Mauricio Macri estuvo activo el fin de semana. Habló y chateó desde el paraíso patagónico de Cumelén, su lugar en el mundo, con varios dirigentes del PRO. A algunos los considera leales y a otros les empieza a desconfiar. Sabe que la presión creciente de Javier Milei va a tener costos inevitables y percibe cómo empieza a crujir la unidad de su partido. Después del ultimátum libertario -”o vamos juntos en todo o vamos separados”- se vienen rupturas. Hay un cisma latente que sólo espera la oportunidad para manifestarse, que es el sector que se identifica con Patricia Bullrich, una de las ministras más valoradas por el Presidente. Las internas se agravan al mismo ritmo que se pierde apoyo popular y representación institucional y, en ambos casos, el PRO atraviesa uno de sus peores momentos. Una encuesta le puso números al presente: si se votara hoy, no sacaría más de 7 por ciento.
Antes de contar que Luis Juez pegó un portazo, que los gobernadores Rogelio Frigerio y Nacho Torres ya avisaron que las listas de sus provincias las van a negociar ellos sin intermediarios, y que hay un malestar creciente con Macri por priorizar la ciudad de Buenos Aires por encima de cualquier otro cálculo, puede ser útil para describir el escenario los detalles del último sondeo de opinión que difundió la consultora Aresco, que dirigente Federico Aurelio, uno de los analistas que más escucha el primer mandatario.
“En un ensayo electoral pensando en las elecciones del año que viene, el espacio de Javier Milei en alianza con el PRO de Macri lidera con claridad la intención de voto, con 15 puntos porcentuales más que el peronismo”, indicó el informe final correspondiente a diciembre del Estudio sobre contexto sociopolítico y socioeconómico que elabora Aresco, frente a un escenario polarizado entre dos grandes espacios, donde el sector Milei-Bullrich-Macri se quedarían con entre el 46,8% al 51,8% de proyección; y el panperonismo con entre el 33% y el 35,5%. “Ante una eventual fragmentación del espacio de La Libertad Avanza y el PRO, el espacio de Milei también lidera la intención de voto, con una diferencia de 11 puntos porcentuales con respecto al Peronismo”, indicó el trabajo, exponiendo que el espacio de Mauricio Macri solo obtendría entre el 6,4% y el 7% si fuera con lista propia.
En diálogo con Infobae, Federico Aurelio dio detalles sobre el estudio y aclaró: “Los porcentajes tienen que ver con proyecciones nacionales. En la provincia y en la ciudad de Buenos Aires, donde el PRO es más fuerte, los números varían. En la elección bonaerense, aunque parezca poco significativo 7% u 8%, puede ser el que defina si Milei le gana o pierde frente al peronismo”.
Ese paisaje está detrás de la frase que pronunció el Presidente en la entrevista que se conoció este fin de semana, al ser consultado por el director de Forbes Argentina, Alex Milberg, sobre si habría un acuerdo general para las próximas elecciones o distrito por distrito con Macri: “No hago ese cálculo. Me niego rotundamente. Eso es hacerle trampa al electorado. O vamos juntos en todo o vamos separados. Trampas al electorado, no. Los que estamos del lado de las ideas de la libertad, nos ponemos de este lado. Del otro lado no me interesa porque yo no estoy, no tengo nada que hablar con los kukas”.
Lo cierto es que después de esa declaración que tomó estado público el domingo, el presidente del bloque de Senadores del PRO, el cordobés Luis Juez, confirmó que está dispuesto a ir en la misma lista con La Libertad Avanza en su provincia. El dirigente mediterráneo es un rara avis: tiene su partido, el Frente Cívico, pero en la Cámara alta fungió hasta ahora como primus inter pares de una bancada de siete legisladores. Hasta ahora, porque en diálogo con Infobae confirmó que se va a alinear con Milei en las próximas elecciones sin pedir nada a cambio. “Es hora de ponerse del mismo lado. El que conduce es uno solo y ahora es Javier Milei. Yo me pongo a disposición, sin hacer cálculos y sin pedir nada”, explicó.
La definición de Luis Juez es importante porque era uno de los que estaba más alineado a la conducción política de Macri, más que la larretista Guadalupe Tagliaferro en el Senado, o que la diputada Laura Rodríguez Machado, del PRO de Córdoba, que en la última reunión se quejó ante los primos Mauricio y Jorge de la intervención que se ordenó en el partido provincial.
No es la única definición que se precipitó a partir de difundirse el ultimátum de Milei a Macri. Colaboradores del entrerriano Rogelio Frigerio y del chubutense Ignacio “Nacho” Torres reforzaron lo que ya se sabía: que los acuerdos electorales que tengan que definirse lo harán de manera autónoma y sin intermediarios con la Casa Rosada. Pero sobre todo, que están dispuestos a entablar negociaciones para unificar listas nacionales y confluir en los cargos provinciales y municipales, donde se juega el crecimiento de La Libertad Avanza como alternativa política de alcance nacional.
“La definición de Milei apunta más a la ciudad y a la provincia de Buenos Aires que a los demás distritos. Cada provincia va a negociar lo suyo. Lo que la planteó Milei a Macri es que, si no acepta un acuerdo y cede en el AMBA, se va a quedar sin nada”, explicó a Infobae una fuente que tiene diálogo con Milei y con Macri.
La ofensiva de Milei no es el único desafío que enfrenta Macri. Una tensión larvada anida en la Cámara de Diputados entre dirigentes que no son los que responden a Patricia Bullrich. Hay dirigentes que lo acompañaron en la última reunión del PRO que decidieron dejar de hablarle de política y que perciben que hay una prioridad en la cabeza del ex presidente por no perder la ciudad de Buenos Aires que le está haciendo perder la perspectiva nacional que tuvo el PRO. “Nos estamos convirtiendo otra vez en un partido porteño. Por momentos me dan ganas de dejar la política”, confesaba con amargura un dirigente del riñón macrista la noche del domingo.