El Congreso de la Nación ha entrado en un periodo de receso, dejando atrás un año parlamentario marcado por la sanción de 44 leyes, de las cuales 31 corresponden a tratados internacionales pendientes de gestiones anteriores.
Este número puede resultar engañoso, ya que la Ley de Bases incluyó casi 300 normas, y la mayoría de las leyes sancionadas fueron acuerdos internacionales. Este contexto legislativo refleja un año de actividad intensa, pero con desafíos significativos aún por resolver, que no tendrán solución en las últimas semanas del año.
Desde el inicio del año parlamentario, bajo la administración de Javier Milei, la Cámara de Diputados se reunió en 15 ocasiones, 14 de ellas para tratar proyectos y una para una sesión informativa a cargo del jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Por su parte, el Senado llevó a cabo 12 sesiones: 10 con temario legislativo y dos informativas, una de ellas también a cargo de Francos y la otra de su antecesor, Nicolás Posse. Según reportaron fuentes, estas sesiones reflejan un esfuerzo por avanzar en la agenda legislativa, aunque no sin dificultades.
A pesar de las expectativas de los diputados por un llamado a sesiones extraordinarias, la falta de consensos y la negativa del Ejecutivo nacional a abrir la discusión del Presupuesto 2025 con la oposición —incluyendo en esa negativa a los sectores más dialoguistas— impidieron que se concretaran más reuniones de comisión y que se avanzara en diciembre por fuera de las sesiones ordinarias.
Este impasse ha dejado la agenda parlamentaria en espera, al menos hasta febrero, cuando el oficialismo podría intentar nuevamente convocar a sesiones extraordinarias, siempre y cuando cuente con el apoyo de los bloques que, hasta noviembre, se habían mostrado dispuestos a colaborar.
Entre los temas que quedaron pendientes en el Congreso se encuentran la privatización de Aerolíneas Argentinas, la reforma a la Ley 26.122, que regula el trámite parlamentario de los decretos del Poder Ejecutivo, la Ley Hojarasca, la amnistía por los delitos contra las medidas de aislamiento, la reforma electoral y política, el juicio en ausencia, la Ley Antimafia, los viajes del presidente y la reforma de los fueros de la política, entre otros. Según se informó, estos asuntos no han perdido su estado parlamentario, lo que significa que aún pueden ser retomados en futuras sesiones.
De acuerdo con el medio, a lo largo del año las reuniones de seguimiento parlamentario en la Casa Rosada con legisladores del PRO y otros bloques dialoguistas, encabezadas por el presidente de la Cámara, Martín Menem, fueron clave para intentar avanzar en la agenda legislativa. Sin embargo, la falta de acuerdos ha sido un obstáculo constante, dejando varios proyectos importantes en el limbo. Algunos otros, como el de Ficha Limpia, que perdió el PRO, quedaron sin tratamiento; La Libertad Avanza había asegurado que enviaría una nueva versión, algo que hasta ahora no se concretó.
En resumen, el año parlamentario en el Congreso de la Nación estuvo marcado por una actividad significativa en términos de sesiones y leyes sancionadas, pero también por la persistencia de desafíos políticos que han impedido avanzar en temas cruciales. Los bloques de La Libertad Avanza (LLA) y del PRO lograron mantenerse cohesionados desde el inicio de la gestión de Javier Milei. Sin embargo, 2025 será un año electoral en el que el PRO pondrá en juego varias bancas, mientras que los violetas (LLA) solo arriesgarán dos escaños.
La expectativa ahora se centra en el próximo periodo de sesiones extraordinarias, donde el oficialismo deberá trabajar para lograr los consensos necesarios que permitan destrabar la agenda legislativa pendiente.