Mientras el Gobierno espera consolidar el apoyo del PRO para sostener el veto presidencial a la Ley de financiamiento universitario, el expresidente Mauricio Macri, jefe de esa fuerza política, publicó hoy una carta en redes sociales en la que apuntó contra el manejo de fondos de las instituciones de la educación superior y pidió “poner fin al uso político de los recursos”.
Las palabras del exmandatario pueden ser interpretadas como un guiño hacia el Ejecutivo, tras varios días en las que la relación entre los libertarios y el PRO transitó por caminos sinuosos que hasta incluyó un sorpresivo encuentro entre Macri y el asesor presidencial Santiago Caputo.
“La defensa de la universidad pública, su acceso libre, gratuito y democrático, requiere poner fin al uso político de los recursos universitarios”, afirmó Macri hoy en un posteo en su cuenta verificada de la red social X.
El expresidente afirmó que “la UBA enfrenta una crisis de transparencia” y dijo que “desde 2015 no ha presentado ni una sola factura”, en una definición a tono con la línea del oficialismo que busca profundizar la auditoría de las partidas que manejan las universidades.
“Lo cierto es que acá no se está discutiendo la autonomía universitaria. Tampoco se está cuestionando el acceso a la universidad ni su funcionamiento. Lo que realmente está en disputa es “la suya”: la parte del presupuesto que se desvía hacia la política”, añadió.
Enseguida, el líder del PRO advirtió que “la necesidad urgente de conocer el destino del dinero que reciben las universidades y su uso no se limita solo a la UBA”, y apuntó contra “la red de universidades que, durante el kirchnerismo, fueron utilizadas con fines políticos. Algunas de estas instituciones han estado involucradas en escándalos de sobreprecios en la compra de equipamiento a gran escala e incluso en la producción de telenovelas que nunca fueron emitidas”.
Según el expresidente, “para el populismo, todas las instituciones son herramientas para acumular poder. Por eso, cuando estuvieron en el gobierno, intentaron apoderarse de la justicia, silenciar a los medios y corromper a las universidades mediante la manipulación de los presupuestos. Las consecuencias de esa manipulación siguen hasta hoy. El manejo del dinero sigue siendo opaco en muchas universidades”.
“En este momento bisagra de la historia argentina, debemos aspirar a universidades que formen los recursos humanos que el país necesita para enfrentar los inmensos desafíos que tenemos por delante. Es crucial fortalecer las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), que son verdaderamente estratégicas”, agregó.
La publicación de Macri se da en el inicio de una semana en la que el Gobierno volverá a enfrentar el desafío parlamentario de sostener el veto que firmó Javier Milei el miércoles, luego de la multitudinaria jornada de marchas en todo el país en defensa de la Universidad Pública. Para ratificar el rechazo a la norma sancionada por el Congreso que establece nuevos fondos para las universidades, el Ejecutivo necesita imperiosamente del apoyo del bloque del PRO.
Por eso, después de la marcha universitaria, el Gobierno activó un operativo para apaciguar la ira de sus aliados y seducirlos. Santiago Caputo se comunicó con Mauricio Macri y lo recibió en sus oficinas fuera de la Casa Rosada para escuchar sus planteos. En el entorno del ex presidente habían dejado trascender que estaba incómodo y a punto de pronunciarse en contra del veto de Milei -lo cual bastaría para que naufragara-, así que Milei envió a su consultor a prestarle una oreja a sus reclamos. El asesor estrella del jefe de Estado no le dio respuestas concretas -como otras veces- pero sí le mostró predisposición (aunque luego, dicen, resintió la filtración de esa conversación a la prensa).
En paralelo, también el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, reveló que se había comunicado con el ex jefe de Estado. En su caso, por teléfono. Como en otras ocasiones de necesidad, reconoció públicamente el rol de soporte de Macri. Y esta vez incluso admitió un error: aclaró que no estaba seguro de que fueran ciertas las declaraciones críticas hacia el Gobierno que habían sido atribuidas al ex mandatario y que él mismo había contestado con dureza el día anterior. Francos se encuentra apartado de las negociaciones finas por el tema, pero monitorea las conversaciones que lleva su segundo, Lisandro Catalán, y se ocupa de los mensajes ante los medios, excepcionalmente. Ayer hizo lo propio para recomponer con el PRO.
Las puntadas finales a la malla de contención política se aplicarán mañana en la reunión de la mesa de coordinación legislativa de Francos con el jefe de la bancada de PRO, Cristian Ritondo y algunos de sus soldados que se celebra desde hace un mes en la Casa Rosada, todos los lunes. Y el martes, el Presidente junto a su mesa chica evaluarán el estado de situación en la mesa política de la mañana. Por la tarde, el bloque de PRO se reunirá para unificar posturas, a favor o en contra del veto. Y la sesión para tratar el veto tendría lugar el miércoles, una vez que el presidente de la Cámara baja, Martín Menem, la convoque formalmente tras el pedido de la UCR, Unión por la Patria y Encuentro Federal. Para entonces, la Casa Rosada espera tener una respuesta clara de parte de sus aliados, que hasta ahora no transmitieron su decisión final.