“El futuro llegó hace rato. Todo un palo, ya lo ves”, es una de las frases de la canción “Todo un palo”, que “Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota” dieron a conocer en 1988. Esas palabras fueron utilizadas días atrás por el senador kirchnerista Sergio Leavy para argumentar un proyecto que impulsa la creación de una comisión bicameral -cuándo no- para la “Regulación Estratégica e Integral de la Inteligencia Artificial (IA)”.
Según consta en el artículo segundo, la iniciativa establece “el estudio y análisis de las experiencias nacionales e internacionales en materia de regulación de la Inteligencia Artificial y otras innovaciones tecnológicas afines, a los efectos de elaborar la redacción de propuestas legislativas que establezcan un marco normativo orientado a la regulación estratégica”.
Además, impone un abordaje integral sobre “la actualización normativa de la legislación vigente ante su irrupción e impacto con el fin de garantizar la protección de los derechos humanos, la privacidad y la seguridad de los ciudadanos, fomentando la transparencia, la ética y la responsabilidad en su aplicación”.
La bicameral que demanda Leavy es más que ambiciosa: 10 diputados y 10 senadores. En el artículo siguiente, aparecen objetivos curiosos, como “incentivar en el sector privado la competitividad y fomentar un perfil exportador que promueva la generación de empleo nacional ante la irrupción e impacto de la Inteligencia Artificial”; “incorporar perspectiva de género y de cuidado al medio ambiente en las estrategias, planes y objetivos de la normativa a elaborar”; y “resguardar la salud, seguridad y los derechos fundamentales de las personas de existencia real o ideal”, entre otros.
En tanto, el “Honorable Congreso de la Nación proporcionará locación, insumos materiales, tecnológicos, logística, personal técnico y administrativo, así como el presupuesto correspondiente para el funcionamiento eficiente de la misma”. Un detalle no menor para estos tiempos.
“Cabe preguntarnos por qué no abordar esta regulación desde las comisiones de trabajo unicamerales permanentes de cada una de las cámaras legislativas, y la primera reflexión nos obliga a dimensionar que nos encontramos frente a la irrupción de una revolución tecnológica que no tiene su parangón con el pasado y que su abordaje requiere un enfoque transdisciplinario y no departamentalizado o de compartimentos estancos como el que poseen las comisiones de trabajo legislativas”, fundamentó Leavy.
El salteño, sin darse cuenta, destrozó a colegas de Diputados y el Senado hoy encargados de analizar este tema, como son las comisiones de Ciencia y Tecnología. Por caso, la de la Cámara alta es presidida por una colega suya, la rionegrina Silvina García Larraburu, que recién se constituyó en noviembre pasado, por lo que sólo tuvo menos de un mes de trabajo real antes del fina del período de sesiones ordinarias. Sobre esta situación, más que irregular, Leavy no presentó queja alguna.
“Sin lugar a duda aún no tomamos dimensión de la revolución que produce y producirá la IA en nuestras vidas, hábitos, conductas, relaciones, etcétera. Abordar una actualización de la normativa vigente frente al impacto de la IA implica un cambio de paradigma, el Derecho siempre actúa con posterioridad a los hechos, la norma llega tarde ante lo vertiginoso de los cambios sociales debido a la velocidad cada vez mayor en la que estos se producen en sociedades tan complejas como la nuestra”, señaló el senador.
“Para la regulación estratégica e integral contamos con legislación comparada que se configura como la única referencia a nivel internacional, que es la ley integral para regular la inteligencia artificial en la Unión Europea; por la que Europa no solo busca ofrecer un marco legislativo que impulse la competitividad e innovación en el sector de la IA a la par que proteger a sus ciudadanos, sino que también busca sentar el modelo normativo a seguir por el resto del mundo”, enfatizó Leavy.