El Ministro de Salud, Mario Lugones, arrancó su gestión con una medida resonante: solicitó la renuncia de todos los miembros del Consejo de Administración del Hospital Garrahan.
La resolución fue tomada después de que el Consejo decidiera otorgar al personal un bono de $500.000, cifra que no se alinea con la pauta salarial establecida por el Estado Nacional.
El agravante, según indicaron fuentes gubernamentales, es que el Consejo de Administración implementó esta decisión sin realizar consultas ni evaluaciones previas, lo que generó un fuerte malestar interno.
La medida provocó la reacción de los trabajadores del hospital, que amenazaron con un “tsunami” de protestas. No obstante, fuentes oficiales aclararon que el bono otorgado no será revertido y la única medida adoptada hasta el momento es el desplazamiento del Consejo.
Para comprender el contexto, es necesario señalar que en el hospital había descontento porque -según la misma fuente-, los miembros del Consejo de Administración tienen un ingreso de $5,5 millones que contrastaba fuertemente con la realidad de los ingresos de los profesionales del centro de salud; para evitar una escalada del conflicto, decidieron dar un bono de 500 mil al resto del personal del centro de salud.
Desde la administración nacional remarcaron que la decisión de pedir la dimisión de todos los miembros del Consejo de Administración se enmarca en la necesidad de dejar bien en claro que todas las resoluciones, incluso en el sector de la salud, deben ser “tomadas con la debida responsabilidad fiscal, siguiendo la premisa del Gobierno Nacional de alcanzar un déficit cero”.
El Consejo de Administración del Hospital Garrahan está integrado por los médicos Oscar Imventarza (cirujano general, especialista en Trasplante Hepático), Patricia Elmeaudy (sanitarista, médica pediatra), Oscar Pérez (pediatra y médico legista), Andrés Scarsi (médico) y Silvia Prieri (especialista en Planificación y Diseño de Políticas Sociales).
De esta manera, el doctor Lugones estrena su cargo dando una señal fuerte que promete marcar el rumbo de su gestión. El flamante funcionario, que sucedió a Mario Russo y juró ayer como ministro, es un hombre cercano a Santiago Caputo (es el padre de Rodrigo Lugones, socio del asesor estrella de Milei), que tiene una “extensa experiencia en el ámbito de la salud: estuvo a cargo del Sanatorio Güemes y fue fundador y presidente de la Fundación Güemes, enfocada en la docencia médica y la investigación clínica”.
El ministro de Salud, reconocido asesor en temas sanitarios, tuvo un rol relevante ya desde los primeros días del gobierno de Javier Milei. Aunque no contaba hasta ahora con un cargo oficial, su participación en reuniones de gubernamentales ha sido significativa porque tenía clara influencia en la discusión de políticas sanitarias y económicas y colaboraba en la toma de decisiones estratégicas.
Desde la asunción del gobierno libertario, Lugones fue considerado uno de los principales candidatos a liderar el Ministerio de Salud, puesto que finalmente fue para Russo, que luego de 10 meses dejó su cargo. De todos modos, antes de esa salida, Lugones mantuvo un papel protagónico en las decisiones de la administración nacional.
La designación de Lugones es el tercer cambio de peso que sufre el gabinete desde la asunción de Milei: a fines de enero dejó su cargo Guillermo Ferraro, y su área (Infraestructura) pasó a ser una secretaría dependiente de Economía.
Meses después el propio Presidente decidió desplazar al jefe de Gabinete, Nicolás Posse, quien era uno de sus principales hombres de confianza al llegar a la Casa Rosada.