Junio del 2004, poco más de un año del desembarco de Néstor Kirchner en Casa Rosada. Las crónicas de la época detallan que Eduardo Duhalde, supuesto aliado, muy importante para la llegada del santacruceño al poder central, mantiene un encuentro de más de dos horas en la Presidencia de la Cámara de Diputados, en el Congreso, con su titular, Eduardo Camaño, el jefe del bloque del PJ, José María Díaz Bancalari, y Alfredo Atanasof, uno de los principales operadores duhaldistas en territorio bonaerense. De la reunión trascendería que el ex presidente habría pedido el acompañamiento de los proyectos del gobierno, pero sin caer en la obsecuencia, y en la cumbre sobrevolaría un temor que, un año después, el duhaldismo comprobaría en carne propia hasta quedar reducido a una expresión minoritaria: la decisión del matrimonio Kirchner de independizarse definitivamente, y arrasar con ese sector para consolidar un nuevo proyecto político que gobernaría el país durante más de una década.
Mauricio Macri conoce la historia reciente, y es perfectamente consciente de que buena parte del entorno de Javier Milei -¿también el propio Presidente?-, especialmente su hermana y su pragmático asesor Santiago Caputo, propone en vísperas de la campaña electoral un plan similar al que, veinte años atrás, Kirchner ejecutó contra su antecesor en el bastión principal del peronismo para convertirse en el líder indiscutido del nuevo siglo.
Es el plan con el cual, según confiaron a este medio, los estrategas de La Libertad Avanza trabajan en este fin de año de cara a las elecciones, con foco en territorio bonaerense, con realidades diversas en el interior del país pero con un atractivo especial que a Macri le altera el humor de solo pensarlo: la posibilidad cierta de que el PRO caiga derrotado por primera vez desde que la gobierna en su casa matriz, la ciudad de Buenos Aires.
“Hoy no estamos pensando en una alianza electoral con el PRO”, aseguró por estas horas un dirigente que tiene un rol destacado en la estrategia electoral del gobierno. Aún a riesgo, tal como se plantea internamente, de darle un triunfo al kirchnerismo y que eso tenga, como se instaló, una repercusión negativa en los mercados.
A Karina Milei, la decisiva hermana presidencial que integra el “triángulo de hierro”, implacable y desconfiada, le adjudican la autoría intelectual de ese plan, delegado en la capital en Pilar Ramírez, y en la Provincia en Sebastián Pareja, su brazo ejecutor. Ambos tienen línea directa y cotidiana con la secretaria General y con Eduardo “Lule” Menem, mano derecha de la hermana del jefe de Estado. Colaboradores de Macri resaltaron que incluso en su momento -ahora hace muchísimo tiempo que no hablan- ella le ha dejado algún mensaje de WhatsApp sin contestar.
Para Macri, la provincia de Buenos Aires no es un distrito menor porque allí se encuentra todavía el epicentro del kirchnerismo que sobrevivió a la catástrofe electoral del peronismo del 2023 que se diseminó por buena parte del país. Pero en cabeza del ex mandatario no resiste comparación con la Ciudad, que considera propia y que dejó en manos de su primo Jorge, que este año hizo muchísimos esfuerzos para que LLA y el sistema político empezara a vislumbrar como una chance concreta una eventual derrota macrista no solo en el 2025, si no en la elección ejecutiva del 2027.
Se ve en las encuestas que se consumen tanto en la Casa Rosada como en el búnker del peronismo porteño: el PRO figura cómodamente tercero. Es un fenómeno que, desde que instaló su proyecto en la capital, Macri nunca experimentó. Por esa razón, el jefe de Gobierno está decidido a desdoblar el calendario porteño. Para separarse de la elección nacional, y tratar de guarecerse de una eventual crisis electoral con una performance decente en el plano local. No quiere volver a tener una negociación tan desgastante como la de la semana anterior, cuando salvó el Presupuesto gracias a una gestión eficiente de su ministro de Hacienda y la generosidad de Ramiro Marra, ayudado también por el desprejuiciado de Ezequiel Sabor, que se mostró solido desde el estrado.
En CABA, la relación está, por el momento, completamente rota. En tierra bonaerense, los macristas que todavía responden a Macri comienzan a mirar con algo de desesperación cómo empezaría a escurrirse la posibilidad de un acuerdo electoral, un escenario que, para colmo, podría dejar al kirchnerismo, también atravesado por internas muy severas entre Axel Kicillof y el cristinismo -el debate de esta semana por el Presupuesto provincial casi termina de fracturar la relación-, en las puertas su primer triunfo electoral en una elección de medio término en veinte años.
Veinte años después de la victoria aplastante de Cristina Kirchner sobre Hilda “Chiche” Duhalde.
Consciente de la seriedad del contexto al que se enfrenta, después de reconocer que este año se sintió “destratado”, con una serie de complejas disputas abiertas con Milei y, particularmente con el consultor Caputo -por ejemplo por la licitación de la hidrovía, que colaboradores del ex presidente están en pleno proceso de revisión y con una batería de presuntas sospechas-, Macri ratificó en persona, y mandó a instalar a través de sus asesores, que en 2025 presentará candidatos propios en todo el país.
En la provincia de Buenos Aires, sin embargo, se le plantea un dilema porque algunos de los principales referentes del PRO que, además, tienen que renovar sus bancas el próximo año, están cada vez más fanatizados con el proyecto libertario. Uno de ellos es Diego Santilli, al que hace poco un dirigente de La Libertad Avanza le dijo: “En vez de ‘Colorado’ te voy a empezar a decir ‘Violeta’”. El diputado, que tiene aspiraciones bonaerenses y mantiene buenos niveles de popularidad en ese distrito, tiene fluidísimos contactos con el Presidente, con Caputo y, en especial, con la secretaria General de la Presidencia y su entorno. Ya tuvo, hace meses, una comida con ella en la que le manifestó su afinidad. Podría tener más reuniones con ese mundillo en las próximas semanas. Hasta ahora, el legislador siempre planteó la necesidad de operativizar un acuerdo global.
Otro es Alejandro Finocchiaro, “Fino” para los amigos, el que, como Santilli, fue habilitado por Macri para negociar “acuerdos razonables” de tinte electoral con el Gobierno en ese territorio a través de Cristian Ritondo.
¿Macri los habilitó o no tuvo más remedio que aceptar que varios de sus referentes tienen cada vez más ganas de pasarse al bando libertario? En el esquema operativo de Karina Milei, y de Caputo, empezó en ese sentido lo que puertas adentro llaman la etapa del “carancheo”. Es lo que intenta desde hace tiempo Patricia Bullrich.
En ese contexto se explicaría la cerradísima defensa que Milei realizó este jueves desde Tucumán de la figura del jefe del bloque del PRO, del que aseguró, en la cena anual de la Fundación Federalismo y Libertad, después de la denuncia que recayó en Comodoro Py contra el presidente del partido en territorio bonaerense: “Está siendo víctima de operaciones justamente por ayudarnos y colaborar”. No hubo un solo dirigente macrista que haya ensayado un respaldo público tan contundente del diputado como ese. ¿Para quién fue el mensaje? ¿Es parte de la estrategia de “carancheo”? ¿Qué piensa Macri sobre esa denuncia?
En simultáneo, el mileismo activó una suerte de operativo de seducción a algunos dirigentes e intendentes del peronismo no K como Julio Zamora, de Tigre, o Fernando Gray, de Esteban Echeverría. También Juan Zabaleta, el ex intendente de Hurlingham que es capaz de tejer cualquier alianza política con tal de sacar a La Cámpora de esa localidad.
El viernes, hubo contactos entre enviados de Karina Milei y operadores de ese sector del peronismo para empezar a darle forma a una especie de acuerdo destinado a dividir al PJ en el bastión principal del kirchnerismo, para tratar de achicar la distancia, frente a un calendario electoral que todavía presenta una serie de dilemas, como la derogación o no de las PASO y el desdoblamiento de la elección provincial de la nacional que Kicillof tiene en mente pero que aún no definió.
El objetivo trazado por los estrategas electorales de Milei apunta a obtener en 2025 la mayor cantidad de diputados nacionales y, de ser posible, lo más leales posibles. En eso trabaja la hermana del mandatario, que a mediados de semana organizó una puesta con sus referentes del área metropolitana en un teatro porteño. Subió al escenario a Martín Menem, a Pareja y a Ramírez; a Manuel Adorni, que suena como postulante en la Ciudad, y a José Luis Espert, destinado a la Provincia. El diputado tiene un buen nivel de conocimiento y arrastra una promesa del presidente, pero su hermana todavía le desconfía: ella no olvida la campaña del 2021, tampoco la del 2023.
En la mesa estratégica de LLA se habilitó además, con la venia de los hermanos Milei, una negociación que ya está en curso con un diputado que también renueva el año próximo y que, en su momento, fue clave para que Cristina Kirchner perdiera la elección legislativa del 2017 y obtuviera la banca de senadora por la minoría. Se trata de Florencio Randazzo, apadrinado entonces por Alberto Fernández, que colaboró para que Esteban Bullrich, el candidato de Macri y María Eugenia Vidal, ganara la elección.