La Navidad nos está pisando los talones y las películas ambientadas en Christmas Eve se sucederán una tras otra hasta que comience el nuevo año. Se tratan generalmente de historias de amor ambientadas en las vísperas de la Nochebuena de los países ubicados al norte del ecuador, por lo tanto hay nieve, hace mucho frío y la gente viaja para encontrarse con familiares que casi no ven durante el año.
Con este espíritu llegó a Netflix ¡Qué duro es el amor! (Love Hard, su título en inglés), dirigida por el costarricense Hernán Jiménez. La actriz Nina Dobrev (una contracción del nombre Nikolina Kamenova Dobreva, nacida en Sofia, Bulgaria, hace ya 32 años) interpreta a Natalie Bauer, una periodista del sitio Slash Media de Los Ángeles que tiene citas a través de una aplicación (FlirtAlert). En esa búsqueda se genera un match con un muchacho, Tag (Darren Barnet, actor de Yo nunca, donde interpretó a Paxton Hall-Yoshida) con quien tiene muchas coincidencias. Con el buen mozo de Tag comienza a tener una relación a la distancia, y Natalie decide armar sus valijas para ir a conocer a este chico que vive en la costa este, en Lake Placid.
Pero la llegada a la casa de la familia le va a revelar a Natalie que el chico en cuestión usó las fotos de otra persona, y la apariencia de Josh Lin (Jimmy O. Yang), nada tiene que ver con las fotos del perfil de Tag.
En este enredo navideño se lleva a cabo la historia en la que Josh le propone a Natalie que finja ser su novia al menos hasta Navidad y que, en compensación, le presentará al verdadero Tag, el chico que le atraía físicamente a la joven y que fue su amigo de la infancia y luego se distanciaron. Natalie es víctima del catfishing (término que alude a la usurpación de identidad en las redes sociales), pero lejos de enojarse decide seducir a Tag con la ayuda de Josh, que cree que no tendrá nunca una mínima chance de que esta chica que tocó la puerta de su casa, se enamore de él.
Las situaciones confusas y los enredos no tardarán en aparecer, y lo que parecía que iba a ser una clásica Nochebuena se convierte en una serie de eventos inesperados donde de fondo siempre reina el amor. Natalie encontrará en la familia Lin ese cariño que le falta para completar su vida.
¡Qué duro es el amor! remite a dos términos que, unidos, forman parte de las películas navideñas preferidas de los personajes de Josh y Nat: Realmente Amor y Duro de matar. De hecho, muchas escenas que vemos en este filme remiten y son réplica de Love actually, la película Navideña por excelencia.
Como no podría ser otra manera, el filme cae en todos los clichés navideños que incluyen el armado del arbolito y todas su bombitas, los villancicos, el horneado de galletas, los sweaters con motivos navideños y los gorros rojos que emulan a Santa Claus.
Un capítulo aparte es la familia de Josh, que se compone de una madre clásica estadounidense (que en la mayor parte del filme está con el delantal de cocina puesto), un padre de origen asiático y su abuela, que resultan ser todos buenos personas. El conflicto en la familia es el hermano del joven (interpretado por el también costarricense Harry Shum Jr.), que siempre llama la atención de sus padres y lo deja al buenazo de Josh en segundo plano.
El recurso de insistir en mostrarnos que se trata de una película navideña hace que por momentos empalague al espectador y el vínculo un tanto forzado con Realmente amor provoca que la tensión y el amor se desvanezcan un poco. De cualquier modo, se trata de una clásica comedia que se deja ver por todos los públicos.
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