La última elección dejó en un tendal de gobernaciones peronistas. Juntos por el Cambio ganó distritos impensados y logró ampliar su estructura de gobernadores a diez. Ese esquema es lo único que sobrevive del sello partidario que gobernó la Argentina. El peronismo quedó golpeado, debilitado y con menos injerencia en el territorio. Hay ocho gobernadores de Unión por la Patria (UP) y solo seis son del Partido Justicialista (PJ).
Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca) son los únicos que quedaron en pie en sus provincias y pertenecen al partido. Dos de ellos están alejados del núcleo de gobernadores más opositores. El tucumano y el catamarqueño son parte de un bloque dialoguista, más proclive a buscar acuerdos con el gobierno de Javier Milei.
Ninguno de todos ellos - sacando de ese lote al riojano, parte de la disputa - se manifestó públicamente sobre el contrapunto electoral partidario que protagonizan Cristina Kirchner y Ricardo Quintela. Una discusión que se extiende en el tiempo y que tiene como fecha máxima el 19 de octubre, día en que se cierran las listas de candidatos para participar de las elecciones del PJ.
Insfrán, que es el presidente del Congreso, principal órgano del partido, se reunió con la ex mandataria una semana atrás. En ese encuentro que tuvieron en el Instituto Patria le dijo que ella tenía que ser la presidenta del partido, que la iba a apoyar y que había llegado el momento de pasar al frente.
También le expresó que tenía la capacidad para ordenar el peronismo alineado en el PJ, que iba a poder dinamizar el partido y que no era conveniente que un gobernador se haga cargo de ese lugar, ya que se mezclaría la política partidaria con las necesidades de gestión que lo vinculan a la Casa Rosada.
“Hay que ser muy opositor a Milei. Sin márgenes. Y cualquier gobernador necesita tener un contacto con el Gobierno por temas de gestión”, le dijo, palabras más, palabras menos, en la oficina principal del Patria. El formoseño explicitó su apoyo en privado pero no lo hizo en público. Sin embargo, en el peronismo todos tienen en claro que juega cerca de CFK.
Quintela resiste y asegura que va a competir con Cristina Kirchner. “Va a jugar a fondo”, dicen en su entorno. Ayer, durante una reunión en Mar del Plata, dejó un mensaje para decodificar en la interna peronista. “Estamos decididos a dar batalla y poder generar un polo de resistencia lo suficientemente fuerte con quienes se quieran sumar”, señaló.
Por la tarde formó parte de una actividad en la que compartió una foto con los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda), Andrés Watson (Florencio Varela) y Juan José Mussi (Berazategui); los diputados Santiago Cafiero y Victoria Tolosa Paz, y el ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina. Todos dirigentes que respaldan o son afines a su candidatura.
El foco de luz está puesto sobre la figura de Axel Kicillof. Desde que comenzó el operativo clamor del kirchnerismo, el gobernador bonaerense no se expresó públicamente sobre el tema. No lo hizo, ni lo hará. Cultivará el silencio con tranquilidad. Está sorprendido por la forma en la que se movió la ex vicepresidenta y La Cámpora en los últimos días. Y hace hincapié en tres puntos: la visita de CFK a La Matanza, el operativo K para impulsar su candidatura al PJ Nacional y la carta de la ex presidenta.
En La Plata no entienden el destrato al que consideran que fue sometido Quintela. “Se enteró por twitter de que Cristina iba a ser candidata. Es raro cómo se están moviendo. Lo podrían haber llamado”, reflexionó un funcionario bonaerense de estrecha relación con Kicillof. En la gobernación destacan que el “Gitano” era el único candidato que estaba lanzado a caminar el país en búsqueda de apoyo y que no tuvieron consideración de ese esfuerzo.
“Quintela se puso a caminar porque nadie levantaba la cabeza para ir al PJ. ¿Así se va a construir la unidad que pide CFK y en la que todo el peronismo está de acuerdo?”, agregaron cerca del mandatario provincial, que acumula reproches del cristinismo y el camporismo por evitar pronunciarse a favor de su jefa política, con la que actualmente no se habla.
Una voz de mucho peso en el esquema político del Gobernador dio un paso más: “No hay ningún nombre mejor que Cristina para conducir el PJ, pero construyamos algo. ¿Cuál es la estrategia? Si quieren que estemos afuera, que nos digan. No hay problema. Cristina cambió la forma de manejarse”. Una sentencia que guarda en su interior un profundo malestar.
En el entorno de Kicillof sienten que están siendo marginados de la estrategia K. Una situación exactamente inversa a la que denuncian desde La Cámpora, donde lo acusan de querer construir un proyecto político sin la ex vicepresidenta. ¿Dónde ven la marginación de la estrategia política? En la inesperada visita de Cristina Kirchner a La Matanza, el día después de que el Gobernador viajó a México.
Kicillof se enteró de esa visita a través de las redes sociales. Nadie le avisó. Tampoco se lo dijeron a la vicegobernadora, Verónica Magario, que, además, es ex intendenta de La Matanza. El malestar está instalado en La Plata, donde aceptan que CFK tiene la autoridad para moverse sin dar avisos, pero no les deja de parecer una acción anormal, teniendo en cuenta el respeto por el territorio que históricamente tuvo el kirchnerismo.
El silencio del Gobernador contrasta con el pedido de avales que está realizando el PJ Bonaerense, que conduce Máximo Kirchner. Una situación similar se vive en Catamarca, donde Raúl Jalil tiene decidido no intervenir en la discusión partidaria, y el PJ Catamarqueño, que preside Lucía Corpacci, ya le brindó su respaldo a la ex presidenta.
El mandatario cree que no es momento para forcejeos vinculados a la vida partidaria. Si por él fuera, aplazaría la elección seis meses, porque entiende que el foco del peronismo debe estar puesto en la gestión y en estar cerca de la gente. Además, es de los que cree que el proceso debería derivar en una lista de unidad. Sin embargo, no levantará la voz para dar su posición.
La ex gobernadora Corpacci ayer visitó a CFK en el Instituto Patria, en una clara señal de respaldo a su candidatura. Los dos referentes del peronisomo catamarqueño conviven en armonía pero con posiciones bien diferentes. Ella cercana al kirchnerismo y él decidido a apoyar algunas acciones del gobierno libertario. La ex jefa de Estado también recibió el respaldo de los ex gobernadores de San Juan José Luis Gioja y Sergio Uñac.
El tucumano Jaldo se expresó este lunes poco antes de que la ex presidenta publicara una nueva carta en sus redes sociales. “Quiero un presidente del PJ autocrítico y que convoque a todos los peronistas, sin excepción. Hoy no tenemos conducción a nivel nacional. Hoy no tenemos un presidente que motive a la unión del Partido Justicialista”, sostuvo. El pedido condice con lo que tanto Cristina Kirchner como Quintela vienen planteando: la necesidad de abrir los brazos y reconstruir la unidad.
Jaldo también anticipó que cerca del 17 de noviembre, fecha en la que se realizará la elección, el PJ tucumano se expresará en forma orgánica. El partido, que es conducido por Juan Manzur, no emitió ningún comunicado, como si lo hicieron otras dependencias partidarias. El silencio delata la incomodidad del peronismo tucumano, que está encerrado en una disputa de poder entre Jaldo y Manzur.
El gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, también se mantiene en silencio. En la gobernación aseguran que seguirá en esa sintonía. “No se va a meter en esa rosca política”, afirmaron. “Estamos enfocados en la gestión, en lo que está pasando con las sucursales del Banco Nación, la paritaria docente y las obras que tenemos en marcha”, explicaron.
El PJ de La Pampa tampoco emitió un comunicado respecto a las candidaturas partidarias. El presidente del partido es Ziliotto. El acompañamiento pampeano llegó en la voz de María Luz “Luchy” Alonso, que es la vicepresidente del PJ local y ex secretaria administrativa del Senado, durante la estadía de Cristina Kirchner. “Una vez más, como siempre, lista para acompañarte”, escribió junto a una foto con la ex vicepresidenta.
Los gobernadores no inclinan la balanza ni hacen valer sus credenciales para apoyar o cuestionar a alguno de los candidatos. Se aferran al silencio como escudo de protección, para que las esquirlas de la disputa no dañen la gestión o el relato de cada uno. Falta una semana y media para el cierre de listas, y más de un mes para la elección. En el medio, habrá múltiples actos por el Día de la Lealtad, el momento del calendario peronista que los encierra en la disyuntiva de ser salomónicos y equilibrados, o torcer el brazo hacia uno de los dos bandos.