- El paro de 24 horas dejará sin servicio al transporte de trenes, aviones, subtes, camiones y barcos.
- Habrá disponibilidad de colectivos, porque la UTA no se plegó, pero se esperan demoras.
- Las organizaciones sociales realizarán 500 piquetes en todo el país.
Lo esencial: este paro impulsado por la Mesa Nacional del Transporte sumó el respaldo de diversos sectores sindicales, mientras que organizaciones sociales se movilizan con piquetes y ollas populares. La falta de colectivos reduce el impacto, pero el Gobierno reforzó las medidas de seguridad.
El titular del sindicato de La Fraternidad, Omar Maturano, defendió el paro nacional de este miércoles al señalar que la medida de fuerza es “contra una política económica y social”. Y minimizó el mensaje oficial del Gobierno, a través de la app Mi Argentina y otros canales oficiales, que señala que “los sindicalistas no te dejan ir a trabajar”.
“Este gobierno, como otros anteriores, no les gusta que estemos organizados, no les gustan las organizaciones sindicales. Es un Estado que no pretende hacer las cosas que debe hacer un Estado nacional, pero pretende ser un Estado recaudador. Para cobrar impuestos, son los primeros de la vida”, apuntó el dirigente del gremio de los maquinistas ferroviarios.
Maturano reconoció que la huelga “es una molestia, pérdida de tiempo y pérdida de descanso”, que afecta incluso económicamente a los trabajadores que la impulsan, ya que pierden salario y adicionales convencionales. Sin embargo, advirtió: “Parar es la única manera que encontramos de luchar, ¿qué vamos a hacer, movilizaciones para que nos caguen a palos?”, se preguntó, en una entrevista con TN.
El dirigente sindical también expresó matices con otros referentes gremiales, que resisten a las medidas económicas de Javier Milei como las privatizaciones. En ese marco, Maturano se mostró a favor de la medida. “Por mí, que privaticen todo. Yo no tengo problema con el capital privado, siempre que el capital sea humanizado y acepte condiciones de las leyes laborales de la Argentina, ¿cuál es el problema?”, planteó.
Y cerró: “Ahora, cuando privaticen o concesionen, cuando los pasajeros tengan que pagar $1500 de boleto, ni vamos a necesitar parar...Porque no va a haber pasajeros”.
Con un mensaje crítico hacia la huelga impulsada por la Mesa Nacional del Transporte, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), una de las entidades empresarias del agro, cuestionó la medida de fuerza.
“En medio de un país que se enfrenta a paros y parálisis, el campo sigue trabajando. Mientras las ciudades ven detenidos sus trenes y colectivos, en el campo el motor sigue en marcha porque la responsabilidad de alimentar, producir y sostener al país no admite pausas”, afirmó la entidad ruralista, en un posteo publicado en sus redes sociales oficiales.
Según la organización patronal, “el campo no abandona su misión”. “Desde Confederaciones Rurales Argentinas reafirmamos nuestro compromiso con cada argentino, con la seguridad alimentaria y con el desarrollo productivo del país. El campo es el corazón que late por todos, aun cuando otros se detienen”, advirtió.
En las inmediaciones de la Plaza Constitución, donde se producirá una de las concentraciones de organizaciones sociales y piqueteras, una decena de camionetas de la Gendarmería Nacional esperan con varios gendarmes refugiándose en la sombra de la temperatura que sube.
Según asegura uno de ellos, están allí para que no se concreten cortes de calle, lo que pondría en acción el protocolo antipiquetes.
La medida de fuerza de los Metrodelegados, que se plegaron a la convocatoria de la Mesa Nacional de Transporte impulsada, tenía un acatamiento total en el servicio.
“Desde el 10 de diciembre, las políticas del gobierno han sido en beneficio de una minoría y de ajuste para la mayoría de la sociedad. Un gobierno cada vez más autoritario que ataca y reprime a quienes piensan distinto”, señalaron.
La Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) planteó como reivindicaciones la defensa de “paritarias libres”, la “defensa del salario”, “no al impuesto al trabajo”, “por la soberanía nacional”, “por la libertad sindical”, entre otros puntos.
El Gobierno volvió a cuestionar hoy a los sindicalistas que llevan adelante el paro salvaje de 24 horas que afecta el funcionamiento de trenes, aviones, subtes, camiones y barcos. Mientras el presidente Javier Milei publicó una foto irónica sobre el rol de los gremialistas, el secretario de Transporte, Franco Mogetta, habló de un “boicot político” de un grupo funcional a un sector “que está tratando de organizarse para complicarle la vida a un Gobierno que no para de crecer”.
Algunos taxistas que cada día esperan pasajeros en las inmediaciones de la estación Once se paran al lado de sus autos y conversan. “Hay paro de trenes, no sé ni qué vinimos a hacer hoy acá”, dice uno.
“Salí hace dos horas y tuve un solo viaje. Estoy trabajando menos del 50% de un día normal. Vinimos acá a Once para levantar pasajeros que hubieran venido en colectivo en vez de tren, pero no nos paran. Hay mucha gente que hoy gastó más en viajar en transporte y no le quedan esos manguitos para el taxi del final”, explica Carmelo a Infobae.
Aunque hay conductores que salieron a trabajar, hubo sindicatos del sector que se adhirieron a la medida de fuerza. La Federación Nacional de Conductores de Taxis, que encabeza José Ibarra, se plegó a la huelga de la mesa nacional del transporte, principalmente en rechazo al Decreto 883/2024 que desregula la actividad. Desde el gremio consideran que la medida afecta a la seguridad de usuarios y a los trabajadores del sector, ya que habilita la posibilidad de que “cualquiera transporte a un tercero”.
“Esto lo único que logra es complicarnos a los laburantes”, dice Sandra, de 52 años. Vive en Mariano Acosta y todos los días sale de su casa a las 5.30 para llegar a Palermo o Recoleta, donde cuida a dos personas mayores. “Hoy salí 4.20, pero además gasto más plata, porque el colectivo es más caro que el tren y porque para completar el recorrido del tren necesito combinar dos colectivos”, suma.
En las inmediaciones de la estación de Once, algunos inspectores de líneas de colectivo aseguran que hay un poco más de demanda respecto de otros días. El paro de trenes sobrecarga otros transportes.
Los vendedores callejeros de café y tortillas aseguran, frente a la persiana cerrada de la estación del ferrocarril Sarmiento: “Hoy no vendo ni la mitad de lo que vendo un día común. Nos mata esto, porque dependemos de la plata del día para llegar con la comida de la noche”, dice uno de ellos.
En la estación Morón, de la misma línea ferroviaria, otros comerciantes coincidieron que su actividad hoy representará entre el 10% y el 30% del volumen de ventas que tienen diariamente. “Es prácticamente un día perdido. La gente no viene a tomar el tren y ahí perdemos casi todo nuestro público habitual. Con suerte venderemos un 20%, y mañana con el paro de colectivos también tendremos impacto”, le dijo un kiosquero a Infobae.
LATAM Airlines informó la suspensión y reprogramación de vuelos hacia y desde Argentina a raíz del paro total del transporte. El impacto de la medida de fuerza afecta sobre todo por la adhesión a la huelga de parte del personal de la compañía de handling Intercargo.
La empresa aérea informó “se ha visto obligado a cancelar y reprogramar su operación”, a pesar de que el “servicio ha sido declarado como esencial” por el Gobierno.
Entre los casi 40 vuelos cancelados y reprogramados, se incluyen rutas como Lima-Ezeiza, Santiago-Aeroparque y São Paulo-Aeroparque. Algunos vuelos que debían despegar el 29 de octubre, como LA2375 y LA1437 desde Lima hacia Ezeiza, también se vieron afectados.
La aerolínea ofrece a los pasajeros afectados distintas alternativas, como cambios de fecha o vuelo sin costo en un año desde la fecha de compra, y la devolución gratuita de boletos no utilizados y servicios adicionales.
Aunque no hay recolección de basura por la medida de fuerza, la acumulación en las calles no es especialmente llamativa: muchos vecinos tomaron el recaudo de no sacarla. La excepción es en grandes centros de tránsito, como estaciones de tren, donde a primera hora se veían montañas de basura.