Un reciente encuentro entre un sector de la Unión Cívica Radical (UCR) y representantes del oficialismo en la Casa Rosada ha intensificado las divisiones internas dentro del histórico partido político, que parece encaminarse a un quiebre interno de cara a las elecciones de medio término.
La idea de esto viene creciendo entre los dirigentes de boina blanca, pero el encuentro entre los 13 diputados del bloque que conduce Rodrigo De Loredo con el presidente Javier Milei sin una agenda institucional y parlamentaria clara terminó de dejar en claro el quiebre interno. “Ni siquiera le pidieron por el Presupuesto 2025″, se quejó un ex diputado radical que hoy es dirigente nacional.
Ese camino a las líneas de los libertarios ya no es disimulado. El expulsado radical Mariano Cantero reconoció que el encuentro fue organizado con la participación de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. El diputado confirmó que la reunión tuvo un enfoque electoral y expresó su visión sobre un posible armado conjunto con el oficialismo. “El electorado de Juntos por el Cambio está pidiendo que le vaya bien al Gobierno”, afirmó Campero.
Otro de los asistentes, Mariano Arjol, planteó la posibilidad de conformar un interbloque con La Libertad Avanza (LLA) en la Cámara de Diputados, una idea que ni siquiera se discute entre los miembros del bloque del PRO, principal socio hasta ahora de los libertarios.
La reunión en la Casa Rosada no pasó desapercibida para los sectores más críticos dentro de la UCR. Legisladores que integran el bloque Democracia para Siempre, conformado por radicales que rompieron con el bloque tradicional, cuestionaron duramente a sus ex compañeros. Fernando Carbajal diputado por Formosa, fue contundente al señalar en su cuenta de X (antes Twitter): “Nadie se hace oficialista gratis”. Por su parte, Manuel Aguirre instó a los otros diputados radicales a exigir al Gobierno el presupuesto 2025 y a evitar convertirse en una “colectora del oficialismo”.
Desde este sector se percibe que los movimientos del grupo liderado por Rodrigo De Loredo responden más a intereses electorales que a un verdadero espíritu reformista. Un dirigente radical opositor a Milei expresó: “Cuando te sentás dos horas a hablar con el Presidente sin una agenda institucional del país, significa que estás en diálogos de entendimiento y construcción política con el gobierno”. Además, advirtió que estas acciones parecen estar motivadas por un “mercado de pases” de cara a las elecciones de 2025.
Es en ese sentido que no descartan incrementar el pedido de expulsiones como ya sucedió con Mariano Campero, Martín Arjol y Luis Picat -que participaron de la reunión- por dar vuelta sus votos y votar en contra de las leyes impulsadas por su propio bloque.
La Libertad Avanza, liderada por Javier Milei, ha sabido capitalizar las diferencias internas dentro de la UCR. Según fuentes del oficialismo, el reciente encuentro en la Casa Rosada sirvió para abordar reclamos provinciales, pero el foco principal estuvo en las elecciones de 2025 y en el papel que este sector radical podría desempeñar en el Congreso.
En tanto, las tensiones dentro de la UCR no se limitan al ámbito nacional. En los distritos, las disputas internas también se hacen evidentes.
Un dirigente radical señaló que la falta de claridad en la oferta política del partido podría derivar en internas en varios distritos. “Es muy probable que en muchos lugares tengamos internas, más aún considerando que Juntos por el Cambio no tiene una estructura uniforme en todo el país”, afirmó.
Para el sector del radicalismo que se opone a las alianzas con La Libertad Avanza, el desafío principal de cara a 2025 será presentar una propuesta política clara y coherente. Según un dirigente, “la experiencia del año pasado nos enseñó que lo que más paga es tener en claro qué es lo que proponés”. En este sentido, advirtió que seguir a otra fuerza por especulación electoral “ya no es una opción viable”.
La UCR, que históricamente ha sido un actor clave en la política argentina, enfrenta ahora una encrucijada: definir si prioriza su identidad partidaria o si opta por alianzas estratégicas que podrían diluir su perfil. Mientras tanto, las tensiones internas y las disputas por el liderazgo continúan marcando el rumbo del partido en un contexto político cada vez más fragmentado.