En medio del caos de fin de año en la agenda legislativa, las declaraciones del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, sobre la eventual presentación de un proyecto para derogar o modificar la ley que garantiza el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) generaron ruidos en el Gobierno. Querían dejar atrás las controversias, y le restaron importancia a la iniciativa: aseguraron que no está en agenda, y se endilgaron exclusivamente al dirigente riojano.
Los equipos de comunicación no preveían que el delicado asunto del aborto se colara en la agenda pública, ni tenían planeado difundir ninguna idea en ese sentido. Cuando tomó vuelo, en el inicio de esta semana, lamentaron que se impusiera en la discusión en redes y medios, justo cuando la Casa Rosada intentaba correr el foco de las polémicas. Discutieron internamente de dónde había salido, evaluaron si “alguien” lo estaba promoviendo, y decidieron “bajarle el switch”, en palabras de un alto funcionario. “No está en agenda”, decretaron, tajantes, muy cerca de Javier Milei. En el círculo íntimo de Menem también acotaron que lo que dijo el jueves pasado fue “a título personal”, y ratificaron que no forma parte de la lista de prioridades de la Cámara baja.
En el mundillo libertario consideraron que no era el momento para traerlo a colación, sobre todo porque vienen de enfrentar una serie de reveses, justamente, en el ámbito legislativo. Desde la frustración del debate por el Presupuesto 2025, a la pelea con Victoria Villarruel, al caso de Edgardo Kueider, al principio de quiebre con los aliados de PRO, donde Mauricio Macri se puso en pie de guerra contra Milei. Todos esos frentes, además, siguen abiertos, inclusive en la Justicia, que ahora debe decidir si la sesión donde se expulsó al senador peronista filo libertario fue válida o no, como cree el primer mandatario.
“Yo soy pro vida. Pañuelo celeste, de acá a la China. Se puede hacer. Puede haber una ley para derogar la anterior o cambiar la que está. Podría ser un proyecto para el año que viene”, dijo Menem en una entrevista con el canal de streaming Neura. Horas después, la Casa Rosada le restó relevancia.
La respuesta al respecto del vocero presidencial, Manuel Adorni, que admitió que le había “llamado la atención”, no fue improvisada. En su conferencia de prensa de este martes, el ladero de Karina Milei relativizó el supuesto plan del oficialismo, que intenta con dificultad enfocarse en el factor económico y en las desregulaciones de Federico Sturzenegger, y busca evitar que se sumen más ruidos a la conversación política en el inicio del segundo año de mandato de Milei.
“No, no, no. Martín lo que dijo fue algo razonable. Le preguntaron si había chance, si existía la posibilidad de que la ley del aborto tuviera modificaciones, y él naturalmente explicó que, claro que sí, que se podría modificar con otra ley o derogándola. Él es lo que se llama “celeste” o “provida”. Pero en ningún momento... De hecho, me llamó la atención. Yo no lo estaba escuchando en vivo, lo escuché después, y en ningún momento dio a entender que eso iba a ocurrir”, dijo Adorni ante la consulta de un periodista acreditado en la Casa Rosada.
Hace un par de meses, el “triángulo de hierro” de Milei inauguró una mesa de comunicación para centralizar los mensajes gubernamentales liderada por Santiago Caputo. Y en ese equipo no estaba -ni está- planeado que la discusión sobre la legalidad del aborto se sumara al esquema, al menos por ahora. Por lo que las declaraciones de Menem provocaron sorpresa y cierto grado de incomodidad. Un libertario que tiene acceso a la mesa chica del Presidente deslizó una sospecha: que Menem buscó tener una cuota de protagonismo al dar una entrevista con uno de los periodistas más escuchados del universo macrista. “Quizá quiso disputarle protagonismo a Villaruel. Si fue así, fue muy burdo”, dijeron.
De todas formas, en la cúpula de Balcarce 50 se cuidaron de no cargar tintas contra el riojano que, como Adorni, es uno de los protegidos de Karina Milei. “Fue más bien que respondió una pregunta”, dijeron en la Casa de Gobierno para suavizar el malestar por su intervención. En realidad, las prioridades del oficialismo son la reforma de las PASO para el año que viene y los pliegos de los jueces Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para la Corte Suprema. Además, aún sienten los coletazos de la marcha atrás con las extraordinarias, que generó diferencias al interior del propio Gobierno, y el aparente “globo de ensayo” sobre el delicado asunto del aborto fue considerado un traspié.
Esto no significa que Milei no acuerde con el fondo de la cuestión. El jefe de Estado dijo a viva voz en varias oportunidades que estaba en contra de la IVE, pero sus voceros se cuidan de evitar el asunto, por ahora. En cambio, esperan lograr una mayoría en el Congreso para avanzar con esa batalla que, por ahora, están obligados a postergar. Y esta tarde festejaban que la conversación en torno al aborto se hubiera “apagado”.