Las comisiones de Agricultura, Ganadería y Pesca del Senado, que comanda el legislador macrista Alfredo De Ángeli (Entre Ríos); y de Ambiente dictaminaron anteayer un proyecto que deroga la ley de fuegos de Máximo Kirchner sancionada durante la gestión anterior, que impone prohibiciones para tocar campos incendiados durante 30 y 60 años. Lo curioso de la reunión del miércoles último fue que, para invalidar la reunión y el despacho obtenido, el cristinismo acusó a un radical de haber llegado tres minutos tarde, lo que imposibilitaba el quorum del convite y avanzar con el tema en cuestión.
Para entender mejor esta cuestión, hay que ir de manera cronológica sobre varios eventos y, claro está, revisar el reglamento de la Cámara alta. Por un lado, el kirchnerismo estuvo durante todo el año sin enviar la representación de su interbloque en muchas comisiones. Para las des Agricultura; y Ambiente, lo hizo un día antes. Las autoridades del Senado, con lógica y sin frenos innecesarios, validaron el trámite. De esa manera, participaron de la reunión del miércoles.
Al escuchar que se disponía a la firma del dictamen, la cristinista María Duré (Tierra del Fuego) planteó la falta de quorum y el artículo 100 del reglamento, que señala: “Las Comisiones ‘permanentes’, ‘especiales’ o ‘investigadoras’, requieren para su funcionamiento la presencia de más de la mitad de sus miembros pudiendo, transcurrida media hora de la convocatoria, considerar los asuntos consignados en la citación correspondiente con la asistencia de por lo menos la tercera parte de sus miembros”.
El arribo con demora fue el de Pablo Blanco (UCR-Tierra del Fuego). En realidad, ya había intervenido una hora antes en otro convite y retornaba -con aviso- de una diligencia. Curiosa devolución de gentilezas: el radical es un legislador al que el Frente de Todos, en la gestión anterior, felicitó por asistir a las comisiones, pese a estar en contra de la agenda que impulsaban Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Es decir, contra el que mejor se comportó a la hora de aportar como opositor.
Minutos después se recordó el artículo 101, que reza: “Si en alguna comisión no se alcanza quórum luego de dos citaciones, cualquiera de sus miembros puede ponerlo en conocimiento de la Presidencia de la Cámara. Verificado este trámite y subsistiendo la falta de quórum, la comisión puede sesionar y dictaminar con la presencia de un tercio de sus miembros”.
Entonces, la postura de oficialismo y dialoguistas fue la siguiente: las comisiones fueron citadas con anterioridad en un puñado de ocasiones, transcurrió la media hora y se comenzó a tratar la iniciativa con el tercio de sus integraciones para, una vez blindado el quorum -con el de Blanco-, dictaminar.
La flexibilidad para comprender estos artículos dista de lo que ocurre a la hora de aterrizar en el recinto, algo más estricto. Por eso fue interesante el recordatorio que hicieron Blanco y su colega de bancada Carolina Losada sobre una sesión que años atrás empujó el cristinismo, con una convocatoria que pasó la media hora reglamentaria, lo que obligaba a levantar dicho encuentro o continuarlo, pero en minoría y sin poder votar nada. No fue lo que hizo el Frente de Todos: esperó ocho minutos a que apareciera el milagroso legislador 37 para dar luz verde. Eso se judicializó a través de Juntos por el Cambio, con derrotas en dos instancias.
Antes de dictaminar, De Ángeli advirtió que la ley vigente de Máximo Kirchner dinamitó la potestad que siempre tuvieron las provincias en relación con dicha área -adiós federalismo- y enumeró los puntos principales de la norma. Por caso, aseveró: “Son 60 años de no modificar nada a todo lo que sean áreas protegidas y monte nativo. Si se te quema el campo accidentalmente, y no creo que se lo queme de gusto, no se puede subdividir y, mucho menos, vender”. Para campos agrícolas ganaderos, especificó que la prohibición es de 30 años. La derogación y regreso a la ley anterior intentará ser votada a fines del corriente mes.