En las próximas dos semanas el Tribunal Nacional de Ética de la UCR decidirá si expulsa o no del partido a los diputados que apoyaron el veto a la reforma previsional. En la previa, Martín Lousteau encabezó una reunión con las autoridades del espacio para expresar su apoyo a las sanciones que se aplicaron desde la Convención Nacional. ¿Qué hay detrás de la guerra de comunicados y la catarata de declaraciones institucionales? Los valores y las banderas que representan al partido con más de 100 años, sería la respuesta más benevolente. La pelea por las bancas, las disputadas de poder y el medio a desaparecer, sería la más realista.
No es casual que los “radicales con peluca” —Luis Picat, Mariano Campero, Pablo Cervi y Martín Arjol— representen las provincias en las que la UCR está prácticamente obligada a hacer una alianza con La Libertad Avanza para sobrevivir a la próxima batalla electoral y construir una alternativa de gobierno para el 2027. “En el interior del país la disputa histórica es peronismo o antiperonismo. Para ganarle al PJ tenemos que estar unidos en la oposición”, suelen resaltar los radicales que ven con buenos ojos una alianza electoral con los libertarios.
¿Es posible una nueva Convención como la de Gualeguaychú el próximo año? La respuesta es unánime en todos los sectores de la UCR: no es necesario. Esa acalorada discusión del 2015 que los llevó a aliarse con el PRO no se va a repetir. En ese entonces se avecinaba una pelea presidencial y, en este caso, apuestan a que los armados sean provinciales. Algunos creen que habrá “reediciones” locales de Juntos por Cambio y otros ya esperan con los brazos abiertos a los representantes de Javier Milei, como es el caso de Santiago del Estero. De hecho, Lousteau podría tener los números necesarios para imponer su rechazo rotundo a un armado con los libertarios pero no lo hará. Sería un paso en falso e innecesario que hasta complicaría a su principal aliado: Pullaro.
El gobernador santafesino es el más elogiado dentro del partido centenario o, por lo pronto, el menos atacado. Con el gobierno nacional logró aceitar su vínculo a través de la ministra Patricia Bullrich: la baja de homicidios en Rosario fue elogiada, incluso, por la ex ministra de Seguridad Sabina Frederic. Se mantiene al margen de la interna radical nacional y en su provincia mantiene un equilibrio llamativo para lo que significa una coalición con el Socialismo y el PRO juntos. Hasta hizo las paces con Carolina Losada y su hermana Georgina fue nombrada secretaria de Comercio Exterior. “El modelo para la UCR es Santa Fe. Después de 60 años logró ganarle al peronismo y construye identidad”, suele ponderar Lousteau. El presidente de la UCR sabe que Pullaro deberá acercarse el año que viene a La Libertad Avanza, ya lo adelantó la propia vicegobernadora Gisela Scaglia, pero entiende que serán acuerdos locales necesarios.
Lo mismo sucede en Mendoza. Alfredo Cornejo no termina de doblegar a sus principales rivales: Luis Petri y Omar de Marchi. El ministro de Defensa tiene a su favor la visibilidad nacional y el apoyo de Milei para pelear en un territorio en el que el Presidente logró un importante apoyo popular en las últimas elecciones. Por su parte, el secretario de Relaciones Parlamentarias también tiene lazos con los libertarios y cuenta con el visto bueno de Mauricio Macri para sostener y avanzar en su construcción territorial. Cornejo está rodeado pero nadie lo subestima. Es un peso pesado dentro del partido centenario que encabeza la resistencia a Lousteau y que, por ejemplo, puede torcer discusiones en el Congreso. Es el impulsor de la postura “dialoguista” con el Poder Ejecutivo y el que sostiene a De Loredo como presidente del bloque en la Cámara de Diputados. Su influencia también tiene alcance en el Senado.
El mayor peligro para la UCR hoy está en Córdoba, la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires. Son tres territorios con un importante peso en el Padrón Electoral y donde menos acuerdo hay para la pelea por las bancas. Como ya adelantó Infobae, para la provincia que hoy gobierna Martín Llaryora, Milei piensa postular a Diana Mondino para encabezar la lista de diputados. Ante los desplantes públicos del Presidente, el peronismo local se puso en marcha para construir una alternativa nacional con Juan Schiaretti a la cabeza. Ese escenario coloca al radicalismo en un tercer puesto, es decir, perdiendo las tres bancas que hoy conservan. De Loredo quedaría fuera del esquema.
Es por eso que De Loredo evita confrontaciones con Milei y profundiza su estrategia de despegue de Lousteau. Sabe que la única forma que tiene para reelegir es con La Libertad Avanza. El presidente de la UCR no disimula su enojo y cree que sus movimientos son apresurados y poco coherentes. “Lo que me molesta de Rodrigo es que en privado dice una cosa y en público otra. Los que lo conocen y dialogan con él dicen que está a mi izquierda”, suele retratar el senador. Tampoco le termina de perdonar sus coqueteos del año pasado con su supuesta candidatura a vice de Bullrich, luego a gobernador cordobés para terminar en una frustrada elección por la ciudad capital. “¿Por qué Milei haría una alianza con la UCR? Ya tiene buena imagen y nombres para poner en las listas”, analizan los radicales cordobeses que ya se ven en el tercer puesto.
Lousteau tampoco tiene el camino allanado en la ciudad de Buenos Aires, donde se presentó dos veces a la Jefatura de Gobierno. Su principal aliado para el año que viene es Horacio Rodríguez Larreta y ¿el kirchnerismo? Los rumores sobre supuestos acercamientos con el peronismo persisten, pero él los desmiente. De hecho, asegura que ni siquiera tiene el teléfono de Leandro Santoro, con quien le adjudicaron conversaciones. Su estrategia será la que impulsa desde la derrota nacional: crear un espacio de centro, que evite los extremos pero que, sobre todo, se distancie de las políticas de Javier Milei. La semana próxima la marcha universitaria servirá de termómetro sobre el clima social. Hasta el momento logró capitalizar dos banderas importantes para la UCR: la defensa de la educación pública y de los jubilados.
La madre de todas las batallas también está sacudida. El próximo 6 de octubre se realizará la elección de autoridades partidarias. Los candidatos son Miguel Fernández, apoyado por el actual presidente del Comité, y Pablo Domenichini, en representación de la alianza local de Lousteau con Manes. La victoria del oficialismo es casi un hecho. El dato importante es que no hay unidad en el radicalismo bonaerense y que el neurólogo decidió enfrentar a su viejo aliado: Maximiliano Abad. La pelea es más discursiva y musculatura territorial que de lugares de poder. Cada uno muestra sus cartas: el senador se rodea de intendentes, mientras que Manes se jacta de su popularidad y nivel de conocimiento. Mientras tanto, el peronismo intenta resolver su propia interna con Axel Kicillof y Máximo Kirchner y La Libertad Avanza ya muestra sus posibles candidatos.
En la UCR sobran las preguntas y faltan las respuestas sobre el norte que elegirá el año que viene.