El senador, ex ministro y ex secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, aseguró que la relación entre los presidentes Gabriel Boric y Javier Milei es “normal”, más allá de las diferencias que expresan en términos ideológicos y políticos y destacó que “no siempre es más fácil entenderse con quien uno tiene afinidad”. En una entrevista exclusiva con Infobae, el dirigente del Partido Socialista trasandino puso como ejemplo que con Carlos Menem el vínculo fue inmejorable, mientras que con Néstor Kirchner, ocurrió lo opuesto: “Fueron tiempos difíciles”, admitió.
El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Chile realizó un viaje relámpago a Buenos Aires para participar de una serie de actividades por los 40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad firmado entre los gobierno de ambos países y que resolvió el diferendo por el canal del Beagle que puso al Cono Sur al borde de una guerra. Al respecto, el dirigente destacó que el acuerdo simbolizó la posibilidad de resolver conflictos de manera armoniosa, y aunque no faltaron en cuatro décadas los desacuerdos, se pudieron encauzar y resolverlos de manera diplomática.
Cuando se le pidió un análisis sobre las actuales tensiones políticas entre los presidentes Javier Milei y Gabriel Boric, Insulza reconoció que ambos líderes representan ideologías tan dispares que parecen “agua y aceite”. Sin embargo, enfatizó que esta diferencia no representa un obstáculo para la cooperación bilateral. A pesar de sus marcadas diferencias políticas y la retórica encendida que caracteriza a Milei, ambos presidentes han mantenido una relación pragmática y respetuosa, evitando enfrentamientos públicos y mostrando un enfoque responsable en la diplomacia.
José Miguel Insulza habló de las políticas internacionales de Milei y su afinidad con figuras como Donald Trump, el ganador de las elecciones en Estados Unidos y próximo presidente. En cuanto a la postura de Milei frente al socialismo, Insulza defendió la socialdemocracia, argumentando que la economía de mercado es necesaria, pero debe combinarse con políticas de distribución justa de la riqueza para construir sociedades más equitativas.
La entrevista al senador Insulza
- Le pido una reflexión sobre los 40 años del Tratado de Paz y Amistad que firmaron Argentina y Chile.
Se trata de una fecha importante, porque en realidad es la única vez que dos países que tienen varios cientos de años de vivir solamente separados por una Cordillera con más de 5000 kilómetros de frontera, tienen un conflicto propiamente y ese conflicto estuvo a punto de estallar hasta que alguien -la pregunta de siempre si fue el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter directamente o Zbigniew Brzezinski, su asesor de seguridad nacional- llamó al Papa Juan Pablo II y le dijo ‘mire, el que tiene que intervenir es usted’.
- ¿Qué significa primero para Chile el tratado y después para las relaciones entre dos países que tienen tanto en común y también algunas divergencias?
Lo primero que diría, tanto para Chile como para Argentina, significa que dieron un ejemplo de que se pueden solucionar las controversias armoniosamente. Pero ya hablando con posterioridad creo que la relación entre Chile y Argentina mejoró mucho a partir de la firma del acuerdo. Tuvimos, por ejemplo, el arbitraje del caso de Laguna del Desierto, que lo perdió Chile, pero lo acatamos y lo aceptamos, porque entendimos que habíamos nombrado un tribunal y había que hacerlo. No hubo los escándalos que aparecieron en otras ocasiones por temas limítrofes.
Pero además se inauguró un período de cooperación muy sustantiva. Durante el gobierno del presidente Menem con mucha fuerza. Firmamos el último tratado, que era Campo de Hielo Sur, pero además se programó la llegada de gas a Chile, que realmente ayudó muchísimo a la descontaminación de la ciudad de Santiago.
Desgraciadamente eso se perdió con el gobierno de Néstor Kirchner, que realmente no funcionó. Ahora creo que si hubiéramos diseñado el gaseoducto como nosotros queríamos, atravesando directamente de Neuquén hacia Concepción y de ahí subiendo por Chile hacia hasta Santiago, eso habría sido más difícil de cortar el gas como se hizo, que era viniendo directamente a Mendoza y de ahí hacia Santiago.
Pero esos son otros tiempos y estamos teniendo cooperación con Argentina en materia de gas, tenemos un buen comercio con Argentina. Nosotros nunca nos hemos quejado de ser deficitarios en sentido que Argentina exporta mucho más a Chile que Chile a Argentina, porque Argentina es un buen mercado de productos agrícolas, sobre todo. Tenemos mucho de producción agrícola argentina, de Paraguay, también de Uruguay, porque somos países que no no tiene suficiente producción como para producir todo lo que necesita. Pero ese es el libre comercio: lo compensamos con los minerales que vendemos en otros países.
Tenemos una buena relación con Argentina y espero que mejore mucho más, porque mire, hoy día está de moda la geopolítica y cuando uno mira un mapa y ve lo que son Chile y Argentina puestas juntas mirando hacia los dos océanos, en una porción muy fundamental de América del Sur y podríamos hacer muchas cosas más juntos.
- ¿Cree que hay un contexto para que eso pueda pasar?
Hay buenas relaciones. Probablemente uno podría decir que los dos gobiernos están un poquito separados, pero hemos mostrado que separados y todo nos llevamos lo más bien. O sea, es más fácil. Aprendí en la política exterior, que no siempre es más fácil entenderse bien con el que uno tiene mucho más afinidad política.
- A ver...
Por ejemplo, nosotros nunca hemos tenido mejores relaciones con Perú que cuando estaba Alberto Fujimori, ni mejores relaciones con Argentina cuando estaba que cuando estaba Carlos Menem. Y ninguno de los dos eran de los colores políticos nuestros. Después tuvimos relaciones con Alan García y con Néstor Kirchner y las relaciones fueron un poquito más difíciles.
- Aunque parecían que en términos ideológicos eran más parecidos.
Claro, eran mucho más parecidos. Esas son cosas que pasan en la política exterior. Cada uno defiende los intereses de su país.
- A principio del gobierno de Javier Milei hubo dos episodios que generaron un poco de tensión. Por un corrimiento de metros de un límite en el extremo sur del país y después por un avión que supuestamente había violado el espacio aéreo de Chile.
Lo que vimos es que todo el mundo es cauto. La cautela es la característica dominante, no hay una condena a lo que se está haciendo, ni mucho menos, como tampoco una bendición a lo que está pasando. Va a haber una espera de que todo esto pueda culminar con mayor estabilidad económica. No fuimos a los barrios populares así que no podría contestar más que eso.
-A principio del gobierno de Javier Milei hubo dos episodios que generaron un poco de tensión. Por un corrimiento de metros de un límite en el extremo sur del país y después por un avión que supuestamente había violado el espacio aéreo de Chile.
-Son accidentes que pasan en 5000 kilómetros de frontera y generalmente no deberían llevar a problemas. Lo que pasa es que a veces algunos amigos de la prensa lo disfrutan más y preguntan mucho y algunos parlamentarios aprovechan de vestirse de patriotas, diciendo que hay que defender a la Patria. Pero esta vez no pasaron a mayores en ningún caso.
- Profundicemos sobre la cuestión del vínculo político y el vínculo ideológico, porque uno ve lo que es Javier Milei como líder político, como presidente, y lo ve a Boric como líder político y como presidente, y son como el agua y el aceite.
Como el agua y el aceite, pero ninguno de los dos nunca había estado en un cargo de este tipo. Y creo que en ese caso todavía a los dos, por ambos lados, siempre falta entender que el presidente tiene necesariamente que hacer algunos gestos como un tema de Estado. Además, en este caso no estamos hablando de líderes que han llegado al gobierno de manera casual: llegaron elegidos por su pueblo y la obligación de ellos, por lo tanto, es representar a su pueblo y entenderse. Creo que hemos cumplido en eso.
De pronto podían haberse encontrado, pero no se encontraron. Pero lo importante es que la relación ha sido muy normal y no han habido ni ataques desde Chile hacia Argentina ni de Argentina hacia Chile, en un periodo en que varios jefes de Estado de la región disfrutan criticándose unos a otros y diciendo cosas el uno del otro. Estamos sentando un buen ejemplo: no tenemos afinidad ideológica, pero tenemos la responsabilidad y la conducta responsable que cabe, como digo, en dos países que tienen la tercera frontera más grande del mundo.
- Me interesa abordar un tema que empieza a ser importante para Argentina, que es el desarrollo minero. El Gobierno tomó una serie de medidas de estímulo para el sector. ¿Qué lecciones puede compartir Chile para desarrollar esa actividad, teniendo en cuenta que es central para la economía de su país?
La producción minera en Chile en los últimos 20 años ha aumentado de manera sustantiva y se convirtió en la viga maestra de la economía chilena. Las exportaciones Chile han crecido seis veces y sigue siendo el 50% de la exportación chilena, solamente la minería del cobre. Ahora con el litio también estamos intentando que sea algo más y hacerlo más rápido, porque hoy día los minerales duran poco. Hemos tenido buen resultado estos años, mientras enfrentamos dificultades en la economía chilena por un crecimiento bajo, en ningún caso se debe al precio de los minerales, más bien es lo contrario.
En Chile tuvimos el problema -que hay muchos en el mundo más progresistas- que a veces piensan que el medio ambiente y la producción minera son incompatibles. Hemos tenido algunas dificultades, pero creo que la creo que las estamos corrigiendo bien. La lección que yo diría es esa: si Chile tiene la minería que tiene, Argentina la puede tener también, porque está el otro lado de la Cordillera, porque no creo que al otro lado de Los Andes hayan cambiado tanto los los tipos de yacimientos que hay. Teniendo en vista los temas del medio ambiente, pero con un sentido mucho más constructivo en el sentido de decir “mire, vamos a sacar los minerales dando todas las posibilidades de mantener el ambiente”.
- ¿Qué impacto tiene Vaca Muerta para Chile?
Mucho. Hubiera querido que Vaca Muerta se hubiera empezado hace muchos años para que el gas viniera de Neuquén a Concepción y de ahí por un gasoducto hacia el Norte. Eso habría significado que no se hubiera interrumpido nunca el gas. Miramos con muy buenos ojos Vaca muerta. Vemos con muy buenos ojos la posibilidad de que Vaca Muerta sirva para que desde el puerto de Talcahuano, que es prácticamente Puerto de Concepción, sea útil para la exportación de gas que Argentina desea hacer. Sería un ejemplo además que se podría podría ser viral en otras partes del país, en que tenemos mucho más cosas así que hacer que las que estamos haciendo.
- Fue secretario general de la OEA. Tiene experiencia diplomática internacional, está llegando a la presidencia de Estados Unidos de nuevo Donald Trump. ¿Cómo está viendo primero Estados Unidos y después el mundo en general?
El resultado de la elección ha dejado perpleja a mucha gente, porque la de Estados Unidos no era la economía que le está yendo pero en el mundo, ni mucho menos, pero tiene otros problemas. El señor Trump planteó bien esos problemas, pero creo que hay un ánimo -que existe en otras partes del mundo- de tener un hombre fuerte. Y eso no es bueno, porque ya sabemos que hombres fuertes y dictadores hay en muchas partes. Uno no quisiera ver a Estados Unidos que -con todos sus defectos y todos las críticas que se le puede hacer- es una democracia funcional, pero no quisiéramos ver que cambiara en eso.
Respecto a las relaciones internacionales, un usando un lenguaje norteamericano, en la dicotomía aislacionismo - internacionalismo, Trump es más una aislacionista. Él no cree en la idea de que Estados Unidos esté obligado a construir un orden mundial mejor, ni mucho menos. Más bien, cree que la política exterior -como dijo algún ideólogo en los tiempos de la Guerra Fría- “no tenemos política exterior para cambiar el mundo, tenemos política exterior para poder hacer política en Estados Unidos como nosotros queremos”.
Trump está en eso. ¿Eso qué significa? Significa para América Latina: son cuatro temas. Los dos temas de los cuales hablo más en la campaña fue el comercio y la migración, para lo cual yo le agregaría además este el tema de las drogas, pero más las drogas sintéticas: el fentanilo. Y el otra tema para Trumpo es China. Ellos tienen un tremendo problema con la competencia con China, pero Chile, Argentina, Perú, Brasil y probablemente algún otro le exportan más a China que a Estados Unidos. Eso creo que debe preocuparlos bastante y podría ser tema no de conflicto, pero por lo menos de fricciones que sería bueno evitar.
- Cree que Milei puede convertirse en un interlocutor privilegiado con Donald Trump. ¿Puede pasar eso?
No lo sé. Estos días está yendo a ver a Trump para juntarse con él. No sé si un interlocutor privilegiado, porque al final también -cuando uno elige interlocutores en el plano internacional, no solamente se ciñe a las palabras, sino a quien me pueden dar, para qué sirvo. Eso debería mirarlo igual que Estados Unidos: en atención al interés nacional. Argentina es un país lo suficientemente grande como para hacer valer su interés nacional.
- Le voy a hacer una pregunta incómoda y usted me responderá lo que pueda y lo que considere apropiado. El presidente Milei tiene una narrativa bastante dura con respecto al socialismo. ¿Qué piensa usted de eso?
Con mucho respeto, creo que el socialismo -la socialdemocracia en la que yo creo- ya rompió con la dicotomía democracia-dictadura del proletariado al terminar la Primera Guerra Mundial. Ya de alguna manera aceptó la existencia de una economía de mercado, que surgió de manera plena después de la Segunda Guerra Mundial. La socialdemocracia es muy distinta a lo que el presidente de Argentina cree. No soy partidario de un socialismo de Estado, porque no se ha inventado nada mejor que la economía de mercado para hacer crecer las economías. Estoy convencido y lo digo con toda franqueza: basta con mirar las curvas de crecimiento para darse cuenta que el mundo empezó a crecer realmente porque hasta entonces crecía la población al mismo ritmo que la economía. La economía empezó a crecer mucho más rápido que la población allá por fines del siglo 18 al 19, es una realidad y no tengo ningún empacho en decirlo.
Pero economía de mercado hay muchas y el tema de la distribución del ingreso y la distribución de la riqueza es un tema muy central en las sociedades de hoy. Creo que una política socialista democrática es válida.
- ¿Y qué significaría una política socialista democrática?
Por eso, si Argentina tiene un camino distinto, está bien. Dentro del marco de la economía y de la geopolítica podemos entendernos mucho mejor.