Cristina Kirchner se reunirá este viernes con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, con el objetivo central de acordar una lista de unidad que aglutine a todos los sectores del peronismo y defina la conducción del Partido Justicialista (PJ) a nivel nacional. Los dos apiran a llegar a la presidencia del partido.
Mañana a la medianoche se vence el plazo para presentar las listas de candidatos ante la junta electoral partidaria. La ex presidenta quiere forzar una lista de unidad que la lleve como principal candidata. Que el riojano se quede con la vicepresidencia y que se acuerde el resto de la lista.
El “Gitano” no quiere bajar su candidatura y dijo estar dispuesto a jugar a fondo para llegar a la cima del partido. Aunque ayer, según dirigentes que están en su entorno, notó que el guiño de Kicillof a la ex presidenta, durante su discurso en Berisso, puede ser interpretado como una quita de su apoyo de cara a la disputa de poder con la ex mandataria.
Sería, según versiones que subsisten cerca de Quintela, un pedido que le habría realizado la ex presidenta a Kicillof en la reunión que habrían tenido el último martes. Encuentro que fue confirmado por el kirchnerismo y desmentido por el kicillofismo, en un extraño choque de pareces.
Anoche, durante una entrevista en el canal América, el riojano volvió a manifestar su intención de competir. “Cristina dijo que agarráramos el bastón de mariscal. Yo lo hice y recorrí once provincias. Después emergió su candidatura. Pero ahora me resulta difícil haber generado esa expectativa. La competencia le va a dar lugar a dirigentes nuevos que no tienen visibilidad”, explicó, dejando en clara su voluntad de llevar al límite la idea de competir en una elección interna.
Frente a la puja de poder entre la ex presidenta y el riojano, se abre un abanico de opciones sobre lo que puede suceder en el partido. En el kirchnerismo creen que Quintela “se está vendiendo caro” y que en el encuentro de hoy terminará aceptando una lista de unidad que esté encabezada con CFK. Esa es la opción que más gira en la dirigencia porque, como ha sucedido históricamente, el peronismo termina convergiendo en una opción que aglutina a la mayoría. Una lista única con casi todos adentro.
Otra posibilidad es realizar una competencia interna, situación que nunca sucedió en el partido. En el peronismo ven inviable la posibilidad de organizar los comicios partidarios con un mes de anticipación y sin suficiente dinero para poder solventar los costos. Por eso, la gran mayoría descarta la posibilidad de que realmente se haga la elección.
Una tercera opción que aparece en el horizonte es la de negociar la postergación de los comicios para los primeros meses del año que viene, bajar el nivel de conflictividad y abrir la puerta al desembarco de un nombre común que anule el conflicto. Una tregua.
Para Cristina Kirchner todos los escenarios que no sean el que la deja a ella como presidenta del PJ, son sinónimo de derrota. Una posible muestra de que su liderazgo y su conducción tienen limitaciones cada vez más evidentes. En cambio, una presidencia acordada por todos los sectores., revitalizaría su rol y su conducción, pocas horas después de que Kicillof hiciera equilibrio entre la autonomía, el peso propio y la reivindicación a su figura.
La posibilidad de lograr una lista única recibió un espaldarazo ayer con el pedido que realizó el gobernador bonarense durante el acto en Berisso por el Día de la Lealtad. “Los mejores días siempre fueron con Cristina. No me interesa disputar ninguna interna”, sostuvo. Detrás de ese mensaje explícito mostró volumen dirigencial y decisión de plantarse ante la forma de liderar de la ex presidenta.
“Se plantó ante el método de CFK de que saca un tuit y todos se acomodan. Se terminó eso. Así no se construye”, sostuvo un funcionario bonaerense después del acto de ayer. Se trata de la pelea para anular y romper el método de conducción de la ex presidenta, la pelea que Kicillof nunca explicó en voz alta.
Si bien nombró a CFK en reiteradas oportunidades, evitó pronunciarse sobre su candidatura al PJ Nacional, postura que le achacaron varios dirigentes del kirchnerismo durante la jornada de ayer. Sergio Berni, Agustín Rossi y Anabel Fernández Sagasti dijeron no entender los motivos por los que Kicillof no se pronunció a favor de la candidatura para presidir el partido.
“Espero que Axel pueda explicar y remediar este silencio. Es gobernador por el empuje y la decisión política de Cristina. Me duele que entre Quintela y Cristina no haya decidido a quién apoyar”, aseguró la senadora mendocina en el programa Mejor País del Mundo, en Radio con Vos.
Kicillof protagonizó una jugada política inteligente. Encabezó un acto en el que mostró respaldo dirigencial de peso pese a no tener el aval de la familia Kirchner y tuvo acompañamiento militante en la calle. Se puso por encima de la interna, reivindicó la figura de la ex presidenta, se colocó como eje de la unidad y anticipó que protagonizará la construcción de una alternativa a Javier Milei desde la provincia de Buenos Aires. Pragmátismo furioso.
Salió bien parado de un acto armado al calor de la interna bonaerense. La sobrevoló y la sacó su agenda. Seguramente la seguirán sus aliados territoriales. Los que lidian por lo bajo con la disputa de poder que están teniendo con Máximo Kirchner y La Cámpora. Son los que se embarran en la dialéctica confrontativa y los que le dieron estructura y logística al acto. Salió indemne de un discurso difícil en un contexto enrarecido.
Varios dirigentes del peronismo vieron el acto de Berisso como el inicio de un camino hacia la unidad. Que lo haya pedido Kicillof y no CFK, cambia la ecuación. El gobernador bonaerense tiene cierto consenso, por fuera del kirchnerismo duro, para ser el que ocupe un lugar preponderante en el peronismo que se está rearmando. “Hay que cuidar a Axel”, repiten en el interior del país. Una postura que marca la diferencia con el camporismo donde dicen: “La líder es Cristina. Está viva, activa y vigente. Axel tiene que dejar de victimizarse”.
En un acto que se realizó anoche en la Federación Argentina de Boxeo, Mariano Recalde, presidente del PJ Porteño, dejó en clara la postura del camporismo y el cristinismo: “Venimos a reconfirmar la lealtad con Cristina. La persona que nos dio los días más felices. La que representa el pasado, el presente y el futuro. Representa la esperanza. Yo me quiero meter en una interna del peronismo para bancar a Cristina”. Un grito de guerra desde la trinchera porteña.
Al costado del escenario lo aplaudieron dirigentes ultra K como Oscar Parrilli, Paula Pennaca y Víctor Santa María. “La unidad es con todos. No sobra nada. Hay que confrontar contra Milei y contra los gobernadores peronistas que se sienten más cómodos con este Gobierno”, fue la sentencia del senador nacional, en un acto que no llevó el sello del PJ Porteño por diferencias entre el camporismo, Juan Manuel Olmos y Juan Manuel Abal Medina, quienes no accedieron a participar de un acto que estaba completamente centralizado en CFK.
El encuentro de hoy aún no tienen hora. Hasta anoche en el Instituto Patria esperaban que Quintela se comunique, tal como había prometido, para acordar el horario de la visita. Pero no había hecho ningún llamado. “¿Habrá reunión?”, se preguntó anoche tarde un dirigente del peronismo que está al tanto de todos los vaivenes de la interna del PJ.