En un nuevo capítulo de la relación de mutua conveniencia que los atraviesa desde el inicio de la gestión libertaria, Mauricio Macri definió en las últimas horas que el PRO acompañará al gobierno en el veto a la ley de financiamiento universitario de cara a la sesión especial convocada para este miércoles, y Javier Milei se aseguró con ese apoyo quedar muy cerca de evitar una derrota en el Congreso que, tras la multitudinaria movilización de la semana pasada, volvería a dejarlo, como en el triple traspié parlamentario del mes pasado, en una situación de extrema fragilidad política.
La decisión del PRO se conoció en la tarde de ayer, después del encuentro virtual que Macri encabezó desde el exterior -vuelve el fin de semana de un viaje programado- con un grupo de legisladores y colaboradores cercanos -Cristian Ritondo, María Eugenia Vidal, Diego Santilli y Fernando de Andreis, entre otros-, con un comunicado que argumentó la posición partidaria bajo la “necesidad de sostener el equilibrio fiscal” y respetar “la Ley de Administración Financiera que impide que una ley defina un gasto sin explicar cómo se financia”.
El texto, de todos modos, también abundó en críticas a la gestión del Gobierno en torno al conflicto universitario: “Habiendo pasado diez meses de gestión el gobierno se encuentra en un conflicto agravado por cuestiones internas del propio gobierno, conflicto que con una gestión profesional y eficiente se podría haber evitado”. “Como siempre hemos señalado, para el PRO la gestión importa”, subrayaron.
Macri entendió que, más allá de la batería de reproches que acumula sobre la gestión y las diferencias insalvables con el entorno presidencial, su bloque en Diputados tiene que sostener este miércoles la votación de hace algunas semanas en contra de la ley de financiamiento de las universidades públicas. “Ahora quieren voltear con el veto lo que votaron antes”, se escuchó en la reunión de ayer. Prevaleció, en ese sentido, la postura de Santilli, que pidió “coherencia”, como él mismo mantiene desde que Milei se hizo cargo del gobierno con sus constantes, y comentados, guiños al Ejecutivo.
El domingo, un rato antes de que el jefe del PRO posteara en sus redes un texto crítico del manejo de los fondos por parte de las autoridades de la UBA, interpretado como un apoyo al Gobierno, “El Colorado” se manifestó públicamente, sin consulta previa, a favor del veto. Le escribieron, en agradecimiento, desde Karina Milei y Santiago Caputo hasta Eduardo “Lule” Menem y Guillermo Francos.
El ex presidente revalidó ayer esa postura interna -Ritondo tendrá ahora el desafío de aglutinar a todos los legisladores en la reunión de bloque de hoy tras la decisión de algunos, como Álvaro González, todavía alineado con Horacio Rodríguez Larreta, de anticipar el voto en contra del veto- en medio de una creciente incertidumbre por parte del Gobierno por la relación con su principal aliado político, por la reiterada reprobación del ex mandatario a la gestión y un posible revés de ese sector que, de concretarse, hubiera significado un antes y un después en el vínculo.
“Mauricio está cada vez con menos paciencia por minuto”, transmitió ayer un colaborador bien cercano.
Algunos dirigentes del PRO, sin embargo, estaban ayer algo desconcertados por la posición partidaria.
El ex jefe de Estado no tenía, dicen, mayores alternativas. Es que, más allá de las notorias diferencias y el malhumor que acumula, y de que pretende reanimar a un partido que entró a terapia intensiva tras las elecciones del año pasado, sabe que buena parte de su electorado ya fue absorbido por La Libertad Avanza y es parte de la red de contención que sostiene al gobierno.
“Hay una cosa de conveniencia electoral también: preferimos quedar votando con el Gobierno y no con el tren fantasma”, sostuvo ayer un dirigente que participó del zoom, en alusión a la presencia de dirigentes como Sergio Massa, Pablo Moyano o Martín Lousteau en la movilización de la semana pasada. El mismo artilugio discursivo que la Casa Rosada.
Esa urgencia política que incomoda a buena parte del PRO, y a Macri en particular, por la obligación de tener que adherir de manera casi recurrente al posicionamiento de Milei es igual de proporcional a la necesidad del Ejecutivo de tener que acudir constantemente a su principal aliado para sostener la gobernabilidad.
Por esa razón, el jueves pasado, el Presidente le pidió a Santiago Caputo, su asesor estrella y más encumbrado interlocutor con el sistema, que se reuniera con Macri en unas oficinas cercanas a la Casa Rosada para explorar un acercamiento.
Fue después de que trascendiera el encuentro del ex mandatario en su casa de la zona norte del Gran Buenos Aires con el bloque de senadores del PRO. Y que se filtrara una frase de su autoría que, según su entorno, no salió de su boca: “Para que voy a seguir yendo a comer milanesas si no se cumple nada”.
Esa frase causó un notorio fastidio personal en el propio Milei, que hace semanas no habla con el ex presidente, después de una seguidilla de comidas a solas en Olivos. Según colaboradores del PRO, Macri dijo: “Al final voy y nunca pasa nada”.
Caputo, según confiaron, le trasladó ese malestar en una reunión a solas que desde la cúpula del PRO calificaron simplemente como “normal”. Es que las diferencias entre el consultor y el ex presidente no son personales, pero son, a esta altura, prácticamente insalvables.
Las alusiones en el comunicado de ayer del PRO a la “gestión profesional y eficiente” de la que, según el macrismo, carece el gobierno, estuvieron dirigidas, en buena medida, al colaborador presidencial, al que Macri sindica como uno de los principales responsables del management de la administración del Ejecutivo y el cerebro de cualquier tipo de entendimiento, en términos de gestión, entre LLA y ese sector.
“Mauricio está lamentando que se esté desaprovechando una oportunidad histórica, o que no se aprovecha lo suficiente: se está generando un costo social totalmente innecesario a los argentinos. Con un poco más de gestión el ajuste, que era inevitable, sería mucho más suave”, describió anoche un asesor del jefe del PRO.
En ese contexto, el apoyo del macrismo al veto presidencial se explica mayoritariamente en clave electoral. Dijeron, además, que no querían dejarle al Congreso la “potestad” de “fijar la paritaria universitaria”. El dilema, ahora, es cómo seguir hacia adelante, una vez que este tema pase el trámite parlamentario. Los gobernadores del PRO presionan, en paralelo, por obras y promesas indefinidas en torno al presupuesto 2025.
El comunicado de este lunes introduce, en simultáneo, una novedad: Macri se mete por primera vez, aunque sin menciones puntuales, en la interna palaciega que arrastran la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y Caputo.
Así lo reflejaron desde el PRO, en alusión a los pasajes del comunicado partidario en los que se resalta la el trabajo de la Auditoría General de la Nación (AGN) y la no “constitución de la comisión mixta revisora de cuentas” que define el plan de auditorías del organismo, en este caso para las universidades. En las últimas horas, Pettovello exploró alternativas para intentar avanzar con ese análisis contable de las casas de estudios.
El ex presidente mantiene un canal fluido de diálogo con la ministra, que conoce a la perfección las diferencias abismales que separan al consultor del jefe del PRO. Macri y Pettovello se vieron por primera vez hace varios meses, en unas oficinas neutrales en el centro porteño, una reunión que organizó Matías Kelly, un asesor premium de la funcionaria que trabajó para Cambiemos en Desarrollo Social.
Anoche, cerca del ex jefe de Estado analizaban además la decisión de acompañar el veto de Milei como otro acto de “buena voluntad” por parte del PRO, y había quienes aventuraban que podía llegar a ser uno de los últimos. “Más allá del acompañamiento, el texto visibiliza los problemas graves que tienen en todos los frentes”, abundaron.
En un fragmento, por caso, se marcó la demora en la conformación de “las autoridades” de la AGN en relación a los representantes de la Cámara baja que esperan desde hace meses para terminar de completar la auditoría.
En el caso del PRO, quien espera por esa definición es Jorge Triaca, el ex ministro de Trabajo que es muy cercano al ex presidente: Macri se involucró personalmente en la negociación.
Diez meses después de asumido Milei, el Gobierno y el sector liderado por el ex presidente no terminan de congeniar en torno a una alianza de cara al 2025, frente a una elección crucial para el proyecto libertario. Karina Milei y Santiago Caputo ya trabajan en el armado del próximo año. En materia financiera y electoral. Para tratar de tener, de una buena vez, autonomía partidaria y política, y no tener que depender, en especial, del PRO.
Macri conoce a la perfección ese objetivo. Sabe que ambos quieren la extinción del PRO, o que en todo caso se transforme en una marca subsidiaria de La Libertad Avanza. Y que se acabe la hegemonía en la Ciudad, el bastión simbólico, político y financiero que hoy defiende su primo Jorge. Mientras tanto, en el gobierno necesitan sí o sí del ex mandatario, para estirar la gobernabilidad en el Parlamento. Como buen jugador de bridge, el ex presidente aún no muestra todas sus cartas. Se le agota la paciencia. Pero también cree que no es momento de jugar a todo o nada.
Ayer a última hora, diputados del PRO liderados por Ritondo se reunieron en el Congreso con representantes del oficialismo, encabezados por Martín Menem, Lisandro Catalán, José Rolandi y Carlos Torrendell. Pidieron una recomposición salarial para los docentes universitarios y, anoche, esperaban una respuesta por parte del gobierno. Desde Capital Humano se informó, en tanto, que aumentarían en 6,8% los sueldos -5,8% mas del 1% previsto para este mes-, más allá del rechazo docente.