En lo que dura un parpadeo, el Gobierno nacional anunció anoche la designación de un funcionario porteño como segundo de la Secretaría de Inteligencia (SIDE) y aceleró una reestructuración política del gabinete de la Ciudad de Buenos Aires que diseñaba Jorge Macri. Manuel Adorni, vocero presidencial, anunció ayer a las 21 que Diego Kravetz, hasta entonces secretario de Seguridad de CABA, había sido nombrado como subsecretario de Inteligencia del Estado. En la política porteña estallaron los teléfonos y los chats. La noche se extendió al infinito. La salida del dirigente era vox populi, porque tenía diferencias con Waldo Wolff, ministro de Seguridad del distrito. Lo que pocos asumían era que Kravetz saltaría a un lugar tan preponderante.
Una sucesión de episodios que se entre laza con las tensiones entre el PRO y La Libertad Avanza por la disputa de poder que ambos espacios mantienen en la víspera de un año electoral. Tras la salida de Kravetz, Macri apuró el reacomodo de su Gabinete. Esta mañana oficializó a Ezequiel Daglio, que era el segundo de Kravetz, como secretario de Seguridad de la Ciudad. Se trata de un dirigente de plena confianza de Patricia Bullrich: trabajó durante sus primeros años en la política como asesor de Juan Pablo Arenaza, legislador del PRO y alter ego de la ministra de Seguridad de la Nación. Junto al diputado Damián Arabia y al economista Martín Siracusa, integran el círculo más chico del bullrichismo.
En en el PRO y en la Ciudad leen la designación de Daglio como un guiño de Jorge Macri a Patricia Bullrich. En cierto modo, un signo de distención con la Casa Rosada. El jefe de Gobierno porteño se comunicó con la ministra de Seguridad de la Nación para anticiparle la decisión. La funcionaria asintió y felicitó al flamante reemplazo de Kravetz. El nuevo secretario de Seguridad porteño cultivó una buena relación con Waldo Wolff y en Uspallata valoran su cercanía con los vecinos, expertise que desarrolló en su rol previo, como un punto positivo para tener el pulso de la calle a la hora de operativizar la gestión en su nueva responsabilidad.
Pero los cambios en el Gobierno porteño eran, en verdad, más profundos. Mauricio Macri sugería mayor agilidad a la gestión. Desde la campaña de 2023, el ex presidente mantenía diferencias de criterio con Néstor Grindetti, Jefe de Gabinete porteño y dirigente histórico del macrismo. El líder del PRO había impulsado a Gabriel Sánchez Zinny para desempeñarse como coordinador de Gabinete, a la par del ex intendente de Lanús, para hacer un seguimiento técnico y detallado de la gestión. Grindetti tenía, originalmente, un rol más bien político.
No obstante, esa especie de bicefalía en la Jefatura de Gabinete porteña generó rispideces entre los funcionarios y descoordinaciones en la gestión. Esa situación se daba en simultáneo a las tensiones en Seguridad entre Kravetz y Wolff. Kravetz es un dirigente que construyó poder en Lanús bajo el ala de Grindetti. Llegó a la secretaría de Seguridad de la Ciudad con anuencia del presidente del Club Independiente por su conocimiento en la materia. Pero los disensos con el ministro del área fueron in crescendo y la convivencia se tornó insostenible.
La salida de Kravetz de la Ciudad era un hecho desde hace semanas. El funcionario lo había conversado con Jorge Macri y no encontraron una solución común a las tensiones dentro de Seguridad. Pese a esos roces, el funcionario resalta que bajo su gestión se logró la cifra más baja de homicidios dolosos en la Ciudad desde 1996. Sin embargo, Wolff achacaba problemas operativos y procedimentales que empañaban el vínculo político y personal.
Mientras tanto, Macri craneaba la reestructuración de su equipo de ministros. Pero la salida de Kravetz aceleró esos cambios. El funcionario le escribió un WhatsApp ayer por la tarde al Jefe de Gobierno para informarle que se iba a la Secretaría de Inteligencia. El alcalde no le respondió. Estaba molesto. “Casi que nos enteramos por los medios que se iba a la SIDE”, reclamaron en Uspallata ante Infobae.
Kravetz mantenía contacto asiduo con Sergio Neiffert, titular de la SIDE ligado a Santiago Caputo, por asuntos de seguridad e inteligencia relacionados a la gestión. Si bien hubo referentes del PRO que asociaron esa designación a Patricia Bullrich, con quien el dirigente de Lanús tiene una relación frecuente, en el bullrichismo se despegaron de esa incidencia.
En tanto, el alcalde porteño dio vuelta la página y avanzó con el rearmado de su esquema ministerial. Oficializó hoy a Sánchez Zinny como jefe de Gabinete, para hacerse cargo formalmente de la coordinación de la gestión, y se confirmó que Grindetti seguirá en el gobierno porteño al frente de una Secretaría con mayor alcance político, para hacer de nexo con la Nación, las provincias y los municipios. Será una suerte de ministro que se moverá en la articulación y construcción política del alcalde porteño.
Por la tarde, lo comunicaron oficialmente desde el Ejecutivo porteño: “El Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires informa que Néstor Grindetti toma a su cargo la misión de liderar temas estratégicos del Gobierno con las jurisdicciones municipales, provinciales y nacional. Asimismo, se informa que el Jefe de Gobierno de la Ciudad designó a Gabriel Sánchez Zinny a cargo de la Jefatura de Gabinete de Ministros”.
“Sánchez Zinny se venía desempeñando hasta ahora como Vicejefe de Gabinete porteño, y en esta nueva etapa tendrá bajo su responsabilidad el seguimiento diario de la gestión de cada una de las áreas del Gobierno de la Ciudad”, agregaron.
Y completaron: “Estos cambios se realizan para adaptar la estructura del Gobierno a las necesidades de la gestión y en el entendimiento de que esta etapa requiere nuevos criterios y encarar los futuros desafíos en beneficio de los vecinos de la Ciudad”.
Estos movimientos son el punto de partida. En Uspallata deslizan que se esperan más cambios en el Gabinete de la Ciudad. Jorge Macri busca relanzar su gestión. Al mismo tiempo, piensa en la estrategia electoral para 2025. Apuesta a sumar más volumen político en la Legislatura. Con esa idea, analiza desdoblar las elecciones locales para adelantarlas al calendario nacional. Una forma de distritalizar la campaña y separar el armado político porteño de lo nacional.
Tampoco abandona su idea de reformar la Constitución de la Ciudad. Sin embargo, esa propuesta aún se sigue evaluando, porque no hay certeza de tener el consenso político para concretarlo.