Vivimos en una época en la cual los superhéroes ocupan un lugar central en la ficción de cine y televisión. Ya son un género en sí mismo y los lugares comunes en los que suelen caer lo demuestran. Doom Patrol trae un aire fresco que la vuelve imprescindible: todo es posible aquí. La combinación del más insólito grupo de héroes condenados la convierte en una pieza exquisita y a la vez encantadora, que juega siempre al límite y nunca defrauda. Una verdadera fiesta para quienes buscan algo diferente, entretenido, profundo y a la vez lleno de humor.
Los protagonistas de Doom Patrol son un quinteto de héroes cuyos poderes les fueron otorgados de manera trágica, condenándolos al ostracismo y la marginalidad. Son lo contrario a los héroes conocidos, ya que no son aceptados ni forman parte de la sociedad.
Cada uno de ellos carga con un terrible trauma que deberá intentar resolver a lo largo de la historia. Kay Challis (Diane Guerrero) una joven con personalidades múltiples, cada una de ellas con un poder diferente. Rita Farr (April Bowlby) una actriz del Hollywood clásico que en un rodaje queda expuesta a un gas tóxico y su cuerpo cambia de forma, inicialmente sin control alguno, expandiéndose de forma monstruosa. Larry Trainor (Matt Bomer) un piloto de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que sufre un accidente que lo desfigura cuando entra en contacto con un espíritu negativo. Victor Stone (Joivan Wade) un superhéroe salvado por su padre, que es mitad humano y mitad máquina. Y finalmente Cliff Steele (Brendan Fraser) un piloto de NASCAR cuyo cerebro fue trasplantado a un cuerpo de robot bastante primitivo.
Todos estos personajes tienen un jefe, un creador, un padre simbólico, llamado Niles Caulder (Timothy Dalton) al que quieren pedirle una guía o una explicación acerca de su condición. Imaginan que él les dirá si eventualmente podrán tener una vida o formar parte de la sociedad. Tanto los cinco protagonistas como el jefe Caulder son una suma de referencias, citas, parodias y homenajes a personajes de la literatura, el cine, el comic y la televisión. Todo mezclado y multiplicado a un nivel tan sofisticado que no es necesario saber de dónde sale cada una de esas referencias. El surrealismo pasado por ácido con el que se estructura la trama en los primeros episodios le permite al espectador esperar cualquier cosa, olvidarse de todo lo clásico y disfrutar del delirio.
No todos los capítulos tienen la misma consistencia, lo que es lógico cuando la apuesta es tan grande y amplia. Los nazis se mezclan con los viajes espaciales, hay cucarachas gigantes y un personaje que es una calle. Con total naturalidad el melodrama se da la mano con la comedia más irreverente y de la violencia se pasa a la ternura sin escalas.
Doom Patrol no es un producto para niños. Su contenido sexual, la madurez de sus temas, lo impactante de algunas escenas, le pertenecen más al mundo adulto. Pero el público más conservador, acostumbrado a Superman o Capitán América, se sentirá desafiado por esta historia. La gracia de Doom Patrol es que siguen siendo héroes, a pesar de todo.
La temporada uno tiene una estructura para presentar a los personajes que es digna de ser destacada. Cada mundo en particular es una mirada sobre conflictos humanos, aunque ninguno de los protagonistas lo parezca del todo. La gracia de la serie es hablar de aquellos tópicos del presente pero con un poco más de sofisticación que la mayoría de las series. Solo tropieza cuando intenta subrayar aquello que cualquier espectador entiende sin tener que hacer tantas aclaraciones. Mientras tanto se divierte, salta por las épocas y las dimensiones, se lanza a la locura con euforia y en el medio nunca, pero nunca, deja de ofrecer algo sorprendente.
También se le agradece a esta gran serie el recuperar algunas figuras de otras épocas. Timothy Dalton, Brendan Fraser y Matt Bomer (aunque estos dos últimos muestren su rostro muy poco) son actores que le dan un toque extra a la que posiblemente sea la más original serie de superhéroes de la actualidad: Doom Patrol, donde todo es posible.
SEGUIR LEYENDO: