En sintonía con el clima reformista de la época, Santa Fe está muy cerca de avanzar con una serie de cambios en su Constitución. En el podio de las provincias con mayor incidencia en el padrón electoral, en el corazón productivo del país, la reforma constitucional de ese distrito apunta, en particular, a modificar la prohibición actual de reelección del gobernador, uno de los mayores incentivos, según dicen, de Maximiliano Pullaro, que acumuló creciente popularidad en este primer año de gestión. También dicen que era uno de los proyectos del fallecido Miguel Lifschitz, el último caudillo socialista, que nunca pudo concretar.
En Santa Fe aseguran que la reforma de la Constitución provincial está próxima a su aprobación, que podría ser antes de fin de año, y que ya tendría asegurada la colaboración de los legisladores del peronismo liderados por Omar Perotti, el ex gobernador, que suman cinco con él. La coalición Unidos, integrada por el radicalismo, el PRO y el socialismo de Clara García, tiene 28 diputados. Faltaría, en ese escenario legislativo, uno más para la aprobación en ciernes, aunque ya estaría garantizado el número.
Santa Fe tiene el periodo legislativo más corto del país: su legislatura sesiona de manera ordinaria de mayo a octubre, aunque siempre se establece una prórroga de un mes. A través de sus operadores, Pullaro avisó que en sus planes figuraba avanzar con la reforma constitucional en noviembre, pero hay chances de que tenga que convocar a extraordinarias en diciembre. Es lo que, según trascendió, quieren sus socios.
Hace algunas semanas, las negociaciones con el sector de Perotti ya rindieron su primer acuerdo cuando el ex gobernador le dio los votos, en un trámite exprés, para ampliar a siete el número de jueces de la Corte provincial. En breve habrá tres vacantes. Alguna de ellas ya fue prometida al ex jefe provincial.
Ola reformista
En la provincia de Buenos Aires, al tope del ranking electoral, Axel Kicillof también analiza una serie de reformas en plena disputa con La Cámpora, “la orga” de Máximo Kirchner que está en el peor momento de la relación con el gobernador. El hijo de Cristina Kirchner analiza los pasos a seguir en la guerra fría del peronismo provincial, que esta semana tuvo un nuevo capítulo en Quilmes, el pago chico de Mayra Mendoza, una de las preferidas del jefe de la organización. El diputado Kirchner supervisa el tablero bélico junto a su coronel Diego Felgueroso, poderosísimo puertas adentro, y sus leales Martín Rodríguez, Emmanuel González Santalla y Facundo Tignanelli.
Pero en ese contexto de disputa, el peronismo bonaerense ofrece una lista de posibles transformaciones de cara al año electoral. Esta semana, el Frente Renovador de Sergio Massa presentó un proyecto para eliminar las PASO en ese territorio, en sintonía con la iniciativa enviada por Javier Milei al Congreso, con aval del gobernador. Kicillof debe decidir, además, en qué fecha convocará a votar a los bonaerenses por fuera de las categorías nacionales. Y se habla de un proyecto, que todavía nadie vio pero que juran que está escrito, también de Massa para cambiar la composición electoral de la Provincia. En el 2025, el diputado provincial Alexis Guerrera, que responde al ex candidato presidencial, estará al frente de la Cámara de Diputados bonaerense si se cumple el acuerdo de alternancia establecido a principio de año.
Primero, sin embargo, lo primero. En estos días, Kicillof está abocado a la negociación por el Presupuesto, un proyecto que, increíblemente, en los bloques opositores reconocen “ajustado a la realidad” más allá de los obvios pedidos que tienen que reclamar para cumplir con el mandato opositor. Se arrastra, además, una demanda de los intendentes del Gran Buenos Aires para voltear la prohibición de re-reelección que instauró en su momento María Eugenia Vidal y que Kicillof prometió en su momento que podría modificar junto a la creación de la figura del vice-intendente, inexistente en suelo bonaerense.
CABA, tierra de amor y venganza
Fue un tema que, en su momento, ocupó buena parte del tiempo de Jorge Macri, dos veces intendente de Vicente López, cuando sus aspiraciones se concentraban en la provincia de Buenos Aires, antes de mudarse a los barrios del norte de la Ciudad para reemplazar a Horacio Rodríguez Larreta y empezar a diseñar su propio proyecto personal.
Macri, el primo de Mauricio, el ex presidente, también trabaja desde hace meses con su mesa chica en una reforma de la Constitución porteña para avanzar con una serie de modificaciones de raíz, y para tratar de afianzarse como el jefe indiscutido de la Ciudad, en un contexto por ahora desfavorable por la ola libertaria que le genera al jefe de Gobierno una incomodidad más que evidente: por más que se disimule, Macri no sabe aún como relacionarse con la administración nacional. Peor aún: es perfectamente consciente de que Karina Milei, “El jefe”, no lo quiere.
El ex intendente ya sufrió una crítica descarnada por la modificación del Código Urbanístico, tuvo que pedirle a su primo Mauricio que reclamara públicamente por la coparticipación federal, también que lo ayudara a destrabar con Luis “Toto” Caputo el traspaso de las líneas colectivos, y le presentaron una suerte de Ley Bases libertaria en versión local cuando, según resaltan en Uspallata, en las filas de LLA sabían que la Ciudad trabajaba en un proyecto similar. El último trago amargo fue la oficialización de una iniciativa para eliminar las PASO, en línea con la Casa Rosada.
Jorge Macri está cansado de las trapisondas. Necesita un golpe de efecto. Por eso, en despachos porteños se confirma la reorganización del gobierno y parte de sus estructuras para antes de que termine diciembre, tal vez para la primera quincena del mes, un trabajo que lleva meses. ¿Se animará el jefe de Gobierno a cumplir, como circula en la política porteña, con la promesa que le hizo al audaz Eugenio Casielles, un legislador del sector de Ramiro Marra, muy enfrentado con la conducción libertaria y en buenas migas con la cúpula porteña, de convertirlo en ministro? Cerca del legislador aseguran que no existió tal promesa.
Interrogantes que exhiben una convivencia muy tensa entre el PRO y La Libertad Avanza en la casa matriz del macrismo, y evidencian las dificultades que se presentan de cara a un eventual acuerdo electoral de cara al 2025. Patricia Bullrich ya avisó puertas adentro que no figura en sus intenciones ser candidata a senadora el próximo año. En algún momento, hace varios meses, trascendió que no veía con malos ojos reemplazar primero a Nicolás Posse y después a Guillermo Francos en la Jefatura de Gabinete, pero esa pretensión habría quedado archivada más allá de los recurrentes comentarios sobre el futuro del jefe de ministros, un político profesional y veterano, criado en la casta, acostumbrado a los rumores. La ministra de Seguridad quiere ahora ser la próxima candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, un buen cierre, cree ella, para su carrera.
De todos modos, según las encuestas, Bullrich mide muy bien en la ciudad de Buenos Aires. Y no es descabellado validar como ciertas las versiones en torno a que Milei y su hermana le avisaron que, quizá, podrían necesitarla para encabezar la lista de senadores en el 2025. El peor de los escenarios para el PRO.
¿Y el PJ?
Esa es una de las simulaciones electorales que se analiza en el campamento del peronismo porteño: que Bullrich encabece la boleta de senadores de los libertarios, sin acuerdo con el PRO.
En el PJ distrital, el dirigente mejor posicionado según todas las encuestas es Leandro Santoro, volcado en estos meses a una recorrida por los 48 barrios porteños -no comunas-, una audaz estrategia de marketing político en momentos de crisis de representación y de malhumor colectivo en torno a un peronismo que defraudó en las últimas elecciones y que todavía no pudo levantarse de la derrota.
Santoro no es La Cámpora. Es más: terminó por distanciarse políticamente, más allá de su afinidad con Cristina Kirchner, después de la votación del acuerdo con el Fondo Monetario, en el gobierno de Alberto Fernández, cuando el jefe de la ex organización juvenil lo llamó para votar en contra junto a ellos y el diputado se negó. La banca del Senado por la Ciudad que hoy le corresponde al peronismo está en manos del camporista Mariano Recalde. Pero se trabaja -es una posibilidad- en la candidatura del diputado que proviene del radicalismo.
Con esa hoja de ruta, en diciembre, Santoro podría encabezar un acto, mucho más masivo que las recorridas por los barrios, en el Parque Rivadavia, como cierre de año, y como el inicio de lo que podría ser su campaña 2025.
“Chiqui”, por la revancha
El jefe de Gobierno no debería desconocer la bronca que devora a Claudio “Chiqui” Tapia. Puede ser campeón del mundo, bicampeón de América, posible aspirante a la Conmebol y tomar mate con Lionel Messi, pero no hay peor afrenta para un dirigente del palo sindical como él que meterse con sus intereses y sus orígenes, por más insignificantes que parezcan en comparación al resto.
Eso fue lo que Tapia dicen que sintió cuando los Macri, Jorge y Mauricio, ordenaron sacarlo del organigrama del CEAMSE, a pesar de que había sido ratificado por el propio jefe de Gobierno meses atrás, luego de una serie de gestiones de Ezequiel Sabor, un cercanísimo colaborador que conoce detalles muy poco conocidos de la gestión porteña.
“Chiqui”, que conserva un poder enorme al frente de la AFA a pesar de estar muy apuntado por el Gobierno, juró venganza. Trasciende que ya se lo mandó a decir a Jorge Macri. También a Sabor. Está enojado el presidente de Barracas Central porque siente que le jugaron por atrás. Que el jefe de la Ciudad se dejó llevar por su primo Mauricio. Y que su plan consistiría en volver al CEAMSE, el centro de tratamiento de residuos compartido entre la Ciudad y la Provincia que hoy tiene como presidenta a Mónica Cappellini, una dirigente del riñón del ultra kicillofista Jorge Ferraresi.
En Avellaneda resaltaron que el intendente, un fanático de Argentinos Juniors que sigue con atención las elecciones en Racing previstas para el próximo 15 de diciembre, ya habló del tema con Tapia. El jefe de la AFA incluso lo habría conversado también con Kicillof, según el entorno del gobernador.