Para el kirchnerismo senatorial, realizar una autocrítica es sinónimo de pecado. Al menos, así lo demuestran todas las reuniones que mantuvo el interbloque del Frente de Todos desde el 10 de diciembre pasado -en rol opositor- y una cumbre concretada el último miércoles en la Cámara alta, en la que no se hizo una sola mención a la casi interna entre la ex presidenta -que comandará el partido a nivel nacional- y el ahora eyectado para competir y actual gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela.
“Increíblemente, no se tocó el tema de la interna del PJ y su desenlace. Tampoco hubo festejo ni análisis. Nada. Casi, como si no hubiera ocurrido”, lamentó ante Infobae un reconocido legislador del bloque. Desde otro despacho adhirieron a dicha descripción y sumaron que, desde el usual sector “ultra” de la bancada que maneja el formoseño José Mayans -está en la lista que quedará al frente del PJ-, se planteó la necesidad de acompañar las acciones que se adopten el miércoles próximo, día en el que Casación dará su opinión sobre la sentencia a seis años de prisión contra la dos veces jefa de Estado en la causa Vialidad.
“Quedamos encapsulados en esto una vez más. Encima, con las novedades de la justicia en el medio, el proyecto de Ficha Limpia dando vueltas en Diputados y el Gobierno aprovechando para polarizar”, señalaron a este medio desde otra línea del Frente de Todos. A pesar de las diferencias, la situación no es de máxima tensión a la hora de votar para este espacio, un problema que suele darse con asiduidad en la Unión Cívica Radical (UCR), cada vez más encerrada en proyectos personales y movimientos del estilo “a quemar las naves”.
“¿Te imaginás lo que hubiera sido una repartija de votos entre Cristina y Quintela, con la actualidad de ella en la justicia y del gobernador en La Rioja, donde se paga con una moneda paralela? Por eso la desactivaron. Sin embargo, ello implica continuar con la historia ya conocida de acelerar cada vez más, como sugiere el Instituto Patria, lo que no augura un buen destino”, comentó a Infobae un experimentado asesor peronista.
Durante el convite del último miércoles, el kirchnerismo aún no decidió si le pedirá a la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, una sesión especial para rechazar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 846/2024, que permite al Ejecutivo reestructurar deuda en moneda extranjera sin cumplir con los requisitos establecidos en la Ley de Administración Financiera, en particular, en su artículo 65.
En resumen, ya no sería necesario conseguir dos de tres posibles mejoras en términos de plazo, intereses o quita de capital para llevar a cabo un eventual canje de deuda, y por ello la crítica opositora. Si bien no presentó una nota a Villarruel, la presidenta de la Cámara alta tiene la potestad de demorar una convocatoria al recinto, como hizo varias ocasiones para ganar tiempo a favor de un Ejecutivo que, a fin de cuentas, la dejó más que sola a la hora de derrotas. De hecho, en la ley que mejoraba las jubilaciones -luego vetada por Javier Milei-, la Casa Rosada operó una negociación en esa época que nunca existió.
Durante el encuentro kirchnerista del miércoles pasado además se habló de las supuestas negociaciones para la Corte Suprema de Justicia, con un cristinismo que sugiere estar agazapado y a la espera de llamados -insisten con una butaca para una mujer-, aunque algunos legisladores de la bancada comenzaron a despegarse de esta estrategia y deslizaron que ya están para votar a uno de los dos postulantes, el juez federal Ariel Lijo.