En el entorno de Cristina Kirchner y en el seno del kirchnerismo están convencidos de que la semana próxima no habrá buenas noticias en la Cámara Federal de Casación Penal. El miércoles 13, los jueces Gustavo Hornos, Diego Borinsky y Diego Barroetaveña darán a conocer la sentencia en la causa conocida como “Vialidad” por la que la ex presidenta fue condenada, en diciembre del 2022, a seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para el ejercicio de la función pública por administración fraudulenta en el manejo de la obra pública, y absuelta por el delito de asociación ilícita.
Desde ese diciembre, en el Instituto Patria intuyeron el derrotero. En la segunda semana del mes pasado, minutos después de que casación convocara a la audiencia para la semana entrante para la lectura del fallo sobre “Vialidad”, Cristina Kirchner aceptó el operativo clamor montado por La Cámpora y el cristinismo para postularse a la jefatura del PJ Nacional y, con esa maniobra, volver a tener la centralidad del peronismo. En la previa de una resolución que, según trasciende de fuentes judiciales, confirmaría la condena del Tribunal Oral Federal 2.
La ex presidenta planteará entonces en los próximos días que otra vez fue víctima del “lawfare”, y que los tribunales federales buscarán proscribirla -el mismo argumento que utilizó después de la acusación de los fiscales Diego Luciano y Sergio Mola-. En ese contexto, en el seno del kirchnerismo ultimaban en estas horas los preparativos de una serie de acciones que prevén ejecutar el miércoles próximo, con epicentro en los tribunales federales de Comodoro Py 2002 y algunas réplicas en otros puntos del interior y del Gran Buenos Aires.
Descartada una movilización masiva -en abril del 2016, en pleno gobierno de Cambiemos, una marea de militantes y dirigentes marchó hasta las puertas de esos tribunales, bajo una lluvia inclemente, para acompañar a la ex jefa de Estado, citada por el fallecido juez Claudio Bonadio en el marco de la causa conocida como “dólar futuro”, la primera de una seguidilla que sacó de quicio en estos años-, desde el Patria preparaban en estos días una puesta en escena peculiar: según aseguraron, montarán, en las puertas de Comodoro Py una “clase pública”, principalmente a cargo de Juan Martín Mena, uno de los colaboradores judiciales de la ex mandataria, de la más estrecha confianza, y uno de sus delegados en la administración bonaerense de Axel Kicillof, al frente del Ministerio de Justicia provincial. También estará Juan Grabois.
La escenificación frente a los tribunales federales porteños contará, además, con una particularidad. Según confiaron fuentes del kirchnerismo, viajarán especialmente para la ocasión colaboradores del presidente brasilero, Lula da Silva, que serán de la partida y que asesoraron al líder del PT frente a la andanada de investigaciones judiciales -plagadas, en buena medida, de irregularidades, bajo el paraguas de la llamada causa del Lava Jato- que terminaron con el mandatario en prisión, e impedido de participar en las elecciones presidenciales del 2018 en las que se impuso Jair Bolsonaro. Lula pasó 580 días tras las rejas.
De esa manera, el cristinismo buscará darle un tono épico y un contexto regional a la resolución que la sala IV de la cámara de casación prevé oficializar a mediados de la semana próxima.
En más de una conversación privada, Cristina Kirchner aludió, en ese sentido, a Lula da Silva. Incluso, según resaltaron fuentes cercanas, comparó la derrota de Fernando Haddad, por entonces candidato presidencial de la centro izquierda brasilera, frente a Bolsonaro, del 2018, con el revés de Sergio Massa del año pasado en manos de Javier Milei. “Si Lula después volvió y ganó, ¿por qué ella no?”, se entusiasmó hace algunos meses un dirigente K que la escuchó en la intimidad.
En diciembre del 2021, Cristina Kirchner y Lula se reencontraron en Buenos Aires en un campo en Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, un distrito que hace años que es del agrado de la ex vicepresidenta, cortesía de Eduardo “Wado” de Pedro, uno de sus delegados más cercanos. En ese momento, compartieron un asado con Máximo Kirchner, dirigentes camporistas y sindicalistas. CFK suele visitar Mercedes, aun en estos tiempos.
En su análisis político y personal, la ex presidenta está convencida de la teoría del “lawfare”. Al menos, es el argumento que mejor le cuajó para contrarrestar la batería de investigaciones judiciales y los expedientes que se acumularon en los tribunales federales. Fue la tesis a la que apeló después de que el fiscal Luciani pidiera seis años de prisión y su inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos en el marco de la causa “Vialidad”, y el razonamiento público que volverá a manotear en estos días frente al inminente fallo de casación.
En los tribunales, y en despachos políticos, corren las versiones en torno al rol que podría encarar la ex jefa de Estado en las elecciones de medio término, las primeras de la era libertaria. Por su decisión de candidatearse, y quedarse, con la presidencia del PJ -una definición inédita, según su historia política, ya que siempre renegó de la formalidad del peronismo-, se especula con una posible candidatura en el 2025.
En ese sentido, la eventual resolución de la Cámara de Casación en torno a la inhabilitación perpetua para el ejercicio de la función pública abre un abanico de conjeturas de cara al futuro político y electoral de la ex mandataria. De confirmarse la información judicial la semana próxima, los abogados de Cristina Kirchner presentarían un recurso extraordinario ante la cámara, que puede conceder y habilitar esa vía o bien rechazarlo y dar pie a la defensa de la ex jefa de Estado para que recurra en queja a la Corte Suprema, sin plazo de resolución.
En ese plano, la biblioteca jurídica entra en un terreno pantanoso: por la discusión en torno a si la resolución de cámara queda firme o no, y por el debate acerca de si esa decisión del máximo tribunal penal está en condiciones o no de ser ejecutada. Es una consideración que la Corte resolvió años atrás en el fallo Olariaga, según algunos juristas, de manera no demasiado clara. En ese contexto, hay un acalorado debate en los tribunales. Y una serie de hipótesis en relación a la negociación que se abrió en estos meses entre la Casa Rosada y el kirchnerismo por los pliegos de los candidatos al máximo tribunal. En particular, el de Ariel Lijo. En los pasillos de tribunales se rumorea de que podría haber novedades antes de fin de año. Es una tratativa que la ex jefa de Estado sigue, y monitorea, con particular atención.
En simultáneo a la Justicia, Cristina Kirchner decidió en los últimos meses acelerar en virtud de su postulación como jefa del Partido Justicialista frente a una resistencia que estas dos semanas terminó por quebrarse por parte del gobernador Ricardo Quintela, que intentó pelearle a la ex mandataria la presidencia del peronismo sin mayores herramientas ni apoyos partidarios más que los de un grupo de dirigentes que, en un buen número, intentaron en su momento convencer en vano a Alberto Fernández a que se independizara del kirchnerismo.
La decisión de Cristina Kirchner desnudó además una disputa que exhibe la crisis en el peronismo con epicentro en la provincia de Buenos Aires: la interna con Kicillof, un dirigente que creció políticamente bajo el paraguas de la figura de la ex vicepresidenta y que quedó enfrentado en estos meses por la puja en el peronismo. El gobernador recién se pronunció en favor de CFK una vez que la Junta electoral del partido resolvió proclamar a la lista encabezada por la ex mandataria como la jefa del PJ, esta semana, y Quintela dio por cerrada la discordia. Cerca del ex ministro de Economía explicaron que, más allá de los desacuerdos, protestará públicamente por la resolución del miércoles próximo de la Justicia.
En las últimas encuestas, por caso, Cristina Kirchner empezó a aparecer como una rival cada vez más nítida del Gobierno, en tiempos de polarizaciones cada vez más extremas. En estos días, por ejemplo, en un sector del peronismo bonaerense se encargó un estudio entre afiliados del PJ -unos mil- del Gran Buenos Aires y de distritos como Córdoba y Santiago del Estero. Se preguntó por la figura más representativa en la jefatura del peronismo. Se impuso cómodamente la ex presidenta.