“Aquí no se acaba nada. Hoy aquí empieza todo”. El 22 de octubre del 2017 Cristina Kirchner salió a reconocer la derrota electoral de Unidad Ciudadana frente a Cambiemos. Poco antes de la medianoche pronunció esa frase que la erigía, nuevamente y luego de dos años, como la conductora de la mayor parte del peronismo. Fueron nueve palabras condimentadas con la épica del discurso K.
Seis años después, y luego de la sorpresiva visita de la ex vicepresidenta a La Matanza, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, una de sus dirigentes de mayor confianza, recordó esa definición en un posteo de Instagram. Lo hizo de una forma más escueta. Junto a una foto de unas zapatillas blancas y celestes, y otra de CFK con el padre “Tano” Angelotti, a quien visitó en el conurbano, escribió: “En el 2017 nos dijo: Acá comienza todo. Armar de nuevo”.
La última oración de ese posteo pertenece a la convocatoria que realizó Máximo Kirchner dos semanas atrás en La Plata, cuando apuntó contra Axel Kicillof y su círculo político. Un acto plagado de mensajes a la interna peronista que retumbó con fuerza en el territorio bonaerense y que desbloqueó un nuevo nivel de cuestionamientos en la disputa de poder entre La Cámpora y la estructura política del Gobernador.
¿Lo de la intendenta camporista fue una expresión de deseo o un mensaje político encriptado? ¿Fue la señal de un punto de partida o un grito de guerra para revitalizar la conducción y el liderazgo de CFK? Viniendo de una dirigente de extrema confianza de la ex presidenta el mensaje le abre la muerta a múltiples interpretaciones, como las que se sucedieron en el peronismo en la tarde de ayer.
“Va a ser candidata. Ya está”, dijo un intendente del conurbano, que rápidamente conectó el desembarco de Cristina Kirchner en el municipio más poblado de la provincia de Buenos Aires con una futura candidatura a diputada nacional. Vio en ese movimiento un mensaje implícito de la ex mandataria. Un gesto que en la política se decodifica con facilidad.
Otro jefe comunal lo analizó con un tono crítico. “Lo que junta Cristina es cada vez más chiquito. Pero sigue siendo importante porque mueve el debate interno”, aseguró. Un tercer intendente advirtió: “Va a ser candidata hasta el final. De esa forma ordena y encolumna a muchos. Mantiene la expectativa hasta el último minuto”.
Lo cierto es que el desembarcó de CFK en el conurbano es mucho más que una simple visita a la parroquia San José. Hay matices que contextualizan ese viaje a uno de los lugares más pobres del conurbano bonaerense. Uno de ellos es que el padre Nicolás “Tano” Angelotti es un sacerdote que hace una tarea pastoral que la cúpula eclesiástica destaca y que no tiene ningún tipo de vínculo con el intendente matancero, Fernando Espinoza. No hay relación.
Cristina Kirchner no avisó que iba a La Matanza. Nadie del municipio sabía. Tampoco se reunió con Espinoza, que bajó el perfil abruptamente después de que avanzara la causa de abuso sexual en su contra, y que dentro de la interna bonaerense tiene mayor empatía con Kicillof. Casualidades del pasado, Espinoza es uno de los dirigentes peronistas que están detrás de ella el día que reconoce la derrota frente a los candidatos del PRO Gladys González y Esteban Bullrich.
La ausencia de Kicillof -que se encuentra en México- es otro de los matices que le dan un marco al movimiento político de CFK. En el peronismo bonaerense a nadie se le escapa la tensa relación que hoy tienen la ex presidenta y el Gobernador. Muchos entienden que no fue casualidad la visita a La Matanza en el mismo momento que el economista se encontraba de viaje.
“Le marcó la cancha a Axel”, sentenció un importante intendente de la primera sección electoral. Esa es otra de las sensaciones que atraviesan al peronismo. Fue un mensaje directo a La Plata. Cristina Kirchner está presente, activa y con intenciones de jugar un rol trascendental en el rearmado de la fuerza política. La personificación de la bandera que La Cámpora cuida como un manto sagrado: “Nada sin Cristina”
Si el duro discurso de Máximo Kirchner en La Plata fue una forma de trazar un límite en la relación con el Gobernador, la presencia de la ex vicepresidenta parece ser una señal clara de que Axel tendrá que tenerla en su tablero político en la construcción de la carrera presidencial. Gestos que se decodifican con naturalidad en las arterias de la fuerza política.
Otro de los matices es que visitó el municipio más poblado de la provincia de Buenos Aires y lo recorrió solo acompañada por el cura villero. El lugar donde se ganan o se pierden las elecciones. El bastión electoral del peronismo y, en los últimos veinte años, del kirchnerismo. Allí donde la ex presidenta tiene una gran adhesión. Fue sin otros dirigentes. Sin el intendente y sin el Gobernador. Ella cara a cara con los vecinos.
A partir de ahora en Unión por la Patria (UP) comenzarán a convivir con la idea de que Cristina Kirchner puede ser candidata a diputada el año que viene. Como lo fue Néstor Kirchner en el 2009. No sería extraño, dentro de la historia K, que la ex presidenta compita por un lugar en la Cámara baja y se convierta en la figura más relevante de la oposición en la próxima elección. La idea girará permanentemente sobre el ecosistema peronista.
En el peronismo, los que miran en forma milimétrica los movimientos de la política, advierten que la foto de Cristina Kirchner en La Matanza es el punto de partida de la campaña electoral. El inicio de un recorrido que la tendrá como protagonista. Con la lapicera en una mano y el bastón de mariscal en la otra. Si son especulaciones exageradas o verdades anticipadas, solo se sabrá con el correr del tiempo. La señal ya fue dada.