusar del golpe bajo o del drama extremo —en situaciones que se podría haber caído muy fácilmente— Rey Richard: una familia ganadora cumple con la agenda de Hollywood y también logra una muy buena película que ya conquistó un lugar en la próxima entrega de premios.
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