Las negociaciones secretas del Gobierno con los barones del conurbano que no quieren a Cristina Kirchner al frente del PJ

En la Casa Rosada creen que un grupo de intendentes y líderes del peronismo bonaerense están dispuestos a romper si la ex presidenta asume la conducción del partido. La foto que confirma la jugada, el rol de Sebastián Pareja y la posibilidad de reeditar la variante Randazzo, con o sin el actual diputado

La reunión en Casa Rosada de Lisandro Catalán y Pareja con Zamora y Zabaleta

La decisión de Cristina Kirchner de competir por la presidencia del PJ aceleró los tiempos políticos hacia dentro del peronismo, pero también a las fuerzas que conviven en el centro de gravedad de la política argentina: la provincia de Buenos Aires. Si bien las negociaciones y contactos sigilosos entre el gobierno de Javier Milei y los barones del conurbano comenzaron apenas llegó La Libertad Avanza a la Casa Rosada, el movimiento de CFK agrandó las fisuras en el peronismo y estimuló al oficialismo para captar a los sectores más anti K.

La mayoría de los intendentes y jefes territoriales del peronismo bonaerense eligieron el silencio o la indiferencia al operativo clamor que lanzó La Cámpora. Pero un grupo minoritario, aunque no menos influyente, tomó la decisión de desafiar el liderazgo de la dos veces presidenta de la Nación y ex vicepresidenta. Lo hicieron rodeando al gobernador riojano Ricardo Quintela -retador y aliado de Axel Kicillof- o aceptando hacer públicas las reuniones con el Gobierno que mantenían en secreto.

Una foto que se difundió a principios de semana por redes sociales tuvo un enorme significado por el lugar, por los protagonistas y porque expuso a la luz pública lo que eran rumores. En su cuenta oficial, el vicejefe de Gabinete del Interior, Lisandro Catalán, se mostró con el intendente de Tigre, Julio Zamora, y el subsecretario de Integración Socio-Urbana y a la vez presidente de LLA bonaerense, Sebastián Pareja. Electos o designados, todos son funcionarios, menos uno que también estaba en ese despacho de Casa Rosada: Juan Zabaleta, ex intendente de Hurlingham, que fue derrotado en su distrito por La Cámpora y que alienta la construcción de un polo anti K con anclaje en el gran Buenos Aires.

Divisoria de aguas. Cristina Kirchner tomó la decisión de competir por la presidencia del PJ

Es una imagen que se entiende como fotograma de una película que se podrá ver completa cuando se convoque a las próximas elecciones. Seguramente, el film tendrá la previa, las negociaciones secretas de uno y otro bando, la definición de la presidencia del PJ, el armado de las listas -sobre todo quién escribió los nombres- y la convocatoria a las urnas. Será de acción, de terror, una comedia o ciencia ficción, de acuerdo a lo que hagan los actores principales, los secundarios y los extras.

No es un caso aislado. El peronismo en el llano suele entreverarse en luchas intestinas de las cuales emerge un líder que olvida las traiciones, renueva las lealtades y reorganiza las filas desalineadas por la derrota. Lo hizo Carlos Menem a fines de los 80, Eduardo Duhalde a principios del 2000, luego Néstor Kirchner y Cristina Fernández, en 2019, ¿lo hará de nuevo?

Hay en esta oportunidad aspectos que conforman un escenario distinto a todo lo anterior: CFK sufrió un desgaste grande por el fracaso del gobierno que presidió Alberto Fernández; hay malestar de los caciques territoriales con La Cámpora, sobre todo en el conurbano bonaerense; el rival, Javier Milei, es un líder híper personalista que valora la popularidad; y la aprobación de la Boleta Única de Papel desató las manos de los intendentes y borró la dependencia de las listas locales de la cara, la marca y los nombres que vayan en Diputados y Senadores.

Perspicaz, Cristina Kirchner sabe que la única herramienta con potencialidad de ordenar y consolidar un polo opositor es el PJ, ya que sólo quedaron 5 provincias con gobernadores justicialistas y en dos de ellas, La Rioja y Buenos Aires, empezó a conformarse un eje capaz de reducir al mínimo su volumen político. El universo anti K interpretó la jugada con la mezquindad que le adjudican y que puede llevar a interpretaciones erróneas: entienden la decisión como una estrategia para escudarse en el partido frente a una condena por corrupción o para “proteger” a Máximo Kirchner, el presidente del PJ bonaerense.

Quintela, flanqueado por pesos pesado del Conurbano: Ferraresi, Watson y Mussi

La BUP que desata las manos

La foto de Zamora y el Gobierno -que en teoría fue para hablar del uso de un terreno de AABE- se complementa con la que se sacó Quintela con tres pesos pesados del peronismo bonaerense como son el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi; el de Berazategui, Juan José Mussi; y el de Florencio Varela, Andrés Watson. Son algunos de los tantos conjurados que no quieren a Cristina Kirchner al frente del PJ, que apoyan a Kicillof en su eventual proyecto presidencial y que están dispuestos a romper con la formalidad del partido. Son esas las figuras sobre las que el oficialismo nacional está dispuesto a lanzar un operativo seducción.

En esa lista también figuran el jefe comunal de Esteban Echeverría, Fernando Gray; y el de Exaltación de la Cruz, Diego Nanni. En ese polo alejado de Cristina Kirchner se dejó ver con intermitencia Ariel Sujarchuk, de Escobar, y un “extranjero” como el jefe comunal de Chivilcoy, Guillermo Britos, que tuvo un coqueteo inicial con los libertarios.

Son todos hombres del panperonismo que saben que ya no van a depender para armar las listas provinciales y municipales de la locomotora que es en términos electorales, Cristina Kirchner. “La Boleta Única nos da a todos una libertad tremenda. Por eso no creemos que sea necesario ir a una interna con La Cámpora. ¿Para qué? ¿Para que me cuente los votos la gente de Wado De Pedro?”, explicó uno de los que está construyendo una alternativa anti K en la provincia de Buenos Aires.

“Vamos camino a armar una propuesta diferente. Será como en 2017, con Florencio Randazzo, o será sin El Flaco. Pero iremos con boleta propia, porque a diferencia de la vez pasada, ahora hay intendentes del Conurbano dispuestos a jugar en contra de Cristina y La Cámpora”, continuó el vocero del insondable universo del peronismo bonaerense.

Después del lanzamiento de Cristina, Randazzo anunció que renunció al PJ

El Gobierno oscila entre incentivar las críticas a Kicillof o a Cristina Kirchner. Para un sector de la Casa Rosada, la llave es atizar la división opositora mediante el incremento de cuestionamientos. Elegir a uno u otro no es inocuo. “Si limamos a Kicillof la hacemos crecer a Cristina y viceversa. Si lo hacemos con Cristina, crece Kicillof. Todavía no estamos seguros de qué nos conviene más y no podemos equivocarnos, como le pasó a Macri, que la subió a CFK al ring y le terminó ganando”, confió a Infobae una de las espadas políticas del oficialismo que recorre la provincia de Buenos Aires.

Si hay una idea común que recorre la Casa Rosada es sostener que “kirchnerismo no es peronismo”. Anida en este axioma la idea de que la entronización de Cristina Kirchner en el PJ no sería perjudicial para los intereses del proyecto político que inauguró Javier Milei hace apenas 10 meses.