El gobierno socialista de Pedro Sánchez tiene previsto normalizar las relaciones diplomáticas con la administración de Javier Milei, después del cortocircuito de fines de mayo, donde se cruzaron los enconos personales con los vínculos entre Estados. En la Casa Rosada están avisados de que empezó en el Ministerio de Asuntos Exteriores, que encabeza José Manuel Albares Bueno, los primeros movimientos para hacer regresar a Buenos Aires el embajador, tras cinco meses del cese de funciones de María Jesús Alonso Jiménez. El retorno se hará sin las “disculpas públicas” que había exigido el mandatario europeo a los dichos que su colega argentino pronunció sobre su esposa, Begoña Gómez, imputada en una causa por corrupción. Pero hay un factor clave: el impacto del RIGI y la posibilidad de que empresas españolas inviertan en el país.
Se trata de la última novedad que tuvo la gestión libertaria del ámbito internacional, pero no la única ni, tal vez, la más importante. Según pudo saber Infobae de fuentes oficiales, el gobierno chino le informó a la Casa Rosada que la cumbre de la CELAC prevista para enero próximo se postergó y se hará recién a fines de marzo o principios de abril. En esa oportunidad, y en un foro de países gobernados por la izquierda más extrema donde su figura desentona, Milei iba a tener el primer encuentro mano a mano con Xi Jinping, de acuerdo a lo que contó el mandatario en una entrevista con Susana Giménez.
El otro aspecto clave es la confirmación de la presencia del presidente argentino en Río de Janeiro en la reunión del G20, donde tiene previsto llevar el mismo ideario que planteó ante la Asamblea General de la ONU de rechazo a la Agenda 2030 y de promoción de una reforma de los organismos internacionales. Hasta ahora no está previsto un encuentro bilateral con Luiz Inacio Lula Da Silva, anfitrión y antagonista permanente de Milei, y sólo está confirmada su participación en los contactos obligados por la formalidad de la reunión que se hará el 18 y 19 de noviembre próximos.
La vuelta del embajador
A cinco meses de la salida de la Argentina de María Jesús Alonso Jiménez como embajadora en Buenos Aires, el gobierno de Sánchez venía siendo cuestionado con dureza por la oposición de su país, que exige una normalización de las relaciones. Hace diez días, el senador del Partido Popular Íñigo Fernández fue una de las voces que se alzaron para plantear que la decisión de dejar vacante la representación diplomática en Buenos Aires fue por una cuestión “que afecta a su vanidad”, recalcando la existencia de una “doble vara” respecto a los vínculos con Venezuela y con México, donde el rey Felipe VI no fue invitado a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum y “no pasa nada”.
La posición fue expresada en un encuentro de la comisión de Asuntos Iberoamericanos de la Cámara Alta, donde el portavoz del PP advirtió que “es difícil encontrar una crisis más absurda que ésta” y que tiene su origen, según recordó, en los comentarios del ministro de Transportes, Óscar Puente, contra el presidente Milei, sobre quien manifestó que parecía que había consumido “no sé qué sustancias”.
Lo que planteó el senador del PP no hizo más que exponer una realidad: el gobierno socialista de Sánchez muestra más cercanía y tolerancia con los países que tienen líderes con más afinidad ideológica. La relación con el Brasil de Lula y con Chile, que preside Gabriel Boric, está en un punto inmejorable, al igual que mantenía con el México de Andrés Manuel López Obrador, hasta que el caudillo izquierdista les plantó cara exigiendo disculpas por la Conquista de América y marginó al monarca español del cambio de mando.
La normalización implicará el regreso de un diplomático de carrera a Buenos Aires, pero todo el trámite depende de una decisión final de Pedro Sánchez que todavía no tomó. Por eso, en el gobierno son cautos. “Queremos que las relaciones se normalicen. Las diferencias personales no tienen que afectar los vínculos entre los países. De hecho, el embajador Roberto Bosch nunca tuvo ninguna instrucción para responder a la vacancia de Buenos Aires. No hubo retaliación”, explicaron a Infobae fuentes oficiales.
De todos modos, en el oficialismo no esperan que el regreso del embajador implique una mejora en el vínculo entre los presidentes. “Esto es motu proprio, no hubo disculpas públicas ni privadas”, aclararon. Pero subrayaron que hay un estímulo que sobrevuela el restablecimiento de las relaciones diplomáticas: el RIGI, un programa de fomento de las grandes inversiones que podría ser utilizado por empresas españolas. “No pueden darse el lujo de no tener un diplomático que gestione el vínculo entre Madrid y Buenos Aires”, explicaban a este medio fuentes que conocen la relación bilateral. Es que si bien España es la puerta de Europa para Argentina, Argentina es una plaza importante para las inversiones españolas.
El G20 y Lula
Según pudo saber Infobae, Javier Milei tiene previsto viajar el 17 de noviembre a Río de Janeiro para participar de la cumbre del G20, donde se convocan las economías más desarrolladas del mundo y donde Argentina tiene un sillón que consiguió el gobierno de Carlos Menem y del que en varias oportunidades estuvo bajo asedio. La participación del presidente está confirmada, pero lo que sí está casi descartado es un encuentro mano a mano con Lula Da Silva, con quien mantiene una pésima relación personal, aunque no llegó al punto del retiro de embajadores, como ocurrió con España.
Ya el presidente libertario mostró la tónica de su participación en un encuentro aparentemente inocuo, pero que expuso cuáles van a ser las cartas que va a jugar en cada foro internacional al que sea invitado el país. Hace dos semanas, Infobae reveló que Argentina fue el único país del G20 que no apoyó una declaración sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres que firmaron en Río de Janeiro ministras y funcionarios de las naciones del bloque. La política exterior del gobierno de Javier Milei profundizó así el posicionamiento expresado por el presidente en Naciones Unidas, con su solitaria “disociación” del Pacto del Futuro que apoyó el resto del mundo.
La reacción de la diplomacia brasileña no se hizo esperar: “Cuando la extrema derecha avanza, las mujeres pierden. Argentina, único país del G20 que no se suma al consenso sobre igualdad de género. Presidencia brasileña firme en su posición de que la igualdad no es negociable”, publicó en su cuenta de X Vanessa Dolce de Faria, Alta Representante para Temas de Género del Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño. Ese antecedente describe un escenario hostil entre ambos países y se prevé que la relación entre los presidentes mantenga el tono confrontativo de siempre.
Lo cierto el G20 reúne además de a Brasil a países que representan el 85% del PIB mundial, más del 75% del comercio mundial y alrededor de dos tercios de la población mundial. Forman parte de ese bloque también Estados Unidos, China, Alemania, Rusia, Arabia Saudita, Australia, Brasil, Canadá, Corea del Sur, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Sudáfrica y Turquía y dos bloques: la Unión Europea y la Unión Africana. En la Cancillería, que encabeza Diana Mondino, hay gestiones para reuniones de alto nivel, pero que se mantienen en reserva.
La relación con China
El otro dato diplomático importante para el gobierno argentino es la participación de Javier Milei en la cumbre de la CELAC. Sin embargo, ese encuentro sufrió cambio: el gobierno chino le informó a las autoridades nacionales que el encuentro no se realizará en enero, tal como estaba previsto originalmente, sino que se postergó para marzo o abril, en Beijing.
La cumbre de la CELAC reúne a los países cuyos gobiernos están en las antípodas de la expresión política que representa Milei. Más allá de eso, la presencia del mandatario argentino representará un giro en la diplomacia argentina, tras la fuerte posición contraria que manifestó el líder libertario tanto antes como una vez llegado a la Casa Rosada.
Allí en Beijing se dará el primer encuentro personal entre Milei y Xi Jinping. Casualmente, la semana pasada, en el día de su cumpleaños, el presidente argentino recibió una carta de felicitaciones firmada por líder del régimen chino.
A pesar de las diferencias ideológicas, la administración libertaria busca mantener un buen trato comercial con los socios asiáticos, aunque al mismo tiempo intentan sostener las relaciones con la Casa Blanca, que no ve con buenos ojos las inversiones del régimen en América Latina.
Antes de ese encuentro, habrá otro encuentro político que también tendrá importancia para el país, aunque no así para el gobierno: China realizará entre el 2 y 3 de diciembre el IV Foro entre el Partido Comunista de China y los partidos políticos de América Latina y el Caribe. A esa cumbre fueron invitados el Partido Justicialista y el Partido Renovador de Sergio Massa, pero no, claro, La Libertad Avanza.