En una nueva actividad en Italia, a dónde llegó ayer viernes y, entre otras cosas, se reunió una vez más con la premier Giorgia Meloni, el presidente Javier Milei volvió a defender hoy su Gobierno y le envió un mensaje a quienes dudaban de su capacidad de gestionar.
Durante su exposición de poco más de 20 minutos en la convención “Atreju”, la convención nacional de la antigua Azione Giovani, la sección juvenil de Alleanza Nazionale que ahora se convertió en Gioventù Nazionale después del nacimiento de Fratelli d’Italia, el partido de ultraderecha de Meloni, el mandatario también repitió su “decálogo político” que había presentado días atrás en Buenos Aires, durante la cumbre de la CPAC.
“Contra todos los pronósticos de los analistas y políticos profesionales, creían que íbamos a durar tan solo un par de meses y que no estábamos capacitados para gobernar. Tuvieron que tirar a la basura todos sus manuales”, resaltó Milei en el inicio de su discurso, al recordar que, días atrás, había cumplido un año al frente de la Casa Rosada.
Antes de esas palabras, el Presidente resaltó que “los argentinos y los italianos estamos unidos por un linaje común y lazos de sangre profundos que datan de varias generaciones. Por eso, más que estar entre amigos, siento que estoy en familia”. El dirigente argentino recibió aplausos y ovación cuando lanzó fuertes críticas a la izquierda y a “la casta”.
“Soy economista, no soy político. De hecho, siempre desprecié a los políticos por el daño que le hicieron a mi país”, continuó Milei y analizó que el año pasado, en la elección argentina, “todas las fórmulas y recetas de la comunicación política profesional fracasaron, la mayoría de la gente eligió algo diferente”.
“Tengo mis propias recetas, que no son políticamente correctas ni tan profesionales, pero hasta ahora nos han dado resultado”, agregó.
Luego, en lo que constituyó el núcleo duro de su discurso, reiteró su decálogo político, que ya había presentado en el acto de la CPAC.
Entre otras cosas, resaltó que “es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable”; “nos importa un rábano la opinión de los políticos sobre casi todos los temas”; “nunca hay que negociar las ideas para rascar un voto”; y “a diferencia de la economía, la política y el poder es un juego de suma cero”.
Luego expresó que “la única forma de combatir el mal organizado es con el bien organizado”. Fue en ese momento cuando dejó una frase que apunta directamente a las internas que se viven en La Libertad Avanza, principalmente con la vicepresidenta Victoria Villarruel: “Por creer que los liberales no somos manadas, muchos han caído en el error de no organizarse. Por eso en nuestro gobierno somos implacables: el que viene con agenda propia y no acata la línea del partido, es expulsado. Voy a tomar una frase de aquí: Roma no para traidores”, advirtió.
Enseguida continuó con sus referencias políticas al afirmar que “cuando el adversario es fuerte, la única forma de derrotarlo es con una fuerza mayor”; “retroceder nunca, la mejor defensa es siempre un buen ataque”; “dar la batalla cultural desde el poder es una obligación”; “lLa única forma de combatir al socialismo es desde la derecha”; y “nosotros defendemos una causa justa y noble, mucho más grande que cada uno de nosotros”.
En la última parte de su exposición, Milei aseguró que el mundo está “ante un cambio de época, en el que el sistema global de castas está colapsando” y pidió estar “a la altura de este movimiento histórico”.
Incluso, se tomó un momento para citar nada menos que a Lenin, el líder del movimiento bolchevique que impulsó la revolución comunista en Rusia y lideró la creación de la Unión Soviética.
“Como decía Lenin, que si bien era un zurdo reventado, dice cosas interesantes y hay que escucharlo, sin teoría revolucionaria no puede haber un movimiento revolucionario”, expresó Milei tras resaltar sus consignas políticas.
En la previa de la cumbre Atreju, la primera ministra de Italia le otorgó la ciudadanía de ese país a Milei y a su hermana Karina, secretaria general de la Presidencia, en reconocimiento a la “descendencia”. El Presidente habría comentado a la premier que él y su hermana son “75 por ciento italianos”, puesto que su abuelo paterno llegó a la Argentina desde la península itálica y que, por su línea materna, también corre sangre italiana.
Las raíces italianas del Presidente se remontan a su abuelo Francesco “Ciccio” Milei, un inmigrante calabrés que llegó a Argentina en 1926 cuando apenas tenía ocho años, en plena ola migratoria. Javier Milei es hijo de Norberto Horacio Milei, el mayor de los dos hijos de “Ciccio”, y de Alicia Luján Lucich, en cuyo árbol genealógico se entrelazan los orígenes italianos y croatas.