Es un dato inédito y revelador de hasta dónde se está agrietando el poder del Sindicato de Camioneros: trabajadores de recolección de residuos de la ciudad de Buenos Aires promueven asambleas desde hace dos días en algunas empresas, sin el aval de los delegados, para protestar a los gritos y entre insultos por el acuerdo alcanzado entre Hugo Moyano y el gobierno de Jorge Macri por el cual no se pagarán indemnizaciones a los 6.000 empleados de la actividad.
Lo que hizo estallar a los trabajadores de las 6 empresas que brindan el servicio en la ciudad de Buenos Aires es la no aplicación de la “Ley Moyano”, como le dicen coloquialmente a esa norma no escrita por la cual Camioneros viene logrando desde 1998 que cada vez una empresa gana una concesión de servicios o cambie de accionistas, despida al personal, lo indemnice y lo vuelva a contratar.
El problema, según fuentes sindicales y empresariales, fue que los delegados recién les confirmaron esta semana a los trabajadores del sector sobre el acuerdo, alcanzado el 5 de octubre pasado, por el cual no se pagarán las indemnizaciones, pero sí una compensación para los empleados próximos a jubilarse y a quienes arrastran algún problema de salud desde la pandemia y no pudieron seguir cumpliendo sus tareas. En el combo se incluyó la firma de un acta que le pondrá un cierre al conflicto por la anulación de la preadjudicación del sistema de acarreo que decidió Jorge Macri en julio pasado y que desató una batalla con el gremio, que incluyó la paralización de la recolección de basura.
“Hubo un problema de comunicación del gremio con la gente, pero se abrió un conflicto inédito porque muchos trabajadores ya habían gastado a cuenta pensando en la indemnización que les correspondía”, dijo a Infobae un dirigente al tanto de la interna de Camioneros.
La información oficial sobre ese acuerdo, anticipado por Infobae, hizo que los trabajadores de algunas empresas impulsaran asambleas espontáneas, sin el consentimiento de los delegados, en donde se multiplicaron las quejas destempladas e insultos contra Pablo Moyano y Marcelo Aparicio, el número 3 del Sindicato de Camioneros. Incluso reclamaron a los gritos que den la cara los dirigentes del gremio. Por ahora, la bronca de la gente no le apuntó de lleno a Hugo Moyano.
Circulan videos de una veintena empleados de una empresa discutiendo acaloradamente con un delegado y otro en el que varios trabajadores le gritan “traidor” a un líder de Camioneros mirando a la cámara de quien filma con su celular, es decir, sin miedo de que esa grabación se difunda.
El primer apuntado por los trabajadores sería el secretario de la Rama de Recolección del Sindicato de Camioneros, José “Teta” Garnica, quien aún no habría aparecido en los lugares de trabajo y debería haber informado en su momento acerca del acuerdo logrado entre el gremio y el gobierno porteño.
El malestar salpicó a Pablo Moyano porque fue el dirigente que en junio pasado, fiel a su estilo confrontativo, advirtió públicamente: “En octubre, cuando se termine el contrato de la recolección, las empresas de la ciudad de Buenos Aires van a tener que pagar la indemnización”.
Luego de que Mauricio Macri acatara por primera vez esa “ley” cuando fue jefe de Gobierno porteño y Horacio Rodríguez Larreta hiciera lo mismo durante su gestión, Jorge Macri mantuvo su negativa a pagar esas indemnizaciones, esta vez con el argumento jurídico de que los contratos fueron prorrogados en 2020 por cuatro años. Es decir, vencerán recién el 30 de septiembre de 2028.
Cerca de la fecha del supuesto vencimiento, Hugo Moyano apartó a su hijo Pablo del tema y negoció personalmente con Clara Muzzio, vicejefa de gobierno porteño, con quien terminó acordando el 5 de octubre pasado que no se pagaría la indemnización y, a cambio, se negociarían compensaciones para quienes estén cercanos a la jubilación y con problemas de salud, además del punto final para el conflicto por el acarreo porteño: esos empleados mantendrán su status laboral, en relación de dependencia y con el mismo convenio de Camioneros, y se discutirán otros beneficios, como pedidos de uniformes y el compromiso de que no les quitarán tareas si se incorporan grúas nuevas, además de contemplar los puntos que pide el gremio cuando se llame a una nueva licitación.
Luego de las asambleas del lunes, más agresivas, las que se hicieron este martes incluyeron el trabajo a reglamento en algunas empresas. En el gobierno porteño creen que el conflicto no seguirá creciendo y le restaron dramatismo: “Fue en el turno noche de una empresa, y el trabajo a reglamento, que hace que el servicio funcione en un 35% de su capacidad total, llegó al 80%”.
Aunque el malestar interno no continúe escalando, el tema preocupa a los Moyano, que no saben aún cómo conformar a los trabajadores rebeldes y, sobre todo, están muy inquietos porque es la primera vez que las bases increpan a sus líderes y les hacen saber su bronca por la gestión.
Para colmo, este cuadro explosivo coincide con la renuncia de Pablo Moyano a la CGT luego de que su padre lo desautorizó en la idea de hacer una protesta contra Javier Milei. En un gesto inusual, Hugo Moyano visitó este martes al secretario de Trabajo, Julio Cordero. Una señal hacia el Gobierno que pone al rojo la interna camionera: allí habría hablado del alejamiento de su hijo mayor de la central obrera y también de las negociaciones salariales de su gremio. Está reclamando aumentos mensuales del 5% para el trimestre diciembre-febrero 2025, pero el Ministerio de Economía exige que los incrementos no superen el 3% por mes, a tono con la inflación prevista para este último bimestre.
El malestar de los trabajadores porteños de la rama de recolección de residuos será otro elemento de presión para un Sindicato de Camioneros que suma indicios de un poder que se resquebraja.