El estratega político Antonio Sola advirtió sobre una transformación profunda en las democracias actuales y advirtió que el sistema democrático vigente está en una etapa de cambio crítico. En una entrevista con Infobae, afirmó que el régimen que gobierna la mayoría de los países de Occidente está en un proceso de desaparición. “Estamos llevando a nuestra democracia al cementerio, estamos en proceso de enterrar esa democracia con esas normas de convivencia que hemos tenido hasta ahora”, expresó el experto. Según él, lo que está emergiendo es una nueva forma “más digital, más directa y participativa”.
Sola explicó que esta transición está impulsada por el ecosistema digital, el cual presenta tanto oportunidades como riesgos. “El ecosistema digital nos lleva a ese proceso, con algunos peligros, evidentemente, como es el de una democracia gobernada por el algoritmo comercial de las grandes plataformas y no por un algoritmo democrático”. El especialista enfatizó que este fenómeno no es exclusivo de Argentina, aunque reconoció que el caso de Javier Milei tiene características propias. “El movimiento es telúrico y mundial”, agregó. Y en ese sentido destacó que la oposición está siendo superada porque es “parte del problema”.
Consultado sobre los partidos tradicionales como el Justicialismo y el Radicalismo, Sola fue categórico: “Sí, se están yendo al cementerio, sin lugar a dudas. No todos de golpe y a la vez, pero se están yendo”. Explicó que estos partidos están en un proceso de desintegración, avanzando “a mitad de camino, en el paso dos, en el paso tres de diez pasos”, y subrayó que carecen de contenido y relevancia para enfrentar nuevos liderazgos. “La oposición sigue siendo parte del problema”, afirmó, agregando que mientras los partidos tradicionales no evolucionen, serán aplastados por los nuevos liderazgos.
El también presidente de la Fundación Liderar con Sentido Común fue crítico con la situación actual de la política en general. “La política hoy en nuestros países es una trituradora. Y en esa trituradora se lleva carcasas, liderazgos, partidos políticos, un montón de cosas que estábamos acostumbrados los ciudadanos a que estuvieran en la mesa. Ya no tienen representatividad”. También denunció que entidades como partidos, sindicatos y ONGs están “desviadas de los principios que hoy les exigen los ciudadanos”.
El analista político -que trabajó en campañas electorales en los cinco continentes- también fue directo al referirse a Cristina Kirchner: “Le diría que se vaya a su casa”. Sola consideró que la vicepresidenta simboliza un pasado que puede reaparecer, pero que no representa un proyecto de futuro. “Cristina quiere volver. Es el pasado. Nunca más va a ser el futuro”, subrayó. Sin embargo, advirtió que su retorno solo se daría si el liderazgo de Milei fracasa. “Puede volver a ganar, pero eso no es ser una opción de futuro”, concluyó, haciendo un paralelismo con la situación política en Estados Unidos y la derrota de Donald Trump en 2020.
La entrevista a Antonio Sola
- ¿Cómo está viendo la llegada de Javier Milei al Gobierno y su desempeño como presidente y líder político?
Él tiene unas características de liderazgo bastante definidas, que las mostró en los años en que fue diputado y en la última campaña electoral también. Más allá de esta necesidad que tienen los países de mostrarse rupturistas, atravesamos un momento determinado especial. Entre los ciudadanos ya el dolor supera al miedo, la cuenta corriente no aguanta, el bolsillo no aguanta, todos los problemas son realmente agobiantes. En este contexto se producen estas rupturas, que no son exclusivas de Argentina, sino que vienen pasando con cierta frecuencia en África, en Asia y desde luego en Europa.
Llegan este tipo de candidaturas o liderazgos que rompen de manera más o menos profunda -ahí depende del liderazgo también- con todo lo anterior, que es con lo que el electorado manifestó su bronca, su molestia, su enojo y sus incertezas. Estamos ante una era post-pandémica, una era de dolor, de sufrimiento, de incertezas, de no tener claro nada y donde la gente realmente lo está pasando mal.
-¿Es un fenómeno común y global la irrupción de liderazgos de ruptura?
Insisto, no es sólo en Argentina. En la región americana podría contar diez países que en los últimos cuatro o cinco años vienen generando este tipo de cambios. Lo que vengo sosteniendo es que este tipo de gobiernos, con este tipo de liderazgos, se agotan rápido también, más allá de los niveles de aprobación y de cómo gestionan.
Bukele ha tenido que cambiar la Constitución para poderse reelegir. Eso no lo distingue en absolutamente nada de presidentes anteriores -de izquierda o de derecha- que trataron de hacer cambios a la Constitución: República Dominicana, Honduras, Colombia, países que han tratado los cambios constitucionales para poder permanecer en el poder, porque los tiempos se achican y se agotan muy rápido. Pero la polarización en extremo también termina agotando, porque el ruido aturde a los ciudadanos.
-Las últimas encuestas muestran al presidente en subida. Por ahora la polarización a Milei le da resultado.
Es muy probable que la polarización no permita sostener este nivel de aprobación que hoy pareciera que tiene Milei. O no lo va a sostener si no abre otro tipo de ventanas. ¿Le va a dar para la elección del 2025? Claro que le va a dar. Es el intermedio de su gobierno. Va a controlar la inflación en términos económicos. El otro día me pasaban datos del uso de las tarjetas Visa en Argentina y el consumo está creciendo con tarjetas de crédito. Esto puede tener doble explicación: no tengo plata y tengo que usar la tarjeta, o tengo expectativas con la tarjeta de poderla pagar, por lo tanto, estoy gastando y no me estoy necesariamente endeudando. Los buenos resultados en economía le van a permitir aguantar a Milei. Para el 2027 falta mucho tiempo y luego ya veremos.
-Retomo las coincidencias de lo que ocurre en Argentina con lo que pasa en el mundo. ¿Qué singularidades diferencia a nuestro país?
Hay matices propios de la argentinidad, que definitivamente es un país con un ADN, con una identidad muy profunda. Pero hay un fenómeno que es totalmente horizontal y transversal a todas las regiones en el mundo: ciudadanos cansados, dispuestos a votar no por razones ideológicas, sino con un nivel de pragmatismo más fuerte que nunca, incluso más fuerte que la post Segunda Guerra Mundial, post Guerra Fría y finales de los años 2000; y países que, en términos generales, han agotado las vías de la socialdemocracia, que no ha llenado las expectativas y ciudadanos que están dispuestos a cambiarla. Esto lo vivo en otros países y no importa el nivel de desarrollo de la sociedad en la que en la que estoy trabajando.
-A ver…
Acabo de terminar unas elecciones presidenciales en Liberia, que ganó el candidato hace unos meses. Liberia, una de las diez economías más pobres del mundo, que tuvo una elección con síntomas muy parecidos: un desastre de presidente anterior y una ciudadanía muy dispuesta a romper los paradigmas que hasta ahora habíamos tenido. Son rupturas que incluyen a sistemas como el peronismo o el kirchnerismo; como el Priismo, en México; como el Partido de la U en Colombia; o como el Partido Nacional en Honduras; o como el FMLN y ARENA, los dos partidos de izquierda y derecha, con Bukele en El Salvador. O con Arévalo en Guatemala, en Semilla, o Chile con Boric.
Es una tendencia mundial: estamos llevando a nuestra democracia al cementerio, estamos en proceso de enterrar esa democracia con esas normas de convivencia que hemos tenido hasta ahora y estamos creando una nueva democracia, totalmente distinta, aunque no nos demos cuenta todavía. Desde mi perspectiva, una democracia que está siendo digital, que está siendo más directa y que está empezando a ser participativa. El ecosistema digital nos lleva, de hecho, a todo ese proceso, con algunos peligros, evidentemente, como es el de una democracia que es gobernada por el algoritmo comercial de las grandes plataformas y no por un algoritmo democrático. Insisto: Milei y Argentina tienen características propias, pero el movimiento es telúrico y mundial.
-Cuando usted plantea que la democracia se está yendo al cementerio, ¿eso incluye al Justicialismo o al Radicalismo? ¿Esos partidos también se están yendo al cementerio?
Sí, se están yendo al cementerio, sin lugar a dudas. No todos de golpe y a la vez, pero se están yendo al cementerio. Están a mitad de camino. Están en el paso dos, en el paso tres de diez pasos, pero terminan enterrados al lado de los cipreses.
Se van allí la inmensa mayoría de las carcasas políticas que ya no tienen contenido, pero por una razón fundamental: no solo porque no pueden ser un par de oposición a lo que ha llegado, que en este caso es Milei, sino porque la oposición sigue siendo parte del problema.
Mientras este tipo de oposiciones no evolucionen con características distintas, este tipo de liderazgos que llegan van a ponerle la bota en el cuello a este sistema, que evidentemente va a sufrir muchos entierros.
-¿Y esto ocurre en otros países igual?
Voy a poner el caso de España de los últimos: Felipe González, el primer presidente post dictadura, gobernó 14 años; José María Aznar gobernó ocho años, porque dijo que no quería gobernar más; luego llegó Zapatero, con ocho años; Rajoy ya gobernó seis años y medio; y Pedro Sánchez está con muchas dificultades para terminar, en mitad del camino. ¿Dónde quedó Pablo Iglesias? Desaparecido. ¿Dónde quedó Albert Rivera? Desaparecido. ¿Dónde queda Yolanda Díaz, la vicepresidenta? Está por desaparecer.
La política hoy en nuestros países es una trituradora. Y en esa trituradora se lleva carcasas, liderazgos, partidos políticos, un montón de cosas que estábamos acostumbrados los ciudadanos a que estuvieran en la mesa. Ya no está más, ya no tienen representatividad. Voy a poner un ejemplo más: en Ecuador están convocando un paro nacional organizaciones de la izquierda con mucha tradición, sistema de comunicación, etcétera, pero que no tienen nada abajo, están absolutamente dinamitadas. La política, los partidos, los sindicatos, ONGs e incluso la sociedad civil con el tejido empresarial están absolutamente desviados de los principios que hoy les están exigiendo los ciudadanos. Es tremendo.
- Y hablando de fenómenos generales. A Cristina Kirchner la acaban de condenar por corrupción. Es una situación similar a las que enfrentaron Lula, Bolsonaro, el propio Trump. ¿Hay una lógica global de presidentes que terminan condenados por la Justicia? ¿Por qué ocurre eso?
Paraguay tiene un presidente que no puede salir del país, que es Horacio Cartes. En Perú, los tres últimos ex presidentes están en la cárcel: Pedro Pablo Kuczynski, todavía tiene cárcel por casa, Ollanta Humala y Alan García iba camino de la cárcel y se suicidó, que en paz descanse. El Salvador, Guatemala, no es sólo un caso específico de Argentina que esté juzgando a un ex presidente -o a una ex presidenta en este caso- y que la sentencie. ¿Por qué? Porque ha habido abusos reales y porque la Justicia, que también está intervenida por la política, cuando te saca un poco de respiro o cambia de color partidario o de liderazgo, termina persiguiendo. Eso está mal. La Justicia está intervenida por la política en general, el Legislativo y el Ejecutivo está todo mezclado ahí arriba. No hay separación de poderes. Eso es un absurdo. No lo hay en Estados Unidos, no lo hay en la India, no lo hay en España. ¿Por qué lo va a haber en la Argentina? No hay en estos países, todo eso está mezclado. Entonces vivimos una farsa política que se traduce en una farsa comunicativa en donde los ciudadanos de alguna manera están empezando a decir basta.
Claro que se juzgan a los expresidentes, pero con muchas dificultades. Apenas se juzga el 1%, el 2%, el 3% de todo lo que sucede en nuestros gobiernos, que han cometido muchos abusos. Y hoy, el abusado, que es el ciudadano, dice basta en algunos de nuestros países.
-¿Es un anticipo del futuro?
Creo que es una oportunidad para Milei que antes de que aparezcan casos de corrupción -que no sé si le van a aparecer- pero antes de que puedan aparecer, tomar acciones que pongan la primera piedra de lo que viene de un nuevo Estado, de una nueva democracia, de nuevas normas de juego, de un nuevo vocabulario y de nueva institucionalidad en la política.
Todo lo que tenemos hoy, incluyendo a Trump en Estados Unidoos, a Claudia Sheinbaum en México, Cyril Ramaphosa en Sudáfrica, Sánchez en España, Macron, todo lo que tenemos hoy en el mundo, son presidentes de transición. No hablo de los dictadores, hablo de los que han sido elegidos más o menos democráticamente.
Son presidentes y presidentas de transición que están en un canal que va a desembocar en muy poco tiempo -calculo que en unos diez o doce años- en nuevas generaciones, no de edad, sino de comprensión, que van a entender las nuevas formas de gobernabilidad en nuestros países. De hecho, en unos años vamos a votar no solo con el ejercicio del voto directo, sino que vamos a tener otros sistemas de voto, por afinidad, por mapas de calor, que ya se está investigando. En la Fundación estamos trabajando en nuevas alternativas al voto directo o el voto indirecto, que son los dos únicos que tenemos.Eso va a llegar, pero faltan unos años, por lo tanto, son presidentes de transición en un momento muy complejo en donde no están pudiendo gobernar solos.
- Es interesante la comparación de Bukele y Milei, porque en la narrativa libertaria se traza un paralelo entre los dos. ¿Son experiencias equiparables?
Argentina es mucho más sofisticada políticamente hablando, que El Salvador, mucho más sofisticada. En la política argentina, la oposición cuenta, la clase empresarial cuenta, los sectores intermedios cuentan, la política internacional de Argentina como tal cuenta, no solo la de Argentina hacia el mundo, sino del mundo hacia Argentina. Y Argentina es una referencia. No estoy diciendo nada malo contra El Salvador, pero evidentemente las comparaciones terminan por ser odiosas.
El juego en Argentina es distinto al juego en El Salvador. La pregunta que yo me hago es ¿van a ser suficientes los resultados para sostener a Milei? En principio sí, pero con ciertas complejidades. Los resultados son muy importantes en los electorados hoy, porque están cansados de las ideologías que han sido el pan para hoy, el hambre para mañana, y que ya no les permiten mantenerse con una vida digna.
- Si pudiera asesorar a Javier Milei o a sus consejeros más cercanos, ¿a qué riesgo les diría usted que presten atención? ¿Qué peligro tienen que evitar?
La polarización. La polarización es el riesgo más inminente que Milei va a tener, aunque no lo cree. Es el riesgo más inminente que va a tener, porque cuando los resultados no lo acompañen -ojalá lo acompañen mucho, porque eso va a estar bueno para los argentinos y será bueno para él- pero es probable que así como ha tenido una curva de crecimiento ahora de vuelta, porque los resultados le acompañan, y tuvo una caída antes de ese crecimiento, porque los resultados no le acompañaron, en una escasez de ciertos resultados moderados, la polarización lo va a castigar.
Ese es el principal riesgo que tiene. Hoy no se ve porque estamos metidos en mitad de la olla en donde estamos polarizando. Pero la polarización -este tipo de polarización- es un síntoma evidente de un sistema que muere. Eso es importantísimo. La polarización hoy es un síntoma de un sistema que está agonizando.
Lo que viene va a ser muy probablemente distinto. Polarización va a existir siempre como tal, así concebida. Pero la que practican Nayib Bukele, Xiomara Castro, en Honduras; Claudia Sheinbaum, en México; o Milei, en Argentina, van a entrar muy probablemente en vía muerta en un tiempo.
-¿Y si lo llevo al otro polo? ¿Qué le plantearía a Cristina Kirchner para no llevar efectivamente a su partido al Partido Justicialista al cementerio?
Que se vaya a su casa, porque ya volvió del cementerio.
-A ver..
Sí, claro. El pasado puede volver, evidentemente. En nuestros países estamos tan mal configurados y está todo tan roto que el pasado, como es Cristina, puede volver. Pero es pasado. Ella lo que va a terminar haciendo es terminar de romper eso. Lo que tendría que hacer ya es irse a su casa. No pasa nada, con todo respeto lo digo, que se dedique a cultivar.
-¿No es una opción política de futuro?
No. Puede volver a ganar, pero eso no es ser una opción de futuro. Si ocurre, si gana, significa que Milei lo hizo muy mal y, por lo tanto, perdió Milei. Son cosas distintas.
Trump hace cuatro años perdió la elección y ganó Biden, pero ahora la ganó, y la ganó de manera contundente. Milei ganó la elección contra Massa, Massa ni siquiera la perdió. Macri la perdió contra Alberto Fernández, no es que Alberto Fernández tuviera muchos méritos, sino que la perdió Macri. Y ahora la ganó Milei. Cristina quiere volver. Es el pasado. Nunca más va a ser el futuro, es el pasado que volvió a tener un brote verde y listo.
- Le pido una reflexión sobre Donald Trump, su victoria y el regreso de la mano de una personalidad de tanta exposición y tanta influencia como la de Elon Musk.
Lo primero es que en términos electorales es un nuevo fracaso de todos los sistemas de medición de opinión pública. Esto debido a que las elecciones hoy se estresan cada vez más en los últimos minutos, antes de llegar al día de la elección. El estrés del elector de por quién votar se produce horas antes, un día antes, dos días antes, y esto no pasaba hace unos años. Esto se debe también al ecosistema digital que tenemos, que obliga a los votantes a procrastinar el voto hasta el último minuto. Eso es muy significativo, porque en la industria del marketing político que yo represento también tenemos que hacer un análisis de las burradas que hacemos.
Eso es importante a efectos de un Trump tan poderoso, que gana con tanta ventaja y con tanta suficiencia, rodeado de grandes personalidades, una de ellas, Elon Musk. Me parece que Trump va a ser un presidente sin resortes de control -al menos en estos dos primeros años- y que va a darle continuidad de manera mucho más radicalizada a lo que ya mostró en su primer gobierno: política migratoria, política económica y geopolítica. Sabemos lo que va a hablar con Rusia, muy probablemente, qué va a decir sobre Israel. Él no es una incógnita, no es un capítulo de un libro que está en blanco, él es el capítulo dos de un libro que ya se venía escribiendo. A mí me parece que no va a haber sorpresas y va a ser más Donald Trump que nunca, en el extremo más este radical.
El desafío de la inteligencia artificial
- ¿Qué incidencia están teniendo las redes sociales, el entorno digital y la inteligencia artificial? ¿Qué impacto tienen en la política?
Inciden de manera total y absoluta. Tengo esta teoría: que estamos en un fin de civilización y estamos iniciando una nueva, que dentro de 15 o 20 años, la especie humana que representamos hoy vamos a ser otra especie, biónica, no sé cómo nos vamos a llamar, pero vamos a ser otra especie humana. Vamos a empezar a vivir en otro planeta u otros planetas y, por lo tanto, se van a iniciar otras civilizaciones extraterrestres.
Todo el sistema de inteligencia artificial aplicado dentro mismo de los humanos -porque ya nos estamos metiendo tecnología en el cuerpo y Elon Musk es un gran promotor de meternos chips- que puedan estar conectados no solo a internet, sino mandarle al médico tu informe médico, poder hablar 50 idiomas, y otras aplicaciones de la inteligencia artificial va a modificar absolutamente, una vez más, todo el ecosistema político que tenemos.
Nosotros no le decimos a la tecnología cómo vivimos o cómo queremos vivir. Hoy la tecnología nos marca el paso y nos dice cómo vamos a vivir y eso va a pasar. En Japón, hace muy poco se presentó un robot como candidato y quedó en tercer lugar. La discusión fue sobre si había que concederle los derechos y le dieron los derechos. La discusión me parece que ya no es la que tenemos. La discusión que ya se está planteando es cómo nos vamos a ir a un proceso de gobernabilidad con la inteligencia artificial, no contra, sino con, de momento con.
- ¿Es inexorable?
Es inexorable. No es que nos pongamos así para detener la riada, es inexorable. Primero va a ser “con” la inteligencia artificial, y luego -si nos descuidamos- va a ser la inteligencia artificial sin nosotros. Por lo pronto va a ser con la inteligencia artificial. Nosotros ya facturamos con inteligencia artificial, ya metemos procesos de inteligencia artificial. Debemos de estar al 20% del 100% con procesos de inteligencia artificial en muy poco tiempo. Mucho de lo que hacemos en la industria del marketing político, que hoy factura aproximadamente 150 mil millones de dólares al año, va a tener enchufada la inteligencia artificial en casi todos los procesos.
-¿El tema es cómo se va a manipular o cómo nos va a manipular a nosotros?
Ahí es donde está el riesgo. Nosotros hoy tenemos una democracia con el algoritmo comercial. Nos gobiernan Meta, Elon Musk… las grandes plataformas tecnológicas nos están gobernando con algoritmos que no representan el modelo de democracia que queremos. Rusia intervino en el referéndum de la independencia en Cataluña. En cualquier elección, hoy en nuestros países intervienen factores externos a través del ecosistema digital. Ya no es que los costarricenses eligen a su presidente, hay un montón de factores que también son externos.
El proceso de la inteligencia artificial va a mediar de manera cuántica. La velocidad con la que tomamos decisiones con respecto a cómo nos organizamos como colmena. El modo de colmena en la que vivimos hoy en la mayoría de los países que tienen democracia -las dictaduras son otra discusión- pero en estas democracias más o menos agotadas va a variar sustancialmente.
Dentro de muy poco tiempo vamos a tener primeros ministros. Ya probaron con una inteligencia artificial como secretaria ejecutiva del Consejo de Ministros para ordenar los acuerdos del Consejo de Ministros. Ya no tienes a un humano ahí, ya tienes una inteligencia artificial que regula el proceso de seguimiento de los acuerdos que toman los humanos en un Consejo de Ministros, que además establece estadísticas y que impone castigos, porque si no cumples como ministro con el acuerdo que tuviste en el Consejo de Ministros. Lla inteligencia artificial es quien te lo va a recordar y quien te va a imponer el cargo por no haber cumplido.
Esto está pasando ahora y se me ponen los pelos de punta porque no nos damos cuenta.