Martin Baron, ex director de The Washington Post: “La democracia muere en la oscuridad”

El periodista recordó el lema del tradicional diario en una charla en Buenos Aires. Invitado por Telecom, habló sobre los ataques crecientes a la prensa, su rol en la democracia y la sustentabilidad de los medios a partir de los avances tecnológicos. Defendió la objetividad en la profesión

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Martin Baron vino por primera vez a Buenos Aires para dar una charla, presentar su libro y hablar en la SIP (Fotos: Jaime Olivos)
Martin Baron vino por primera vez a Buenos Aires para dar una charla, presentar su libro y hablar en la SIP (Fotos: Jaime Olivos)

El periodista estadounidense Martin Baron, ex director de The Washington Post, del Boston Globe - en el que lideró el equipo de investigación que reveló los abusos sexuales de la iglesia católica en esa ciudad norteamericana- y del Miami Herald, dio una charla hoy en Buenos Aires sobre los desafíos de la profesión en un contexto de ataques crecientes a la prensa, y el futuro de su sustentabilidad a partir de los cambios tecnológicos y el avance de la Inteligencia Artificial (IA). A su vez, ratificó el valor del periodismo para investigar al poder y su rol en las democracias, y defendió la búsqueda de la objetividad en el ejercicio profesional.

Bajo el título “Mostrar la verdad. Desafíos de la tecnología hacia el ejercicio del periodismo de calidad”, la exposición tuvo lugar en el marco del ciclo Redacciones 5G, un programa de formación de Telecom sobre innovación en medios y periodismo. El prestigio y trayectoria de Baron hicieron que el auditorio del edificio de la compañía telefónica estuviera colmado. Los 18 premios Pulitzer que ganaron las redacciones que lideró el periodista hasta su retiro en 2021, justificaban la expectativa.

En su primera vez en Buenos Aires y con una agenda intensa, Baron será uno de los principales expositores en la 80° Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que tendrá lugar entre el 17 y el 20 de octubre en la ciudad de Córdoba. A su regreso a la Ciudad de Buenos Aires, el lunes presentará en el Museo Malba su primer libro Collision of power, Trump, Bezos and The Washington Post, publicado en 2023, que escribió tras dar un paso al costado en la profesión.

Baron se explayó esta mañana durante 38 minutos, leyendo la charla que había preparado en perfecto español. Comenzó trazando un panorama sobre el periodismo actual, más allá de las fronteras. “Lo que ven que está sucediendo en sus respectivos países es muy similar a lo que yo veo que está sucediendo en el mío, aunque quizá lo que está sucediendo en sus países sea peor”, arrancó.

Con un diagnóstico crudo, afirmó que la sustentabilidad del periodismo se ve amenazada y alertó sobre su impacto para la sociedad. “Las prácticas tradicionales de nuestra profesión sufren ataques constantes. La democracia está en peligro. El periodismo y la democracia están indisolublemente relacionados. No existe la prensa independiente sin democracia. Y la democracia no podría subsistir sin la prensa independiente. Nunca fue así. No puede ser así, nunca”.

Destacó que, más allá de los cambios que han venido experimentando los medios de comunicación en las últimas décadas, “la prensa sigue siendo esencial para difundir la información que las personas necesitan para autogobernarse y, al más alto nivel, para hacer que los que están en el poder rindan cuentas. Cuando no hay nadie que actúe como centinela, resulta mucho más fácil cometer actos ilícitos. Los políticos buscan perpetuar su control del poder. La corrupción se convierte en algo común, el gobierno abusa de la autoridad que tiene y se socavan los derechos de los ciudadanos comunes. Cuando queremos acordarnos, esos derechos ya no existen”.

Recordó el eslogan de The Washington Post, del que fue su editor ejecutivo durante más de ocho años: “La democracia muere en la oscuridad”. Y ratificó su vigencia. “La luz del sol es el mejor desinfectante que existe. Creo firmemente que la mayor parte de la ciudadanía desea que la prensa arroje luz sobre quienes los gobiernan y sobre quienes ejercen una influencia desproporcionada en sus comunidades y en su país. La información veraz da poder a todos, no a unos pocos elegidos”.

“A partir de mi propia experiencia, creo categóricamente que el público nos apoyará si hacemos nuestro trabajo de manera justa, precisa, honesta y honorable”, añadió con una dosis de optimismo sobre la profesión que abrazó durante 45 años. Lo escuchaban directivos de medios, periodistas y referentes del sector tecnológico, entre otros asistentes.

Baron - que hoy tiene 69 - recordó que cuando ingresaba a la redacción de The Washington Post, lo primero que veía era los principios que rigen el diario desde 1935. “Allí estaban, grabados en la pared, como un recordatorio permanente de lo que representábamos. El primer principio reza: ‘La primera misión de un periódico es decir la verdad en la medida en que la verdad pueda ser comprobada’. Este principio reconoce que determinar la verdad es un proceso. Es difícil. La verdad puede ser esquiva. Pero ese primer principio también reconoce que la verdad existe y que debemos trabajar incansablemente para descubrirla”.

Y en ese sentido, se preguntó: “¿Cómo nos aseguramos de que la verdad sobreviva a los ataques que se libran en su contra?”. En su respuesta, precisó la tarea que hoy tienen los medios de comunicación. “Por lo pronto, no solo tenemos que ‘decir la verdad’, como indica el principio de The Washington Post. Tenemos que mostrarla. Ya no podemos limitarnos a decirle a la gente cuáles son los hechos. Debemos mostrarle las pruebas. Y hoy contamos con las herramientas digitales para hacerlo”.

La consigna, según Baron, “en momentos de duda sobre hechos básicos debe ser: ‘Mostrar, no solo relatar. Siempre, en todas las historias. Y en todos los lugares que podamos”’. Y comparó la tarea del periodismo con la de un abogado en los tribunales: “No basta con defender su caso con argumentos. Debe mostrar todas las pruebas”.

A su vez, resaltó la importancia de recurrir a nuevas herramientas visuales para hacer más entendible la información. “Por medio de gráficos interactivos, debemos ayudar al público a comprender temas complejos de una forma que sería imposible o muy difícil de lograr si sólo se enfrentaran a texto”.

Barón presentará el lunes su libro Collision of power, Trump, Bezos and The Washington Post, publicado en 2023
Barón presentará el lunes su libro Collision of power, Trump, Bezos and The Washington Post, publicado en 2023

Sin acuerdo sobre los hechos

A continuación, el ex director de The Washington Post se dedicó a analizar los principales desafíos y amenazas que - según su visión - enfrenta el periodismo hoy, y cuál debería ser la respuesta desde la prensa profesional. “No hay respuestas fáciles. No hay garantía de soluciones”, admitió de entrada.

“La principal amenaza a la que nos enfrentamos hoy en día es, casi sin duda, la incapacidad de la sociedad para ponerse de acuerdo sobre un conjunto compartido de hechos. En realidad, es peor que eso. No podemos ponernos de acuerdo en cómo determinar que algo constituye un hecho. Esta situación representa un peligro no solo para el periodismo. Representa un peligro para la democracia e, incluso, para el progreso de la humanidad”, sostuvo.

“La democracia exige que mantengamos un debate sobre las políticas que se implementan. A menudo implica diferentes análisis y diferentes interpretaciones de los eventos y los datos. Pero presupone que, en términos generales, estamos de acuerdo en los hechos más básicos. No obstante, a menudo, y es preocupante que así sea, este ya no es el caso”, analizó Baron.

Puso como ejemplo lo que sucedió en las controvertidas elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos. “Sabemos que Joe Biden ganó. Hay una cantidad abrumadora de pruebas que demuestran que así fue. No hay pruebas creíbles de que no ganó. Hubo múltiples recuentos. Hubo rigurosas auditorías. Hubo intentos judiciales de impugnar los resultados oficiales que fracasaron una y otra vez, ya que los jueces de todos los niveles, y nombrados por diferentes presidentes, incluido Donald Trump, citaron la falta de pruebas. El Departamento de Justicia de Estados Unidos determinó que no hubo fraude significativo. Así también lo determinó la agencia de seguridad cibernética del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos. Sin embargo, más de un tercio de los votantes registrados, y casi dos tercios de los republicanos, creen que Biden no fue elegido legítimamente”.

Sobre los motivos de que esto sucede, dijo sin dudarlo: “Porque eso es lo que les dice, una y otra y otra vez, un expresidente que no soporta la idea de que la ciudadanía estadounidense haya votado para desalojarlo de la Casa Blanca. Y porque este ex presidente cuenta con el apoyo de sus aliados mediáticos, en televisión, radio y en línea, que difunden esas mismas mentiras sin cesar”.

En la misma línea, recordó lo que sucedió el 6 de enero de 2021, cuando el Capitolio de los Estados Unidos fue asaltado por partidarios de Trump. “La democracia estadounidense estuvo bajo asedio, muy cerca, de hecho, de desaparecer. Los resultados de una elección presidencial estuvieron a punto de ser anulados por una turba que llevó a cabo una insurrección incitada por un presidente en ejercicio”.

“Si hubieran tenido éxito, tal como declaró un juez federal recientemente, se habría puesto fin para siempre a la transición pacífica del poder, según lo establece nuestra Constitución. No obstante, lo que escuchamos de parte de los miembros del Partido Republicano fue que el comportamiento canallesco del 6 de enero de 2021 fue nada más que una ‘visita turística normal’. Que el desenfreno de la turba insurrecta, violenta y armada fue un ‘discurso político legítimo’. Que las personas detenidas y encarceladas son rehenes políticos a quienes se persigue de manera injusta e ilegal”, relató.

Baron enumeró los desafíos que enfrenta el periodismo profesional hoy
Baron enumeró los desafíos que enfrenta el periodismo profesional hoy

El poder de la IA

La segunda amenaza que mencionó, y a la que calificó como cada vez más grave, es el poder de la tecnología para “disfrazar y falsificar” la realidad.

“Ya hemos visto cómo las redes sociales pueden ser manipuladas para influir en las elecciones, despertar pasiones, generar hostilidad contra las poblaciones marginadas y los enemigos percibidos. Pero es probable que el mayor desafío provenga de la inteligencia artificial generativa. Las falsedades, especialmente las relacionadas con las imágenes visuales, se volverán más frecuentes, más peligrosas y cada vez más difíciles de detectar y refutar. Es probable que las herramientas que usamos hoy para discernir tal manipulación no nos resulten suficientemente útiles para este fin”, afirmó.

Según su previsión, “la posibilidad de generar problemas será enorme, ya que las herramientas de manipulación se podrán obtener de manera fácil y a bajo costo. Por lo tanto, la manipulación será más frecuente. Y será utilizada para obtener beneficios políticos, personales y comerciales”. También consideró como “probable que las personas y empresas malintencionadas se muevan con más rapidez de lo que pueden hacerlo los organismos reguladores o los medios de comunicación acreditados”.

Para hacer frente a esa amenaza, consideró que “las redacciones deberán investigar más en profundidad; las unidades de investigación periodística precisarán más recursos en términos de personal, tecnología, fondos, conocimiento y experiencia; y tendrán que asociarse con especialistas independientes que posean experiencia en inteligencia artificial”.

Si bien reconoció las ventajas de usar las herramientas de inteligencia artificial para realizar tareas periodísticas como escribir con rapidez títulos para las redes sociales y los motores de búsqueda, resumir historias o traducir notas velozmente y con precisión, “la IA generativa no puede hacer periodismo”.

Y en ese sentido, advirtió: “No puede verificar lo que es verdadero y lo que es falso, y es sumamente susceptible a la difusión de información errónea y desinformación que recoge de fuentes poco confiables en Internet. Le otorga a cualquier persona que tenga intenciones maliciosas los medios necesarios para difundir, de manera rápida y con facilidad, falsedades que resultan creíbles. Esto ya está sucediendo. Ya lo hemos visto en las actuales elecciones presidenciales en los Estados Unidos”.

Baron habló en el auditorio del edificio de Telecom, antes de partir hacia Córdoba para exponer en la Asamblea de la SIP
Baron habló en el auditorio del edificio de Telecom, antes de partir hacia Córdoba para exponer en la Asamblea de la SIP

La sustentabilidad financiera

El tercer desafío al que se refirió fue la estabilidad financiera de los medios. “Cualquier amenaza a la sustentabilidad económica es una amenaza a la capacidad de las organizaciones de noticias para que puedan cumplir con sus tareas más básicas en tiempos de democracia: desde informar al público acerca de lo que está pasando en sus comunidades, países y en el mundo, hasta hacer que las personas e instituciones poderosas y con gran cantidad de recursos rindan cuentas por su accionar”.

Consideró que la adopción del modelo de suscripción pago aporta ingresos adicionales, pero “no es la panacea” ya que la cantidad de suscripciones puede aumentar o disminuir según varíe el interés del público en las noticias. “Después de todo, la gente está dispuesta a pagar por un número limitado de suscripciones. Y entre el público todavía hay muchas personas que creen que la información debería ser gratuita, y que lo que pueden obtener de forma gratuita les alcanza y posee la credibilidad necesaria”.

Contó la experiencia de The Washington Post que, algunos años después de que fuera adquirido por Jeff Bezos, fue nombrada la empresa más innovadora del mundo. Cuando la adquirió el fundador y dueño de Amazon en 2013, sus suscripciones crecieron de casi cero a tres millones, para cuando Baron se jubiló en 2021. “Tuvo seis años consecutivos de rentabilidad. Pero este fenómeno se detuvo de repente en 2022. Trump ya no estaba en el poder. Disminuyó el interés por la política nacional. Se disipó la preocupación sobre la amenaza que constituía Trump para la democracia. Y los suscriptores, que habían sido atraídos con tarifas introductorias de bajo costo, se resistieron cuando finalmente se les pidió que pagaran el precio completo. El periódico perdió casi medio millón de suscriptores. El tráfico digital se desplomó. Y en 2022, The Post perdió dinero y desde entonces sigue sufriendo grandes pérdidas”, recordó. “Los desafíos que enfrenta ponen de manifiesto cómo el éxito pasado no es un consuelo en un entorno mediático que está en constante cambio”.

Baron admitió que independientemente de las suscripciones, “las organizaciones de noticias siguen dependiendo en gran medida de un mercado publicitario en el que plataformas tecnológicas como Google, Facebook y Amazon son cada vez más dominantes”. Y en ese sentido, señaló que “los medios de comunicación deberán alejarse de lo que se ha convertido en una dependencia y, en muchos casos, una adicción al tráfico de los motores de búsqueda y las redes sociales”. Recomendó, en cambio, “generar una base genuina de lectores, oyentes y espectadores leales que confíen en su marca, a quienes les guste lo que producen y que periódicamente regresen directamente a consumir sus productos”.

En ese punto, definió cuál debe ser la actitud de los periodistas hoy: acostumbrarse a la incomodidad. “La inestabilidad llegó para quedarse. Si no pueden aceptar esta situación, si se desaniman y no están dispuestos a ser flexibles e innovadores cuando se enfrentan a la disrupción de manera constante, es posible que el periodismo no sea el trabajo más indicado para ustedes”, señaló. Y generó risas en los asistentes.

Menú degustación para los jóvenes

Esa reflexión le dio pie para el cuarto desafío que analizó: las nuevas modalidades en las que los jóvenes se informan que implican una reinvención de los medios de comunicación.

“Las generaciones más jóvenes están más orientadas hacia las imágenes y menos hacia el texto. La capacidad de atención es breve, a veces, sorprendentemente breve. Las estructuras formales y tradicionales de las historias no son bien recibidas. La voz de la autoridad, es decir, el tono habitual utilizado en las principales instituciones mediáticas, a menudo sufre el repudio. Se acoge con beneplácito la voz de la autenticidad, la voz de personas aparentemente corrientes, como los propios lectores, espectadores y oyentes”, describió.

En ese sentido, sostuvo que los medios deben saber aprovechar el hecho de ser instituciones y aprovechar las ventajas que este hecho conlleva, al ser “marcas reconocidas universalmente, un conjunto de normas y principios éticos, y la posibilidad de obtener recursos financieros”. Pero, al mismo tiempo, deben “encontrar la manera de hablarle al público de manera más informal, más accesible”, “idear la manera de contar historias visualmente”, y “comunicar la información de forma más breve para una generación que tiene déficit de atención”.

“Siempre podemos ofrecer narraciones largas e investigaciones largas, por supuesto, pero tendremos que dividirlas en secciones más pequeñas para las personas que prefieren obtener su información de esa manera: tenemos que descubrir cómo convertir el plato principal de la cena en un menú de degustación”.

Es la primera visita de Baron a Buenos Aires, y en la charla expuso en español los apuntes que había preparado (Jaime Olivos)
Es la primera visita de Baron a Buenos Aires, y en la charla expuso en español los apuntes que había preparado (Jaime Olivos)

Baron insistió en la necesidad de adaptarse al entorno cambiante que enfrenta la profesión. “Los consumidores de medios valoran cada vez más la brevedad, la instantaneidad, la movilidad, la flexibilidad y la autenticidad. No importa cuánto deseemos los viejos tiempos, los proveedores de noticias de calidad deben encontrar una manera de vivir con éxito en el mundo tal como es. Eso requerirá determinación, creatividad y agilidad incesantes”.

Defensa de la objetividad

Como último desafío, Baron se refirió a los cuestionamientos crecientes al llamado periodismo objetivo, y se definió como parte de un grupo cada vez menor de periodistas en los Estados Unidos, que siguen apoyando la objetividad en su trabajo.

Para contrarrestarlos, arrancó enumerando los argumentos esgrimidos en contra de la objetividad. “Primero, que nadie puede ser verdaderamente objetivo, que todos tenemos opiniones, así que ¿por qué ocultarlas? Segundo, que la verdadera objetividad es inalcanzable. Los defensores de esta idea argumentan que nuestras opiniones condicionan todas las decisiones que tomamos en el ejercicio del periodismo, desde las historias que decidimos investigar, hasta las personas que entrevistamos, las preguntas que formulamos y la forma en la que redactamos las historias. Por lo tanto, si la verdadera objetividad está fuera de nuestro alcance, no finjamos que la estamos poniendo en práctica. Es más, ni siquiera lo intentemos. En tercer lugar, que la objetividad no es más que otra palabra para hablar de falso equilibrio, falsa equivalencia o neutralidad, incluso cuando las pruebas apuntan abrumadoramente en una dirección determinada”.

Sostuvo que muchos periodistas en los Estados Unidos han llegado a la conclusión de que el periodismo “ha fracasado estrepitosamente a la hora de cumplir con su responsabilidad en un momento peligroso de la historia”. Entre otros argumentos, se basan en que Trump fue elegido “a pesar de sus mentiras, su nativismo, su necedad y el uso de lenguaje racista”; que el hoy candidato presidencial “todavía mantiene un férreo control sobre los políticos de su Partido Republicano y sobre gran parte del público estadounidense”, y que gran cantidad de votantes estadounidenses “se niega a aceptar los hechos básicos, rechaza la razón, la lógica y las pruebas, y cree ingenuamente en las ideas conspirativas más extravagantes”.

Para los críticos del periodismo objetivo - continuó - “de no haber estado limitados por el estándar de la objetividad, los periodistas habrían sido más fieles a la misión de decir la verdad. La política estadounidense podría ser diferente. La gente podría distinguir mejor la verdad de la mentira”.

También mencionó entre los argumentos esgrimidos por los detractores de la objetividad que los medios estadounidenses han estado dominados por hombres blancos: “Históricamente, la experiencia de las mujeres, las personas de color y otras poblaciones marginadas no se ha contado en la forma en que corresponde, o no se han contado en absoluto. Lo que los hombres blancos consideran la realidad objetiva no es tal. En realidad, en su opinión, lo que se considera objetivo no es nada más que el mundo visto desde la perspectiva del hombre blanco”, admitió Baron.

Durante su exposición, Baron se refirió a la promoción de noticias falsas por parte de Donald Trump y su efecto para la democracia (Jaime Olivos)
Durante su exposición, Baron se refirió a la promoción de noticias falsas por parte de Donald Trump y su efecto para la democracia (Jaime Olivos)

Tras esta enumeración, defendió con énfasis el concepto de la objetividad en el periodismo al recordar que surgió en los Estados Unidos, tras la Primera Guerra Mundial, cuando la propaganda política se convirtió en un medio para manipular la opinión pública, a favor de la guerra y en contra de los inmigrantes que, mayoritariamente, no eran considerados del todo estadounidenses.

“Al decir objetividad me refiero a la definición original del término. La objetividad no es un falso equilibrio. No se trata de dar el mismo peso a los argumentos opuestos cuando las pruebas apuntan abrumadoramente en una dirección. No indica que debamos dedicarnos a una investigación meticulosa y exhaustiva solo para rendirnos a la cobardía de no informar los hechos que tanto nos ha costado descubrir”, explicó ante los asistentes que lo escuchaban con atención y en absoluto silencio.

El objetivo no es evitar las críticas y apaciguar al público o ganarse su afecto. No nos obliga a recurrir a eufemismos cuando deberíamos hablar sin rodeos. No significa que, como profesión, carezcamos de convicción moral acerca de lo que está bien y de lo que está mal”, continuó sobre este dilema que atraviesa el ejercicio profesional.

Procurar la objetividad quiere decir nada más y nada menos que debemos ser conscientes de nuestras ideas preconcebidas y de nuestros prejuicios. Debemos reconocer que pueden influir indebidamente en nuestro trabajo. Y tal como esperamos de otras profesiones, debemos evaluar las pruebas de manera justa, honesta, precisa, rigurosa e imparcial”, afirmó.

“La idea es tener la mente abierta cuando comenzamos nuestra investigación y hacer nuestro trabajo de la manera más minuciosa y meticulosa posible. Este proceso requiere que tengamos la voluntad de escuchar, el afán de aprender y la conciencia de que nos queda mucho por saber. No empezamos con las respuestas. Vamos a buscarlas, primero con el ya de por sí formidable desafío de formular las preguntas adecuadas y finalmente con la ardua tarea de la verificación”, precisó.

En ese punto, recordó que cuando se jubiló, a principios del 2021, reflejó esto que pensaba en una nota dirigida al personal que decía: “Comenzamos con más preguntas que respuestas, inclinados más a la curiosidad y la indagación que a la certeza. Siempre tenemos algo que aprender”.

Al terminar, hubo una un panel con preguntas moderado por la periodista Luciana Geuna, del que participaron Gail Scriven (prosecretaria general de La Nación) y Ricardo Kirschbaum (editor general de Clarín)
Al terminar, hubo una un panel con preguntas moderado por la periodista Luciana Geuna, del que participaron Gail Scriven (prosecretaria general de La Nación) y Ricardo Kirschbaum (editor general de Clarín)

En la misma línea, ya sobre el cierre, ahondó: “El mundo tiene más matices de lo que podríamos imaginar en un principio. No es que no sepamos nada cuando empezamos nuestro trabajo como periodistas. Es que no lo sabemos todo. Y, por lo general, no sabemos mucho, o quizá ni siquiera la mayor parte de lo que deberíamos saber. Y lo que creemos que sabemos puede no ser correcto o que nos falten piezas importantes. Así que nos ponemos a aprender a conciencia lo que no sabemos o no entendemos del todo. A eso llamo yo informar. Si no es eso lo que entendemos por informar de verdad, ¿a qué nos referimos exactamente?”

“Creo que nuestra profesión se beneficiaría si escucháramos más al público y le habláramos menos, como si lo supiéramos todo. Creo que deberíamos sorprendernos más por lo que no sabemos que por lo que sabemos, o por lo que creemos saber. En el periodismo, nos vendría bien más humildad y menos arrogancia”, aseguró.

“La objetividad exige un compromiso con estos principios. La democracia merece que hagamos el mayor esfuerzo posible por lograrlo. No le haremos ningún favor a la democracia si el periodismo abandona a la objetividad como norma”, agregó sobre el final. Según Baron, mantenerse fiel a estos principios no garantiza la confianza de la ciudadanía. “Pero creo firmemente que aumenta las probabilidades de que la ganemos de nuevo”. concluyó.

Tras su exposición, con la moderación de la periodista Luciana Geuna, Baron participó de un panel de preguntas en el que participaron Gail Scriven, prosecretaria general de La Nación, y Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín.

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