La reunión del jueves pasado entre Santiago Caputo y Mauricio Macri no fue la primera que mantuvieron en el último tiempo. Tres semanas antes, el poderoso asesor presidencial y el ex mandatario se habían visto por primera vez en meses para reencauzar la tensa relación. En ese momento, habían alcanzado un pre-acuerdo sobre la toma de decisión en conjunto en temas energéticos y legislativos, que empezó a concretarse incipientemente en la previa del debate en el Congreso sobre el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario. Sin embargo, en el macrismo dicen que acompañarán la medida del Ejecutivo para ser “coherentes” con sus posiciones, advierten que esos ofrecimientos aún no están cumplidos, y desconfían.
A partir de aquellas dos conversaciones, el Gobierno le mostró dos gestos a PRO para exhibir predisposición a sus reclamos. Primero, Santiago Caputo se comprometió, en un encuentro el viernes con el presidente del bloque de PRO en la Cámara de Diputados, Cristian Ritondo, a generar una mesa reducida de coordinación de temas legislativos, pero también políticos. Después, el lunes, Economía convocó al técnico en temas energéticos del partido de Macri, Emilio Apud, para discutir prioridades con Daniel González, número uno de ese área del Gobierno, con vistas a una continuidad en las conversaciones.
En rigor, el Ejecutivo ya había creado una instancia de diálogo con los amarillos para ponerse de acuerdo sobre la agenda en el Congreso. Los encuentros “de seguimiento parlamentario” se realizan todos los lunes en la Casa Rosada desde hace más de un mes, con el propio Ritondo, y su par del MID, el libertario Oscar Zago. Las encabeza, ocasionalmente, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, o su segundo, Lisandro Catalán, junto al el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Martín Menem. Y suelen participar diputados de menor rango, y otros funcionarios, como el vicejefe de Gabinete, José Rolandi y, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger.
Sin embargo, en PRO estaban disconformes con los resultados -o la falta de resultados- de esas charlas.
Por ejemplo, se decepcionaron cuando el Gobierno emitió un decreto para impulsar la privatización de Aerolíneas Argentinas, a pesar de que los amarillos acababan de presentar un proyecto con ese fin, firmado por Hernán Lombardi. También se sintieron ninguneados durante las negociaciones con el resto de los partidos, especialmente la UCR, por el veto a la ley de financiamiento universitario. El planteo de malestar era el de siempre: el PRO pelea codo a codo con el Gobierno en todas sus batallas, pero no recibe a cambio el trato especial que espera como retribución.
En la sumatoria de desilusiones, los amarillos percibían que los interlocutores designados por el Ejecutivo, Francos y Catalán, tenían menos poder de decisión que Caputo y Karina Milei, que suelen tener la última palabra. Y consideraban indispensable la participación de, al menos, una de las manos derechas del Presidente, para generar un espacio del que surgieran decisiones efectivas.
En paralelo, estaba latente el malestar que se generó en el macrismo con la participación de Patricia Bullrich en la mesa chica de los martes, inaugurada por Milei hace poco más de un mes. En la bancada resintieron que la ministra de Seguridad, enemiga de Macri y Ritondo a partir de su incorporación sin condicionamientos al Gobierno, tuviera voz en los encuentros de la cúpula libertaria, mientras que las cabezas de PRO que ayudaban a sacar las leyes o defender los vetos y decretos del Ejecutivo eran excluidas.
Durante semanas, el Gobierno hizo oídos sordos a los reclamos sobre este último punto. Pero ahora revelaron que propiciarán una serie de encuentros entre Santiago Caputo, Karina Milei y Cristian Ritondo para sintonizar ideas. Todavía no está decidido si formaría parte de la nueva instancia Menem, pero está confirmado que no estará Guillermo Francos, quien se corrió de las negociaciones políticas para volcarse a la administración de la Jefatura y, por momentos, la vinculación con los gremios.
Tras inauguración de este nuevo esquema de trabajo conjunto con PRO, se mantendrían en pie las reuniones de los lunes de las que sí participa, a veces, el ministro coordinador. “Van a ser dos mesas distintas: la de los lunes es 100% parlamentaria, con Zago, legisladores, Rolandi, Catalán y, a veces, Francos. La otra va a ser para hablar de temas del Congreso que también son políticos, como lo fue el veto al presupuesto universitario. Va a tener que ver con acuerdos macropolíticos, que se tendrán que hacer, o no”, explicaron en Balcarce 50.
De todas formas, por ahora, el esquema de encuentros de la mesa chica del Gobierno con el ala macrista de PRO es un plan que no tomó forma concreta, y no hay un día de la semana pautado para celebrarlas, ni se estableció cuál será la frecuencia.
Energía
Luego de los dos encuentros entre Macri y Caputo -el último realizado el jueves pasado, ante el inminente debate de hoy, donde podría caerse el veto de Milei a la ley de fondos para las universidades-, el Gobierno apuró otro gesto: convocó a la sede de la cartera de Economía al ex secretario de Energía de Macri, Emilio Apud, que liderará la mesa técnica energética que está por lanzar Fundación Pensar, el think tank de PRO.
Es que, además de pedir una mejor y más profunda coordinación de la agenda legislativa, Macri le había ofrecido a Milei, en reiteradas ocasiones, ayuda de PRO en la toma de decisiones del área energética. Siempre para “colaborar”, pero con la exigencia de que fuera de manera “institucional” y no sólo profesional, según contó un importante dirigente amarillo al tanto de las negociaciones. “No se trata de cargos, se trata de que las medidas que discutamos no queden en un cajón”, explicó, para diferenciar de Patricia Bullrich.
Apud fue recibido ayer en la sede de Economía por el secretario de Coordinación de Energía de Luis Caputo, Daniel González, hombre de confianza del ministro que, en la politica interna de la cartera, tiene mayor injerencia que el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, que llegó al cargo de la mano de Sturzenegger y con quien “Toto” tuvo algunas diferencias. “Mauricio habló del tema energético con Santiago, pero se viene hablando desde hace tiempo. En PRO tenemos un super equipo de energia y Apud estaba en el equipo técnico que hizo el plan de energía para Bullrich hasta que quedó fuera de carrera”, revelaron en el partido.
Después de la charla con el funcionario, el área de comunicación de la cartera generó otra señal, al darle un cariz oficial al encuentro con un comunicado formal. De manera escueta, en Economía dijeron en su página web y en sus redes que fue “para analizar la delicada situación del sector energético, afectado por el desfinanciamiento y la crisis heredada; los desafíos actuales y las medidas urgentes para asegurar un suministro energético estable”. El PRO le había advertido al Ejecutivo, hace menos de un mes, que las declaraciones del jefe de Gabinete, Francos, sobre la posibilidad de establecer cortes de energía programados durante el verano había sido un grave error.
Basados en la experiencia de los últimos diez meses, en el macrismo no confían de las promesas del Gobierno. Aseguran que la reunión del jueves pasado, para Macri, no fue “buena” como habían dejado trascender desde la Casa Rosada. Y que, en todo caso, fue “intrascendente”. Además, deslizan que el duro tuit contra LLA que publicó el viernes ex secretario de la presidencia de Macri, Fernando de Andreis, había sido consensuado con el ex mandatario incluso luego de su conversación con el asesor presidencial.
En esa línea, aclaran que el acompañamiento de PRO al más reciente veto de Milei, que se confirmó ayer a través de un comunicado, será “el último” que se realiza en las actuales condiciones de la relación entre el oficialismo y los aliados. “Votamos a favor del veto sólo porque somos coherentes con lo que habíamos votado antes”, se atajaron. Ahora, dicen, la continuidad del respaldo de los amarillos a los violetas dependerá del cumplimiento de los compromisos. En la Casa Rosada, mientras tanto, admiten queaceptarán sugerencias, pero una vez más avisan que no habrá entrega de cargos, y que las decisiones finales le correspondrán al Gobierno.