Tras la expulsión del ahora ex senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay tras el escándalo generado junto a su secretaria y más de USD 200.000 sin declarar en un paso fronterizo, el kirchnerismo respiró aliviado en la Cámara alta no sólo por la camporista Stefanía Cora, que reemplazará el peronista disidente, sino además por la imagen que dejó el recinto durante la sesión del jueves pasado, con un interbloque unido y que logró amortiguar, por ahora, internas que desgastaron por momentos a la bancada que comanda el formoseño José Mayans.
Desde tres despachos de diversa trascendencia política dentro del Frente de Todos coincidieron ante Infobae en la ventaja de haber terminado el año con una victoria en el recinto y, de yapa, las volteretas olímpicas del oficialismo y de opositores dialoguistas como la Unión Cívica Radical (UCR), un centenario partido que, a esta altura, ya ni siquiera encuentra un punto de partida.
Más allá de ello, desde dos de ellos reconocieron que hubiese sido mejor que se cruzaran las opciones sobre Kueider y que no quedara nada firme. Primero, para pegarle aún más a la Casa Rosada; y segundo, para volver a insistir sobre el tema cada vez que se hiciera una sesión e imposibilitar cualquier tipo de convivencia en la Cámara alta. “No los hubiésemos dejado debatir nada si estirábamos el papelón, aunque es cierto que no todos querían echarlo. Igual, al momento de la verdad, votamos todos”, reflexionaron.
En cuanto a las pujas puertas adentro, el kirchnerismo tuvo roces en el Senado ni bien se inició el Gobierno libertario, cuando la bancada quedó derrotada -ante el oficialismo y la oposición dialoguista- a la hora de votar a las autoridades de la Cámara alta y la repartija de comisiones. Los motivos son siempre los mismos: las órdenes cristinistas se acatan. Y la velocidad es cada vez mayor. Es una filosofía política que nunca cambiará, sin importar el resultado. Por eso los señalamientos ante la votación en particular de la ley Bases, o ante una llegada tarde a una comisión. Todo es informado y tiene sus consecuencias. Ni hablar de los vuelos exprés que tuvo que conseguir un puñado de viajantes para regresar al país entre el miércoles y jueves de la semana pasada. Sólo el santiagueño Gerardo Montenegro continuó -sin haber pedido licencia-, con la sumatoria de millas en el exterior.
Otros legisladores disienten. “¿Sabés lo que pasa? La única forma de hacer política acá es atropellando. Andá a preguntarle al Gobierno libertario si pide permiso. No es nada nuevo, ocurre hace muchos años. La mayoría está escondida; otros, se mueven. Y la única que lo hace desde hace ya un tiempo, por lo que pasó con la interna de nuestro partido -PJ-, fue Cristina Kirchner. De ahí a que me gusten sus formas es otra cosa. Sí tiene un problema grave, con una renovación que no existe. Eso es todo de ella. Y si no juega en 2025, también los de siempre esperarán agazapados su turno, y lo sabe. Ni hablar si es candidata y pierde a menos de un año de quedarse con el partido. Sería una catástrofe. ¿Nos fue bien el otro día? Sí. ¿Estoy tranquilo de cara a una campaña electoral? Para nada”, deslizó un senador ante este medio.
Otro legislador incluso contó que el escaneo de la rama ultra cristinista sobre el resto del interbloque es constante y agotadora por momentos, lo que genera tensión y nerviosismos injustificados. “Nos persiguen con boludeces y después te piden la sesión para echar a Kueider y sacar un comunicado sin consultar nada”, aseguró a Infobae.
Con la remoción del entrerriano, aterrizará Cora en la Cámara alta -si no hay extraordinarias, será a fin de febrero, con la sesión preparatoria para ratificar o, casi seguro, modificar autoridades- y el Frente de Todos pasará de 33 a 34 legisladores. A tres de recuperar el quorum y la mayoría.
Enfrentado quedará un disminuido oficialismo y una serpenteante oposición dialoguista con 37, ya que el radical Víctor Zimmermann estiró su licencia por un cargo en Chaco también hasta finales de febrero próximo. No renunció para no ser reemplazado por la experimentada ex diputada Alicia “la ponja” Terada, amiga íntima de la referente de la Coalición Cívica Elisa Carrió.