Javier Milei ostenta varios récords, pero tiene uno que, como presidente, lo posiciona en las últimas décadas por encima del resto: nunca un jefe de Gabinete renunció tan rápido. Nicolás Posse ejerció solo 169 días como ministro coordinador. Hay más: en su primer año de gestión, según el último informe del Observatorio de las Elites, el jefe de Estado removió de la administración central -sin organismos descentralizados- unos 67 funcionarios. Hasta ahora, la mayor marca desde 1983 a la fecha era de Eduardo Duhalde, que en el 2002 se deshizo o rotó a 46 colaboradores. Por momentos, Milei es impredecible, también implacable. A Florencia Misrahi, la ex titular de ARCA, ordenó echarla sin haberse juntado con ella ni una sola vez.
Hay muchísimos casos similares, y algunas excepciones, como las de Patricia Bullrich o Luis “Toto” Caputo -también Gerardo Werthein-, dos funcionarios que, por ahora, gozan de buena salud y figuran al tope de las preferencias del jefe de Estado. Pero hay dos asesores que, a un año del desembarco de Milei en la Presidencia, se consolidaron al frente del sistema de toma de decisiones. Se trata del “triángulo de hierro”, conformado, además del mandatario, por su hermana Karina Milei y el consultor Santiago Caputo.
Con excepción del rubro seguridad y el programa económico, la Secretaria General y el principal asesor presidencial concentran el manejo total de la gestión, y la relación con el sistema: entre los dos, manejan la política partidaria, buena parte del gabinete, la SIDE, el vínculo con el Congreso, la ex AFIP, el sindicalismo, el establishment, los medios, la comunicación y las redes -un pilar central del relato libertario-. Y analizan, en vísperas de la campaña, la mejor estrategia de cara a las elecciones de medio término en las que el Presidente necesita revalidar su gestión y engrosar sus bloques de legisladores en el Congreso.
Entre los dos existe, de todos modos, una diferencia sustancial: “La diferencia es que Karina tiene con Milei un lazo de sangre que Santiago no tiene”, aseveró una fuente que conoce los entretelones del gobierno libertario. Más allá de algunas versiones -¿hay una disputa real entre Caputo y Eduardo “Lule” Menem, mano derecha de la hermana del mandatario?-, la Secretaria General y Caputo mantienen una relación consolidada: “Están cada vez más cerca”, explicó un asesor presidencial. En las últimas horas, puertas adentro habían surgido algunos rumores por supuestas diferencias en torno a la avanzada del Ejecutivo contra Victoria Villarruel, orquestada desde el seno del Gobierno por la sesión del Senado en la que se decidió la expulsión de Edgardo Kueider, preso en Paraguay por intentar pasar la frontera con ese país con una mochila cargada con más de 211.000 dólares.
En los últimos días, en el sistema político hubo interpretaciones inquietantes sobre las consecuencias de ese episodio y la remoción del ahora ex senador entrerriano. Algunas de ellas dan cuenta de que se podría haber tratado de un mensaje directo al corazón del Gobierno, en particular al consultor discípulo de Jaime Durán Barba, que a mediados de año intentó ubicar a Kueider al frente de la comisión bicameral de inteligencia -a propósito, ¿puede haber, en el mediano plazo, movimientos en la ex AFI?-. El legislador consiguió su banca por el peronismo kirchnerista, pero este año trabó una relación estrechísima con la Casa Rosada. Tanto que la conformación del interbloque al que pertenecía, Provincias Unidas, se terminó de sellar con una cena en el departamento porteño del salteño Juan Carlos Romero que contó con la presencia de Caputo.
Son algunas de las razones por las que el asesor presidencial reaccionó, a través de sus cuentas en X, de manera furiosa contra la decisión del Senado. Y el “triángulo de hierro” aprovechó para cargar, por enésima vez, contra Villarruel. La Vicepresidenta había engrosado en el primer semestre del año su agenda con senadores y gobernadores. Cuando Caputo se hizo cargo de esos contactos, la avanzada contra la ex diputada se multiplicó desde ese momento.
El consultor extiende su poderío interno. El sindicalismo es una de las áreas que controla. Más allá de la relación con el área de Trabajo, el teléfono rojo con la CGT está en manos del asesor presidencial. Existe, por estas horas, una tensa negociación con Héctor Daer por la paritaria de Sanidad. Daer es uno de los sindicalistas preferidos de la Casa Rosada.
Karina Milei no cultiva tanto esas relaciones como Caputo, pero su papel es aún más fundamental: “Ella está para acompañar al presidente”, lo explica un colega. Es su sombra. “El Jefe”. En la cadena nacional de la semana pasada, por el año de la gestión, el jefe de Estado mencionó solo a su hermana: dijo que sin ella no hubiera sido posible. “Karina pone su gente para que se ocupe de todo. La subestiman, pero ella entiende perfectamente un montón de cosas que ocurren”, la defiende otro colega.
La hermana presidencial tendrá, en ese contexto, un rol central en la estrategia electoral del 2025. Si fuera por ella, La Libertad Avanza resolvería a solas la campaña y las listas legislativas. En la provincia de Buenos Aires, pero especialmente en la Ciudad, la casa matriz del PRO, el distrito de los primos Jorge y Mauricio Macri, que están cada vez más convencidos de que LLA quiere quedarse con el territorio, tan caro a los sentimientos del ex presidente. El jefe de Gobierno medita su próxima decisión, mientras define cambios en el gabinete: hay altas chances de que suspenda las PASO porteñas y de que desdoble el calendario.
En la Provincia, Sebastián Pareja, colaborador de la Secretaria General, armador bonaerense de La Libertad Avanza, trabaja por ahora detrás de una estrategia unilateral, sin acuerdo con el PRO, avalado por Karina Milei. ¿Caputo pretende lo mismo? ¿Quién quiere un acuerdo con el PRO en el 2025? El armador tiene una pésima relación con Cristian Ritondo.
“Pareja juega, con la venia de Karina, con el armado propio, con la idea de ir solos en todos lados. Pero saben que a último momento, Milei puede pedir acordar con Macri”, confió un asesor libertario. El Presidente hace rato que no se encuentra con su antecesor, pero sostiene la relación personal, más allá de los últimos chispazos que dañaron el vínculo. “Destrato”, sugirió el ex presidente en su último discurso del año, el viernes, en el hotel Abasto.
El jefe del PRO desconfía del Gobierno. En su entorno dicen que se prepara para presentar “listas propias” en todos los distritos. Y que sabe que, a partir del 10 de diciembre del 2025, tendrá menos diputados en el Congreso. La lupa está puestas en el área metropolitana. ¿Puede haber una alianza en territorio bonaerense pero no en la Ciudad? ¿Y al revés? En la casa matriz macrista podría haber novedades en breve. En estos días, el vocero Manuel Adorni, que tiene buenos números en ese distrito, se involucraría de lleno, públicamente, en la disputa, como un coletazo de la aprobación, ajustada, del Presupuesto porteño. La Casa Rosada, en paralelo, agita la figura de la ministra de Seguridad, un dolor de cabeza para el ex presidente.
Karina Milei quiere legisladores leales. En eso trabaja de cara al año próximo, en la búsqueda de dirigentes fiables para que entren al Congreso a partir de diciembre del 2025. La posibilidad de una candidatura propia se diluyó en el último tiempo. No solo para quedarse bien cerca del Presidente -tras la salida de Posse, ocupó la oficina de la Jefatura de Gabinete, continua a la del jefe de Estado-. También para evitar involucrarse en la discusión pública. Su discurso errático de Parque Lezama, de octubre, le dejó una sensación muy amarga. Se había preparado durante varios días, y el resultado no fue el esperado.
Puertas adentro, sin embargo, la Secretaria General es tan implacable como su hermano. Incluso más que el presidente. ¿El encuentro con Claudio “Chiqui” Tapia, el jefe de la AFA, sirvió además para enviarle un mensaje a los Macri? Tapia prepara su desembarco en el CEAMSE, como venganza a la decisión del jefe de Gobierno, pero especialmente de su primo, de correrlo de ese organismo. Entre el Gobierno y la AFA persiste, de todos modos, una disputa central. No son las sociedades anónimas. Es el decreto 1212 que Sergio Massa restituyó como ministro de Economía, que la Casa Rosada amenaza con volver a derogar y que, en ese caso, le propinaría un perjuicio económico a los clubes.
En ese rubro, el consultor Caputo no tiene, a priori, ninguna injerencia. Es una de las pocas áreas que desconoce. Tampoco pudo involucrarse nunca en Capital Humano, el ministerio de Sandra Pettovello, íntima amiga del Presidente. La ministra y el asesor se llevaron pésimo durante todo el año. Dicen que por cuestiones de gestión. Dicen también que, en los últimos tiempos, sellaron una incipiente tregua. Que el propio Milei habría intercedido. Ella tuvo un gesto conciliador: en la cena de la Fundación Faro, en Puerto Madero, hace un mes atrás, la funcionaria le pidió a Daniel Parisini, conocido como “El Gordo Dan”, un ciber militante referenciado en Caputo, una foto juntos, en compañía de otros influencers. Bandera blanca.