Liam Neeson es uno de los actores que más impacto ha generado desde la década del 90 hasta el día de hoy. Cuando era joven lo supimos ver como un jovencito sacerdote jesuita en la película La misión (filmada en Argentina en la provincia de Misiones). Luego alcanzó el prestigio cuando interpretó a Oskar Schindler en el filme de Steven Spielberg y al rebelde irlandés Michael Collins. Ya entrados los 2000, descubrimos otra cara de este actor cuando formó parte de Realmente amor y luego todas las películas de acción que sucedieron a esta cinta, y en muchas de ellas buscaba a su hija desaparecida y secuestrada. Este jueves 18 de noviembre llega a los cines, Riesgo bajo cero (Ice Road), una película de acción filmada íntegramente en escenarios naturales en la fría localidad de Manitoba en Canadá. Tras el derrumbe de una remota mina de diamantes situada en el norte de Canadá, un conductor de vehículos especializado en rutas heladas (Neeson), junto a su hermano que tiene una discapacidad, encabeza una misión de rescate a través de un océano congelado para rescatar a un grupo de mineros atrapados. En este grupo se encuentra una joven nativa (Amber Midthunder) y otro compañero bastante sospechoso. Las escenas de acción y adrenalina no tardan en aparecer y Liam nos muestra su capacidad para moverse como pez en el agua en este género.
En comunicación en exclusiva con Infobae, Liam nos contó acerca de su experiencia filmando en nuestro país, su pasión por la pesca con mosca y su cinta favorita.
Riesgo bajo cero se filmó con un frío extremo, ¿cómo fue la experiencia de trabajar con temperaturas tan bajas?
Hacía mucho frío, mucho, pero a mí me gusta el clima frío. Hice varias películas en el frío y no sé, cambia tu cerebro y colecciona pensamientos de una manera diferente, que en el calor no lo hace. A mí personalmente me gusta, me gusta acomodarme en todas esas capas de ropa.
Una de mis películas favoritas suyas es un viejo filme. Se trata de The Mission (La misión) que se filmó en Argentina. ¿Qué recuerdos tiene de esta película y cuál fue su experiencia durante el rodaje?
Yo absolutamente lo amé, lo amé. Amé estar en Argentina. La película tenía un guion increíble con un reparto extraordinario, Robert de Niro y Jeremy Irons... ¡Dios mío, parece que pasó toda una vida! Y trabajar con esos indígenas, con las tribus colombianas, y cuando llegamos a Argentina, las Cataratas del Iguazú, ¡Dios mío! Un lugar extraordinario. Solíamos alejarnos de ellas yendo hacia el set y veíamos a estos tucanes con tanta vida salvaje, ¡y esas mariposas! Fue simplemente encantador, absolutamente encantador. Luego he vuelto a Argentina a hacer pesca con mosca.
¿Y La Patagonia?
¡Ah sí! ¡La Patagonia! ¡Wow! La amé, me encantó, no puedo esperar a volver, lo digo en serio. The Mission tiene un lugar muy especial en mi corazón. Muy, muy especial.
Y si tuviera que elegir uno de todos sus personajes, ¿cuál ha sido el más significante para usted en su carrera?
Personalmente, para mí sería Michael Collins que fue revolucionario irlandés. Me gustan las figuras controversiales y él fue una figura controversial. Aunque fue asesinado en 1922, es para mí el favorito. Neil Jordan la dirigió y el viernes viajo a Barcelona para empezar otro película con Neil, a interpretar a Phillip Marlowe, el famoso detective privado, con Jessica Lange y Diane Kruger.
Si pudiera decirnos en pocas palabras por qué deberíamos ir al cine a ver Riesgo bajo cero ¿qué nos diría?
Creo que la deberían ver porque que es emocionante, hay acción, hay mucha emoción, y hay acción que creo que el público no vio nunca antes en el cine, porque no es pantalla azul no es pantalla verde, es real, fue grabada muy arriba en Canadá del norte, en condiciones extremadamente frías, no se hizo en un estudio. Entonces nada es artificial, todo es real, y unas de las estrellas de esta película son esos camiones gigantes.
¿Fue su primera vez manejando esos camiones?
Sí, adentro de ellos son como pequeños apartamentos de Nueva York. ¡Ja! Fue emocionante manejarlos, no los manejaba todo el tiempo pero sí algunas veces. Y el hielo, era hielo grueso, pero era real, podías ver el agua debajo. Nunca podías dar por sentado que te iba a sostener porque estaba derritiéndose gradualmente. Teníamos Wranglers de hielo todo el tiempo por si acaso algo pasaba. Recibíamos instrucciones de seguridad todas las mañanas, y en dado caso de caer en el hielo, tendrías 60 segundos para controlar la respiración, pero pasando los 60 segundos, bueno, ya sabes.
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