Escrita por Graziano Diana y dirigida por Marco Tullio Giordana, Yara es una película que llegó desde Italia directo a Netflix. Y se convirtió en pocos días en una de las ficciones más elegidas por los suscriptores de la plataforma, a pesar de que el caso no fue tan conocido afuera de las fronteras de la península itálica.
El filme recorre un caso real sucedido hace más de 10 años. Yara Gambirasio tenía por entonces 13 años y, luego de tomar su clase de gimnasia rítmica en el Centro Deportivo Brembo, desapareció sin dejar rastros. (ATENCIÓN SPOILERS). La niña estaba entusiasmada porque el domingo siguiente participaría de una competencia con sus compañeras. Pero nada de eso sucedió: tres semanas más tarde la pequeña fue hallada sin vida en un descampado de Chignolo d’Isola, a 10 kilómetros de su ciudad. Los severos golpes en su cabeza y su cuerpo, hechos con mucha saña, no fueron la causa de su muerte. La hipotermia que sufrió Yara provocó su deceso.
Yara hace una reconstrucción paso a paso del caso, que ocupó los principales titulares en Italia. La jovencita era la segunda hija de un matrimonio y tenía tres hermanos, Keba, Gioele y Natan. La búsqueda de su femicida se llevó a cabo durante muchos años y estuvo a cargo de una mujer, la fiscal de Bérgamo Letizia Ruggeri (Isabella Ragonese en el filme) y del sargento Garro (interpretado por Thomas Trabacchi).
Ambos resolvieron realizar un ADN masivo en la localidad de Bremate, adonde residía Yara, y así fueron chequeando las coincidencias con el cuerpo de la niña. En total se realizaron 14 mil exámenes de ADN, que equiparó a un gasto de 2.850.000 de euros.
Un hombre tenía una coincidencia, pero ni él ni sus familiares directos (hermanos y madre) habían estado en el lugar del hecho. Su padre había tenido una relación extramatrimonial de la cual había nacido un niño. Todos los focos apuntaron allí, y de esa manera pudieron dar con el culpable, cinco años después del femicidio de Yara. Su nombre: Massimo Bosetti, un constructor de Mapello.
Su ADN fue cotejado con el encontrado en la víctima y la coincidencia fue del 99,9 %. A simple vista, Bosetti era un hombre de familia casado con una bella mujer, padre de tres niños y trabajador. Nadie podría siquiera sospechar que podría ser capaz de un hecho tan aberrante. El pedido de la defensa de la familia de Yara fue el de condena perpetua y la Justicia falló a favor. La investigación fue directo a la hipótesis de abuso sexual, aunque no se hallaron rastros en el cuerpo de la menor.
Una familia destrozada por la pérdida de una hija y una fiscal dispuesta a todo para ayudar a mitigar el dolor de unos padres que intentaron seguir viviendo como pudieron: Yara es el relato de un femicidio como tantos otros se suceden en Italia y en el mundo entero. Niñas o mujeres indefensas que no tienen la libertad de caminar por la calle sin que nadie intente violentarlas de alguna manera. La película es una propuesta para reflexionar sobre cómo se llevan a cabo este tipo de investigaciones y los prejuicios que enseguida se disponen contra las víctimas, sin tener en cuenta la verdadera historia.
Yara era una chica con el futuro por delante, amante de la música, del actor de moda y de la vida en familia. Podría ser cualquiera de las chicas que viven en nuestro país, que añoran una vida en libertad y sin violencia.
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