En reclamo por los recortes presupuestarios que el gobierno de Javier Milei viene aplicando en las universidades nacionales y en algunos sectores de la salud pública, unas 5 mil personas confluyeron esta tarde en la Plaza de Mayo. En el acto central que se realizó a escasos metros del Cabildo sobre un camión que sirvió de precario escenario y bajo una fuerte custodia de la Policía Federal, de la de la Ciudad y también de efectivos de Gendarmería Nacional el acto contó con una demostración de RCP e incluyó a varios oradores.
Hubo fuertes críticas hacia las políticas implementadas por la administración libertaria, pero todo transcurrió en calma. Las principales columnas que partieron del Congreso Nacional correspondían a médicos, residentes, enfermeros y administrativos de los hospitales Garrahan (cuya protesta incluyó un paro del personal durante este martes por 24 horas), del hospital Bonaparte, especializado en salud mental, y del hospital Posadas de Haedo, acompañadas por unos cuántos militantes de partidos de izquierda, de agrupaciones de jubilados y de organizaciones sociales.
Todos se unieron a los docentes y alumnos de la UBA que ya desde las 10 de la mañana habían compartido clases públicas en distintos sectores de la plaza, en la que se dispuso un vallado a unos 40 metros de la Casa Rosada pero sin interrumpir el tránsito sobre las calles adyacentes, Rivadavia e Hipólito Yrigoyen.
Tatiana Fernández Martí, secretaria general del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UBA, contó que se realizaron clases de 13 facultades y también de profesorados que decidieron adherir a la medida. “Lo hacemos frente a la Casa Rosada para que no haga la vista gorda frente al desguace que está haciendo a la UBA. El salario básico de un docente universitario es de 128 mil pesos. Venimos a defender nuestro derecho a estudiar y a que los trabajadores tengan acceso libre y gratuito”, describió.
Por su parte, Ileana Celotto, secretaria general de la Asociación Gremial Docentes (AGD) de la UBA, en el segundo día de paro nacional de docentes y no docentes. señaló que “venimos a visibilizar nuestra lucha y pedimos una recomposición salarial urgente. Se darán 120 clases públicas, enfrentando el vaciamiento por el ahogo presupuestario, en conjunto con los estudiantes que están haciendo tomas en las universidades de la UBA pero también con las de General Sarmiento y de San Martín a demostrar cómo trabajamos cada día”.
Esas clases tuvieron una interrupción cerca del mediodía cuando el presidente Milei, luego de la reunión con su gabinete de ministros, se asomó a uno de los balcones de la Rosada para saludar a un pequeño grupo de seguidores que estaban cerca de la entrada de Balcarce 50. Unos 100 estudiantes advirtieron la situación, encontraron un hueco en las vallas y al grito de “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode”, le hicieron escuchar a los funcionarios sus reclamos con gritos y con varios insultos.
Cerca de las 16, cuando el sol pegaba con fuerza y con cierta tensión en la caminata que emprendieron los manifestantes por la Plaza de Mayo con un nutrido cordón de la Gendarmería y la Policía Federal, empezaron los discursos que hicieron foco en la necesidad de mejorar los sueldos tanto de la salud como de la educación. Otra de las exigencias fue la de un paro general y la necesidad de unir las demandas con las de los jubilados, otro de los sectores que fueron más afectados por la política económica que implementó Milei.
Todos coincidieron en pedir que se reviertan las difíciles situaciones que se están viviendo en tres hospitales públicos: el Garrahan, el Bonaparte y el Posadas. “Es una política (la de Milei) orientada a exterminar todo lo que tiene que ver con lo público”, expresó una de las oradoras.
Ana Fustiñana, médica del área de emergencias del Garrahan desde hace 20 años, dirigió desde el palco una improvisada clase de RCP de la que participaron profesionales médicos pero también algunos de los manifestantes, estudiantes, enfermeros y jubilados. Desplegaron almohadas en el piso y ante distintas arengas fueron “resucitando” a los salarios por debajo de la línea de pobreza, a las magras percepciones de la clase pasiva y a los bajos ingresos de los trabajadores en general.
“Hace tiempo que los residentes vienen peleando, desde abril para que les regularicen su situación. Y también los médicos. Los salarios están por debajo de los 600 mil pesos. Por eso hicimos 24 horas de paro con los servicios esenciales, como las guardias y la atención de urgencia, garantizados. Las nuevas autoridades asumieron hace 4 días y todavía no mantuvieron diálogo con el personal”, le contó a Infobae.
En la actualidad, este centro de salud reconocido como uno de los mejores de América Latina está inmerso en un conflicto salarial. Exigen un 100% de aumento salarial, $1.500.000 pesos de sueldo inicial y aumento para quienes cumplan las guardias de 24 horas, entre otros puntos.
Este medio también pudo entrevistar a Jimena Lettieri, empleada administrativa del Posadas, quien fue despedida después de 23 años de trabajo. Ya la habían echado en 2018 durante la presidencia de Mauricio Macri, pero fue reincorporada.
“Estoy contratada, como gran parte de los que hacen tareas administrativas. Tiene que ver con un vaciamiento en el Posadas. Ya hubo 130 despidos en esta gestión, estamos hablando de un hospital nacional. Defensa del hospital público y una referencia de la zona oeste. Se produjeron 88 despidos en junio, luego hicieron varios más en forma individual y otros 20 el 17 de octubre. Echaron a una médica neumonóloga especialista en endoscopías respiratorias con 30 años de contrato y que formaba a otros profesionales”, relató.