El acuerdo firmado entre Aerolíneas Argentinas y los sindicatos aeronáuticos contempla un aumento salarial del 16% para el período junio-noviembre, además de una serie de mejoras adicionales. Los gremialistas, por su parte, resignaron algunos beneficios y privilegios que incluían los convenios colectivos sobre pasajes, traslados, horas de descanso y tiempos de servicio, entre otros puntos.
En la mañana de este jueves, las actas rubricadas entre ambas partes fueron convalidadas en las asambleas de trabajadores de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) y la Asociación del Personal Aeronáutico (APA).
“Este fue un acuerdo que beneficia a Aeronavegantes y a Aerolíneas Argentinas, garantizando así el normal funcionamiento de la compañía y la tranquilidad de los usuarios para volar”, dijo Juan Pablo Brey, titular de la AAA, tras la asamblea realizada en la sede del gremio.
La empresa y los sindicalistas pactaron no difundir los detalles del acuerdo para no interferir en el desarrollo de las asambleas. Cuando Infobae le pidió información a Aerolíneas, la respuesta fue la siguiente: “Por la tarde seguramente estaremos sacando un comunicado. Se están cursando las asambleas informativas de la conducción a los delegados de cada sindicato. Por ahora no estamos dando otra información. Primero deben enterarse los representados por sus representantes”.
El aumento de la pauta salarial rondará el 16% para el período junio-noviembre, que supera el 14% que la empresa había planteado como última oferta en las negociaciones. Los sindicatos reclamaban un 90% de incremento, aunque finalmente bajaron el pedido a un 35% como señal de buena voluntad de Aerolíneas para seguir las tratativas.
De todas formas, cada sindicato pactó mejoras en distintos adicionales. “Hay incrementales por productividad que es de donde los gremios toman su base de cálculo”, destacaron fuentes del sector al tanto del acuerdo. Así, los aeronavegantes, por ejemplo, lograron un alza en los viáticos diarios (de $17.000 a $50.000 en los vuelos de cabotaje y de $17.000 a $30.000 en los internacionales) y la instrumentación de otro adicional de hora extra que permitirá que se cobre más a partir de la hora 52 trabajada, cuando hasta ahora era a partir de las 57 horas (el promedio es de 60-70 horas de vuelo).
El sindicato que lidera Brey, al mismo tiempo, cedió en varios puntos del convenio mediante el compromiso por escrito de que aceptará discutir variantes sobre la movilidad a los aeropuertos (para bajar los gastos en remises de pilotos y tripulantes de cabina, que hoy le cuestan $1.000 millones por mes al Estado); la posibilidad de fusionar las áreas de cabotaje e internacional; accedió a que la hora de servicio se compute desde que el trabajador se presenta en el aeropuerto, cuando hasta hoy se empezaba a contar una hora antes; analizar la venta a bordo de los aviones (algo que existía en Aerolíneas) y resignar la zona de descanso en asientos tipo cama en algunos vuelos.
En el caso de los pilotos, habrían firmado un compromiso similar que incluye la renuncia a contar con pasajes en clase ejecutiva para ellos y sus familias (que representan alrededor de $20.000 millones al año), el replanteo de los asientos en la zona de descanso, el recorte de la hora de servicio y la rediscusión del servicio de remises para trasladarse desde y hacia los aeropuertos.
También se acordó paz social, al menos hasta marzo próximo. Se espera que las organizaciones gremiales no hagan protestas mientras dure el acuerdo. Además, trascendió que ambas partes volverían a reunirse para discutir una recomposición salarial en febrero.
Ahora se abrirá otra etapa en la relación entre el Gobierno y los sindicatos aeronáuticos. Con un trabajoso acuerdo que permitió superar un grave conflicto, pero con una amenaza de privatización de Aerolíneas que será un nuevo motivo para que vuelvan las diferencias y las peleas.