El diplomático Alejandro Alonso Sainz iba a ser el nuevo embajador de Argentina en España, pero finalmente el nombramiento no se concretará. La razón formal, que la comunicó mediante una carta que envió a la Cancillería, fue “motivos personales”, pero un viejo conflicto con trabajadores del Consulado de Barcelona, donde ejerció varios años, habría sido el motivo decisivo, pudo confirmar Infobae de fuentes oficiales.
La Embajada de España es uno de los destinos principales que tiene la diplomacia argentina, después de Estados Unidos y China, de similar importancia a Brasil y la representación en la ONU. Madrid es considerado la puerta de entrada a Europa y si bien Francia y Alemania tiene un peso clave, las relaciones históricas ubican a la sede en la madre patria como uno de los lugares más preponderantes. Allí también se dio uno de los conflictos más ásperos que tuvo Javier Milei con un mandatario extranjero: de hecho, el socialista Pedro Sánchez llegó a retirar su embajador en Buenos Aires.
El cargo había quedado vacante a fines de noviembre, cuando se anunció la salida de Roberto Bosch, quien ocupó ese puesto luego de haber sido número dos en la embajada durante la gestión de Ricardo Alfonsín, durante el gobierno de Alberto Fernández. Si bien se esperaba que la designación de Alonso Sainz se concretará antes del final de 2024, se terminó demorando y quedó definitivamente descartada.
El diplomático contaba con una amplia trayectoria como cónsul argentino en Barcelona, cargo que desempeñó durante ocho años consecutivos. Bajo su gestión, estuvo a cargo de una jurisdicción que incluía Cataluña, Valencia, Aragón, Andorra, Castellón, Huesca, Zaragoza y Alicante, representando a cerca de 150.000 argentinos residentes en la región.
Más allá del reconocimiento profesional por sus actividades en el Servicio Exterior de la Nación, un conflicto gremial con empleados a su cargo derivaron en un reclamo ante organismos internos de la Cancillería del gobierno anterior y también involucraron a las autoridades laborales de España. Más allá de esos antecedentes, en el Gobierno el perfil de Alonso Sainz no terminaba de convencer.
“Ya está descartado. En su momento se iba a proponer como embajador, se iba a pedir el plácet, pero finalmente él declinó la propuesta”, dijeron fuentes oficiales.
Un destino complejo
La tensión entre ambas los gobiernos de España y de Argentina escaló al máximo en mayo de este año, tras unas palabras pronunciadas por Milei en un acto de VOX que se celebró en Madrid, donde calificó como “corrupta” a Begoña Gómez, esposa del mandatario ibérico. Esas expresiones provocaron un terremoto político que generó un quiebre en las relaciones diplomáticas: el gobierno del PSOE primero llamó a consultas a su embajadora en Buenos Aires, María Jesús Alonso. Y ante la falta de disculpas del líder libertario, el gobierno socialista decidió retirar a su máxima representante en Buenos Aires.
En un principio la administración de Milei siguió como si nada e intentó respaldar y fortalecer a Bosch, pero las tensiones acumuladas con el canciller español José Manuel Albares llevaron a la determinación de apartarlo del cargo. Según trascendió, el funcionario saliente también tuvo problemas internos dentro de la embajada y con algunas autoridades europeas.
Aunque la sede argentina en Madrid seguirá por ahora vacante, la situación en Buenos Aires ya quedó normalizada. A finales de octubre del año pasado, Pedro Sánchez nombró a Joaquín María de Arístegui Laborde como embajador español en Argentina. Ese gesto marcó el inicio de un esfuerzo conjunto por recuperar la confianza mutua. Tras su llegada, Arístegui Laborde destacó que su principal objetivo era fortalecer los lazos bilaterales “en términos políticos e institucionales” que ambas naciones merecen. “La relación debe estar a la altura de la intensidad de los vínculos que unen a nuestros pueblos y sociedades”, expresó a través de un comunicado.