El PRO se embanderó detrás de la Boleta Única Papel desde el origen. En 2006, antes de gobernar la Ciudad de Buenos Aires, el partido amarillo impulsaba ese instrumento de votación y mantuvo idéntica línea hasta esta mañana inclusive. El propio Mauricio Macri difundió un video, a través de la cuenta oficial del partido que fundó, para respaldar la nueva ley. Pero no sólo eso, aprovechó la ocasión para capitalizar que, justamente, es un pilar histórico de su espacio. Este cambio institucional, empero, abre un dilema para el macrismo: unificar o desdoblar las elecciones porteñas en 2025.
Todo sistema electoral es, por definición, un método para distribuir el poder. Al ser un sistema, se compone de un conjunto de variables o atributos que entre todos hacen funcionar al mecanismo: es decir, se postulan candidaturas, se desarrolla una elección y se cambian votos por cargos (espacios de poder). No es algo menor, pues se trata de las reglas que legitiman a los representantes a cargo de la toma de decisiones. Si bien los indicadores principales como la circunscripción o la fórmula electoral de Argentina se mantienen iguales, el cambio en la confección de la boleta no es inocente.
La modificación que trae la Boleta Única Papel es concretamente sobre el mecanismo de votación. Aunque es sólo un engranaje de la maquinaria electoral, implica efectos que pueden alterar la dinámica política. Todos los partidos lo saben y votaron en el Congreso en virtud de sus intereses. El PRO no está exento: resalta la “transparencia” de este método para sufragar y, en simultáneo, hace su juego estratégico.
El nuevo sistema favorece a los partidos chicos. Así como también a aquellos espacios que no tienen estructura territorial como para realizar el tradicional reparto de boleta partidaria, ritual clásico de cada campaña electoral, o un ejército de 100 mil fiscales como para cuidar cada mesa de votación. Ese esquema era necesario para fiscalizar los comicios con el viejo instrumento de lista sábana.
Por eso, en el PRO analizan que si bien la medida puede beneficiar al Gobierno, que carece de estructura sólida a nivel nacional en términos partidarios, también puede relativizar la maquinaria territorial y proselitista del peronismo, que es determinante en el conurbano bonaerense y en provincias del norte del país.
Macri evalúa que la Boleta única Papel generará mayo transparencia en el comicio y en el escrutinio, así como también permitirá emparejar la competitividad de los distintos espacios políticos que no tienen peso partidario.
Desdoblar o no desdoblar
Pero otro juego de cálculos electorales que habilita el nuevo sistema de boleta es sobre el desdoblamiento o unificación en los distritos que gobierna, en este caso, el PRO. Es una discusión clásica que surge en países federales como Argentina. Pegar la elección de una provincia al calendario nacional es un modo, a veces, de buscar el arrastre de una figura fuerte y conocida en todo el país. En cambio, despegar un comicio local puede funcionar como una manera de no nacionalizar la campaña electoral, para revalidar o discutir la situación provincial.
Ese es uno de los dilemas que se abre con el nuevo sistema de votación. Para el macrismo es central la Ciudad de Buenos Aires, casa matriz del PRO. Allí se renovarán tres senadores nacionales, 12 bancas de la Cámara de Diputados de la Nación y 30 de la Legislatura porteña. Pero, además, tiene un peso simbólico: las principales figuras políticas del partido tienen residencia para competir en CABA en la elección de 2025.
La disputa entre Macri y Milei
La Ciudad puede ser territorio para dirimir la interna del PRO entre Patricia Bullrich, impulsada por Javier Milei, y Macri. También, la puja entre La Libertad Avanza, con nombres como Manuel Adorni, y el macrismo, con referentes como María Eugenia Vidal, en caso de que el ex presidente decida no competir. Son discusiones que se aceleran a partir de la sanción de la Boleta Única.
Jorge Macri, que además de Jefe de Gobierno es el presidente del PRO en CABA, tiene la particularidad de gobernar la Ciudad sin tener ningún legislador propio en la Legislatura. Su partido tiene 12 bancas, pero loteados entre dirigentes que responden a Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Diego Santilli y Cristian Ritondo.
Y los bullrichistas, incluso, hoy están en un juego de tensionar con Jorge Macri. Bullrich promueve la fusión del PRO con los libertarios y actúa en consecuencia. Sus legisladores se mueven más en sintonía con el bloque que responde a Karina Milei que a los del oficialismo porteño.
En relación con el Congreso nacional, el PRO pone en juego tres bancas (Vidal, Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet). Así como en el Senado vence el mandato de la larretista Guadalupe Tagliaferri. “Nuestro foco está puesto en la Legislatura, pero necesitamos senadores que defienda los intereses de la Ciudad”, apunta un armador político que frecuenta Uspallata.
En ese escenario, la negociación política entre Macri y Milei ordenará el tablero entre el PRO y los libertarios. Será un aspecto determinante para definir el desdoblamiento (o no) de la elección porteña.
Por Código Electoral, la Ciudad debe votar con Boleta Única Electrónica si despega el comicio de la elección nacional. En cambio, puede optar por elegir con una boleta única papel en caso de realizar una concurrencia. En 2023, Rodríguez Larreta ejecutó ese esquema, aunque convivieron el sistema electrónico (para cargos porteños) con la boleta partidaria tradicional (para cargos nacionales). Son decisiones que deberán tomarse con el calendario en la mano y que ya comienzan a estudiarse escenarios posibles.
En un escenario de acuerdo entre el PRO y Milei puede favorecer la unificación del calendario electoral. Por contraste, en una situación de disputa entre el macrismo y los libertarios, el desdoblamiento es una hipótesis que puede aplicar la Ciudad para preservar poder en territorio propio.