Guillermo Michel, director nacional de la Aduana Argentina durante la gestión de Sergio Massa como ministro de Economía, cuestionó las contradicciones del presidente Javier Milei respecto a la relación bilateral con China. Según su mirada, la renovación del swap por USD 5.000 millones - que durará hasta 2026- no fue solo un acuerdo de monedas, sino también “de posiciones geopolíticas”. Como ejemplo, puso el caso de la ley 27.780, que aprueba el Convenio para evitar la Doble Imposición (CDI) y otorga beneficios tributarios entre ambos países.
La doble imposición internacional obliga a las empresas extranjeras a pagar el mismo impuesto tanto en su país de origen como en Argentina. Sucede, por ejemplo, en las que son provenientes de los Estados Unidos, que no tiene un CDI con nuestro país. Argentina cuenta con convenios con al menos 21 países para mitigar ese tributo y así atraer inversiones. Este último es el caso de China que, aunque faltan ciertos pasos para concretar el acuerdo, la gestión de Milei está a un paso de cerrar el trato.
Como detalló Michel en sus redes sociales, el CDI entre Argentina y China se firmó el 2 de diciembre de 2018, pero recién se convirtió en ley este año. “El Poder Ejecutivo no vetó esta ley”, remarcó el ex director nacional de la Aduana Argentina para reafirmar su mirada respecto de los avances de la relación comercial entre la gestión libertaria y la de Xi Jinping. Incluso recuerda, con ironía, el discurso que tenía Milei durante la campaña electoral: “Nosotros no hacemos pacto con comunistas”.
“Este CDI incorpora como novedad un tratamiento diferencial para ciertas instituciones de propiedad o controladas por cada uno de los Estados contratantes. De este modo, otorga exenciones o alícuotas preferenciales por sobre las previstas para la generalidad de los casos en el Convenio. Claramente una cláusula a medida de las empresas chinas controladas por dicho Estado”, agregó.
Por otro lado, Michel remarcó que en el ítem 7 del Protocolo del Convenio aparecen anotadas las “instituciones de propiedad o controladas por China y Argentina que gozarán de este tratamiento diferencial, como −por ejemplo, en el caso de China− el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) o el Fondo para la Ruta de la Seda. Este listado podrá ser ampliado de común acuerdo por las autoridades competentes de ambos países”. Entre los puntos beneficiosos está la cláusula anti-abuso que impide la utilización de los beneficios del Convenio de manera irregular.
Más allá del notable acercamiento entre Argentina y China, el experto en materia impositiva aclaró que Jinping aún espera que el gobierno de Milei cumpla un paso fundamental para que el acuerdo entre en vigencia. “Para la entrada en vigencia del Convenio, es necesario que cada Estado notifique al otro, a través de la vía diplomática, el cumplimiento de los procedimientos legales internos necesarios. China ya cumplió con dicha notificación en el año 2019. Argentina aún no lo hizo y si no lo hace antes del 1 de diciembre de 2024 el CDI recién entraría en vigor a partir de 2026″.
“Claramente el swap no es solo de monedas, sino también de posiciones geopolíticas. Pasamos de ‘no hacemos pactos con comunistas’ a poner en vigencia tratados internacionales con beneficios económicos para las empresas chinas”, insistió.
En junio de este año, el Gobierno llegó a un acuerdo con China para refinanciar el tramo activado del swap con ese país, por el cual tenía dos vencimientos que sumaban casi USD 5.000 millones (o 35.000 millones de yuanes). El entendimiento contempló que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) comience a pagar los compromisos a partir del año que viene y los cancele a mediados de 2026, por lo que se despejó un posible impacto en las reservas en el corto plazo. Luego de la cancelación, ese monto quedará desactivado y dejarán de correr intereses por la deuda.
Hace pocos días, Milei y Jinping se encontraron por primera vez en la cumbre del 620 para avanzar en una agenda común vinculada a las inversiones en infraestructura que pretende Beijing y la necesidad de Argentina de mantener el swap y multiplicar las exportaciones al lejano oriente. El cónclave sucedió en el hotel Sheraton -adonde se alojó el premier chino- bajo estrictas medidas de seguridad, y se extendió por 30 minutos.
El gobierno nacional informó que durante la reunión se analizaron “temas de relevancia para la relación bilateral, incluyendo la cooperación constructiva y la ampliación de las relaciones comerciales entre ambos países”. “China expresó su interés en incrementar el comercio, mientras que Argentina manifestó su vocación de diversificar y aumentar su oferta de exportaciones al mercado chino”, ampliaron mediante un comunicado.