A pesar de la frialdad con su par brasileño durante el pasado G20 y la decisión de no enviar al Canciller, Gerardo Werthein, a un evento a realizarse mañana en Roma por el 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre la Argentina y Chile, Javier Milei activó semanas atrás, vía decreto de necesidad y urgencia (DNU), ejercicios militares con ambos países.
En concreto, las actividades ya realizadas de las fuerzas en los planes “Cruzex” y “Viekaren” forman parte del usual combo de salida de tropas nacionales y el ingreso de extranjeras para ejercicios conjuntos -15, en total- que envía el Ejecutivo cada año al Congreso. En este caso, para el plazo comprendido entre el 1 de septiembre último y el 31 de agosto de 2025.
La iniciativa ya fue aprobada en Diputados, aunque su tratamiento se demoró en el Senado, que comanda Victoria Villarruel. Más allá de haber obtenido dictamen en la Cámara alta, nunca llegó al recinto y el Gobierno encontró allí la luz verde para el DNU.
Sobre “Viekaren”, la Casa Rosada argumentó que el mismo tendría “lugar en el espacio marítimo correspondiente al Canal Beagle, entre los días 4 y 10 de noviembre del presente año, en virtud del acuerdo firmado entre las Fuerzas Armadas de la REPÚBLICA ARGENTINA y de la REPÚBLICA DE CHILE, en el marco de las celebraciones por el 40° aniversario del Tratado de Paz y Amistad firmado entre ambas naciones, así como otros actos que se realizarán conjuntamente en tal sentido”.
El Ejecutivo agregó que “Viekaren” se “viene realizando anualmente desde el año 1999, con el propósito de incrementar el adiestramiento combinado y la interoperabilidad entre ambas Armadas, buscando mejorar la capacidad de respuesta en operaciones frente a una emergencia en el marco de la salvaguarda de la vida humana en el mar, así como también ante sucesos de contaminación marina, sobre la base del control del tránsito marítimo, respetando los criterios de acción impuestos por el marco legal y su reglamentación correspondiente”.
Por su parte, para el “Cruzex”, concretado en la ciudad de Natal (Brasil) entre el 3 y 15 del corriente mes, el Gobierno fundamentó que “ofrece una plataforma única para integrar las operaciones aéreas argentinas con las de otras naciones participantes”, lo que “implica la adopción de protocolos de comunicación, procedimientos tácticos y estructuras de comandos comunes, esenciales para misiones combinadas eficaces, lo que ayuda a estandarizar los procedimientos operativos, facilitando la participación de las Fuerzas Armadas argentinas en futuras operaciones multinacionales”.
Desde el oficialismo también dejaron en claro que participar de dicho ejercicio con 16 naciones fomenta “las relaciones diplomáticas y militares, las cuales son fundamentales para la seguridad, el fomento de la confianza y la cooperación regional; señalando su compromiso con la estabilidad regional y la seguridad internacional, mejorando su reputación como socio confiable, demostrando las capacidades de operaciones aéreas del país, sirviendo como disuasión frente a posibles adversarios al mostrar preparación, fortaleza y su compromiso con la defensa cooperativa, con una mejor visibilidad en el escenario internacional”.
Bajo dicho escenario fue que la Casa Rosada opinó que “la no participación en los mencionados ejercicios afectaría significativamente el adiestramiento de nuestras Fuerzas Armadas en operaciones combinadas con otras Fuerzas Armadas del continente, así como también las relaciones bilaterales y multilaterales en la región, en atención a los compromisos asumidos” por la Argentina.
Guiño de Villarruel
El 12 de noviembre, la titular del Senado recibió en la Cámara alta a su par de Chile, José García Ruminot, para compartir un acto en conmemoración del 40 aniversario de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre ambos países. Durante el encuentro, la Vicepresidenta blindó el vínculo y aseguró que es “necesaria una colaboración activa en ciencia, defensa y seguridad para proteger la soberanía y el patrimonio natural de nuestros territorios de cualquier amenaza extra continental”.