(Córdoba, enviado especial) - En apenas 12 minutos, el politólogo Andrés Malamud analizó los principales desafíos que enfrenta la Argentina, las tendencias globales que condicionan -y a veces explican- lo que sucede en el país, y proyectó las certezas y las incertidumbres frente al año electoral que se avecina. Fue un resumen contundente que por su brevedad no fue menos profundo y que fue presentado como parte de las actividades que convocó la Fundación Mediterránea en esta ciudad, por su 47° aniversario.
El investigador principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa empezó su ponencia recordando una definición del sociólogo norteamericano Seymour Martin Lipset acerca de que “quien sólo conoce su país no conoce ningún país”. Malamud se refirió a fenómenos que vienen ocurriendo en el mundo en las últimas décadas, los comparó con lo que pasa en Argentina, trazó un panorama del 2025, se refirió a la “estrategia inteligente” que despliega Javier Milei y dejó una referencia elogiosa a Raúl Alfonsín, que había sido maltratado en el discurso previo del presidente.
Malamud expuso en un almuerzo con los socios de la Fundación Mediterránea, que fue parte de las actividades que organizó la presidenta María Pía Astori por la celebración de un nuevo aniversario del influyente think tank cordobés, que contó con la presencia del jefe de Estado -que viajó especialmente desde Buenos Aires- del gobernador Martín Llaryora, y de líderes y referentes empresarios del interior del país.
“Para entender lo que nos está pasando, es importante salir del ombliguismo y ver qué está pasando alrededor. Y lo que está pasando alrededor es que el mundo está cambiando, se está post occidentalizando. Y en el Occidente que nosotros vivimos periféricamente, las cosas cambian mucho más rápido”, afirmó el politólogo en su introducción y puso varios ejemplos de situaciones que podrían pensarse que solo ocurren en América Latina y, en realidad, forma parte de una misma película que se proyecta en todo el mundo.
“Si les digo que piensen en un economista tecnócrata que es convocado para salvar el país, durante un año estabiliza la economía y después es electo presidente, después de lo cual convoca elecciones parlamentarias, las gana y gobierna durante una década con un partido propio, alguien puede decir: Tercer Mundo, Ecuador, Rafael Correa. Y con el mismo criterio pueden decir: Francia, Emmanuel Macron”, afirmó.
“Puedo hablar de un presidente que pierde las elecciones, alega fraude y moviliza a sus electores a tomar el Congreso por asalto de manera violenta: América Latina, Bolsonaro o Estados Unidos, Donald Trump. O mencionar un empresario futbolístico muy importante que se presenta a la política, gana las elecciones y se lo investiga por corrupción: Horacio Cartés, en Paraguay o Silvio Berlusconi, en Italia”, agregó.
“O hablar de una crisis que lleva a que caigan los jefes de gobierno y asuma alguien que fue electo por el Parlamento y que hace tal desaguisado que en pocas semanas lo echan porque la economía se hunde: Rodríguez Saá, en Argentina o Liz Truss, en Gran Bretaña. Lo que nos está pasando en América Latina está pasando en Occidente. No nos pasa solamente a nosotros”, resaltó.
Argentina y la política amateur
Malamud reconoció que “en Argentina, como veníamos peor –o eso pensábamos-, estamos reconstruyendo, en vez de disolviéndonos; pero las democracias latinoamericanas están disolviéndose en la fragmentación, amateurización y divorcio”.
“La fragmentación es evidente: a nivel de los partidos y dentro de los partidos. Y esa fragmentación significa también mucha circulación: gente nueva que surge, inesperada. Un ex militar sentado 28 años en el final del Congreso, que de repente es presidente cuando nadie lo esperaba (NdR: por Bolsonaro). O un líder estudiantil en Chile, que su único trabajo fue militar estudiantilmente para llegar a presidente (NdR: Gabriel Boric). O un maestro rural en Perú, como Pedro Castillo”.
“Y con esta circulación viene la “amateurización”: somos gobernados por personas que no fueron entrenadas para eso. En Argentina decimos ‘gracias a Dios, finalmente llega alguien que no es de los que nos trajeron hasta acá'. Sin embargo, ese alguien (NdR: por Milei) recurre a equipos que venían formados de antes. Los principales ministros de este gobierno fueron ministros cuatro años atrás. Sturzenegger, Bullrich, Caputo”, explicó Malamud.
“Argentina es un país que, aunque nos parezca lo contrario, a veces contradice las tendencias. La tendencia en América Latina está más cerca de la anarquía que de la tiranía, de la dilución del poder que de la concentración del poder. A veces Milei tiene raptos agresivos y uno piensa “Esto es peligroso para la República”. Y después mira lo que está pasando alrededor y dice: “No, es una sobreactuación”, porque el peligro que enfrenta nuestro continente es lo contrario, es la selva, no el Estado fuerte”, explicó.
Y recordó que “esto no pasa solamente acá” y puso como ejemplos: “Los partidos que hoy gobiernan Francia, con Macron, e Italia, con Giorgia Meloni, no existían en 2010. Los partidos que gobiernan las principales cunas de la civilización occidental hoy fueron inventados hace menos de 14 años. Y en América Latina, en los cuatro últimos años, 21, 22, 23 y 24, hubo 16 elecciones presidenciales, contando la de Uruguay del domingo pasado y el balotaje que viene. De esas 16, en 13 ganaron partidos políticos que tenían menos de diez años de existencia, incluyendo Argentina. Hay excepciones: Uruguay, Paraguay y Brasil. El Mercosur es algo diferente en América Latina. Y Argentina es algo diferente en el Mercosur”.
Fragmentación y polarización
“A partir de esto que estamos viendo, podemos tratar de imaginarnos cómo se recomponen las cosas, pero lo importante es que a la fragmentación, habitualmente, se le superpone la polarización. Algo raro: fragmentación es partirse en muchos pedazos; y polarización es concentrarse en dos, lejos. Y a veces vemos las dos cosas juntas”, consideró Malamud.
El analista recordó que en Brasil “la polarización es altísima a la hora de elegir presidente”, ya que Lula y Bolsonaro “se llevan todos los votos y están lejos uno del otro”. Es un escenario que no trasciende a otras dimensiones, subrayó Malamud: “El Congreso es todo centro. La mayor parte de las gobernaciones e intendencias brasileñas son centristas, es el famoso Centrão, el ‘centrón’ donde van a buscar los votos con los que gobierna cualquier presidente, de izquierda y de derecha”.
“En Argentina no había ‘centrón’, pero se está formando ahora por el esfuerzo conjunto del presidencialismo -que ordena el oficialismo y desordena la oposición- y de la acción ácida, erosiva de Milei, que rompe todos los espacios para buitrear dentro de cada uno. Y esto, que es quizás perverso, es también muy inteligente: es lo que tiene que hacer para construir gobernabilidad en un sistema que le otorgó menos del tercio en las dos cámaras”, consideró.
El año electoral que se viene
“¿Qué va a pasar hasta 2025? Entremos a imaginar los escenarios electorales”, planteó Malamud y destacó: “Primer dato a tener en cuenta, es que no es una elección nacional; son 24 elecciones distritales. No habrá una boleta única en la cual un Milei vaya a la cabeza. Es probable que las boletas que apoye Milei tengan un león dibujado, pero los candidatos de Milei en las provincias no se han caracterizado por ser particularmente brillantes”.
“Quizás el león no ayude. Hacen falta también buenos candidatos. Y en la política argentina, los gobernadores y líderes provinciales, incluso de los partidos que no gobiernan, tienen el poder de la lapicera”, recordó el investigador de la Universidad de Lisboa, y completó: “Las elecciones que vienen se hacen provincia por provincia. Es decir se tejen provincia por provincia y se leen provincia por provincia, salvo el lunes posterior a la elección”.
“Si ustedes quieren saber cómo van a ser las tapas de los diarios llamados ‘nacionales’, (alias porteños) después de la elección, va a ser el resultado bonaerense. Porque siempre fue así: la elección de la provincia de Buenos Aires da el tono del resultado nacional, y quien gana en la provincia de Buenos Aires, gana el país. No es así, pero es la percepción que pasa”, manifestó.
El politólogo planteó: “Pueden ir a buscar desde 2005 en adelante y encontrarse con todo esto. En 2005 hubo elecciones intermedias la del debate de alta peluquería, que dijo Aníbal Fernández. En esa época Cristina le ganó a Chiche Duhalde y dos años después, Cristina era presidenta. La elección bonaerense anticipó la nacional”.
“Ahora, en 2009, la siguiente, De Narváez le ganó a Néstor, a Scioli y a Massa, que iban todos juntitos en la lista, los puso en una brochette y se los comió juntitos. Y De Narváez no fue presidente. En 2013, Massa gana la elección y el título de Clarín fue ‘Se abre una nueva época’, pero Massa no fue presidente. En 2017, Esteban Bullrich ganó la elección contra Cristina y Macri no fue reelecto. En 2021, Santilli ganó la elección y Patricia Bullrich no fue electa. ¿Qué significa esto? Las elecciones son distritales. La lectura será nacional. El resultado de la provincia de Buenos Aires no importa, es irrelevante”, afirmó.
La Boleta Única y la Provincia
De todos modos, Malamud resaltó que “esta es la primera vez en la historia que hay un cambio en la votación de la provincia de Buenos Aires”, a partir de la sanción de la Boleta Única de Papel, que cambiará físicamente la forma de votar, pero también tendrá impacto en la maquinaria electoral y la definición de los liderazgos.
“La provincia de Buenos Aires es una de las cuatro que votan al mismo tiempo que la Nación, porque las demás desacoplan las elecciones. La elección a diputados nacionales son simultáneas en la provincia de Buenos Aires, pero con la Boleta Única de Papel se desacopla la elección provincial y allí no hay una lista ‘provincial’, porque hay ocho Secciones Electorales, con legisladores desconocidos que son designados por los intendentes o por el gobernador, aunque este gobernador no controla el aparato, no maneja la lapicera”, resaltó.
“Los bonaerenses tendrán en una boleta, en un cuarto oscuro, los diputados nacionales: con Cristina, Karina, quien sea, que no van a tener capacidad de arrastrar a los desconocidos que sean candidatos a legisladores o a las celebrities que sean reclutadas para arrastrar a los candidatos a concejal de los intendentes, que serán los que hagan campaña”, consignó.
Y especuló con que la provincia de Buenos Aires, en esta elección, “se va a poner los pantalones largos, después de 140 años de vida; después de 1880, es la primera vez que la provincia de Buenos Aires tiene la posibilidad de crecer políticamente, no para transformarse en locomotora del país, pero sí para dejar de ser lastre”.
La estrategia de Milei
“¿Cuál es la estrategia del Presidente? Nosotros tendemos a pensar -incluso desde el interior del país- nacionalmente, pero Milei, no. Milei salió tercero en las dos Buenos Aires: perdió en la capital y perdió la provincia ante dos partidos en cada una. Y arrasó en 16 provincias del interior, con más del 70 en Córdoba y en Mendoza”, recordó.
Para Malamud, la estrategia de Milei “es federal y esto significa que quiere generar recursos para el interior, para que haya recursos y población. Y la provincia de Buenos Aires será problema de quien la gobierna. La Argentina que viene del corto plazo será una Argentina del agro, por supuesto, pero también del gas, del petróleo, de la minería. Y el RIGI es una estrategia para atraer inversiones, pero sobre todo es una estrategia para construir coaliciones, para ir desagregando gobernadores”.
“Milei ya tiene más gobernadores que Cristina. El RIGI es la manera. Kicillof no lo quiso. Cuando la provincia se hunda, porque no hay inversiones ahí entonces Milei va a asfaltar los caminos que conducen a La Plata para que el incendio sea en La Plata y no en Buenos Aires”, manifestó.
En el tramo final de la charla, Malamud admitió que esa estrategia “puede fallar” pero la definió como “una estrategia muy inteligente: federalizar la economía -federalizarla extractivamente, no productivamente, y ahí tenemos un problema a largo plazo- y al mismo tiempo tornarla generacional, a puntar a los jóvenes, sobre todo los jóvenes varones, que son el apoyo que sustenta movimientos de este tipo”.
“Si los jóvenes varones no votaran, Milei no sería presidente, Bolsonaro no lo habría sido, ni Trump tampoco. Las sociedades se dividen en cuatro sectores: viejos y jóvenes, mujeres y varones. Tres cuadrantes son tradicionales, el cuadrante masculino joven apoya mucho este tipo de cambio, el cambio agresivo que cambia la economía y quizás erosiona las bases de la convivencia”, destacó.
Andrés Malamud insistió con que para él la agresividad de Milei “es parte de la sobreactuación para construir la popularidad que le permite mantener la estabilidad”, pero resaltó que “la agresividad tiene rendimientos decrecientes; en algún momento tiene que ir reduciendo sino, empieza a ser contraproducente”.
“¿Cuál es el escenario ideal para la Argentina que viene, de 2025 para adelante? Winston Churchill ganó la guerra y al mes siguiente perdió las elecciones. Pero la paz estaba conquistada. Raúl Alfonsín, 41 años de su victoria, consolidó la democracia, perdió las elecciones. Nunca volvió al poder. Pero la democracia estaba conquistada. Milei está estabilizando la economía. Ojalá le vaya bien. Argentina necesita, después de la estabilidad democrática, estabilidad económica”, resaltó.
Y concluyó: “La prueba del éxito de Milei será cuando pierda las elecciones y la estabilidad lo sobreviva, porque entonces será de todos los argentinos”.