La Legislatura porteña aprobó este jueves la modificación al Código Urbanístico (CUR) de la Ciudad de Buenos Aires. Con 32 votos afirmativos, el proyecto avanzó en su primera lectura en una sesión que tuvo que postergarse dos veces por la inesperada aparición de la denominada “ley Francella”, un artículo que no se había acordado en la Comisión de Planeamiento. Finalmente desistieron de su inclusión para destrabar el debate.
La norma, propuesta por el jefe de Gobierno Jorge Macri, apunta a ordenar el desarrollo de la Ciudad, haciendo foco en potenciar el crecimiento del sur porteño, en donde se esperan inversiones y la modernización de las comunas 4 y 8 con proyectos inmobiliarios.
La polémica en la previa a la aprobación se desató cuando los legisladores recibieron un borrador distinto al que había obtenido dictamen el viernes pasado. En esta nueva versión se sumó un requerimiento que obligaba a destinar “una unidad de uso a vivienda para el encargado del edificio”, según constaba en el artículo 14. Afectaba a torres con 25 departamentos o más.
Este punto cambió completamente el panorama, obligó a llamar a un cuarto intermedio y postergar la sesión, que inicialmente estaba prevista para las 11. A las 16 el legislador del PRO, Darío Nieto, tomó la palabra en el recinto y volvió a pedir un segundo aplazamiento de una hora y media más: “Atento a todas las versiones de dictámenes voladores que están circulando quería pedir tiempo hasta las 17.30 para que todos puedan leer bien el dictamen y no haya ningún error en ningún voto”, manifestó.
Finalmente la discusión en el recinto comenzó minutos antes de las 18. La legisladora y vicepresidente de la Comisión de Planeamiento Urbano Paola Michielotto, del bloque Vamos Juntos, tomó la palabra y tuvo que aclarar cuál era la versión final del proyecto, ante la multiplicidad de archivos que circularon en el grupo de WhatsApp de los diputados porteños.
Si bien lo que se llamó “ley Francella” no llegó a ser puesta en consideración dentro del recinto, sí hubo otro cambio relevante de último momento. El artículo 1 de la reforma habilitó al Ejecutivo a que desde ahora el Código Urbanístico sea actualizado cada ocho años, y no cada cuatro como preveía la ley hasta hoy.
La modificación generó quejas durante el debate. “Pretenden un Código Urbanístico que va a regir el futuro de nuestra ciudad por cuatro años, aunque acabamos de enterarnos que va a ser por ocho años. Nos enviaron la última versión hace solo una hora y media, y es totalmente diferente al dictamen que se aprobó, y distinta a la que recibimos esta mañana. Los cambios llegaron sin tiempo para analizarlos, no es serio”, planteó en su discurso María del Pilar Ramírez, jefa del bloque de La Libertad Avanza.
“No puedo creer que tengamos que resolver la planificación de una de las ciudades más importantes del mundo de esta manera, a las apuradas”, fustigó la legisladora libertaria.
El CUR es una ley de doble lectura. Esto quiere decir que con la aprobación general que ocurrió hoy -con 32 votos positivos, 6 negativos y 19 abstenciones-, el proyecto pasará por una serie de audiencias públicas en la que se pueden introducir nuevas modificaciones. Una vez que termine ese proceso, el Código llegará una vez más a la Legislatura para votarse definitivamente.
Qué cambiará con el nuevo Código Urbanístico
El primer eje del proyecto es fomentar el desarrollo en la zona sur de la Ciudad a través de un sistema de incentivos. “Hay una gran disparidad entre el norte y el sur. El sur, que muchos consideran poco atractivo, representa una aspiración para quienes viajan tres horas para llegar a la Ciudad. Imaginar vivir en Parque Patricios, Barracas o Soldati es muy positivo”, afirmó Jorge Macri en agosto, cuando defendió el proyecto ante desarrolladores en la Expo Real Estate.
Quienes construyan determinada cantidad de metros cuadrados en las comunas 4 y 8 van a ser “recompensados” con el permiso para edificar sobre la misma extensión en otros barrios más rentables, como lo son los del norte porteño.
El proyecto contempla además preservar el equilibrio en cada barrio: aumentar la densidad en las avenidas y respetar así la identidad hacia adentro de cada uno de los barrios de casas bajas. Y, finalmente, el equilibrio en las manzanas.
El nuevo Código resguarda los pulmones actuales de las manzanas y busca que donde haya nuevas construcciones se garantice la mayor amplitud posible de estos espacios. Para esto, hay una serie de limitaciones que tendrán los desarrollos para la extensión de las edificaciones en la profundidad de cada lote.
El plan del jefe de Gobierno los considera un activo de la Ciudad porque son reservas ambientales que mejoran la calidad de vida de todos los porteños, según entienden desde el oficialismo.
Cruces entre el PRO y bloques aliados
La “ley Francella” causó controversia al interior del PRO y con los bloques aliados que iban a acompañar el proyecto del Ejecutivo porteño.
“¿Código Urbanístico o Ley Francella?”, planteó la legisladora Graciela Ocaña, a través de su cuenta de X, en referencia a la serie El Encargado, cuya trama debate la posibilidad de recortar el “gasto” que conlleva el domicilio del personaje Eliseo.
Para Ocaña, el artículo no es viable porque “va a encarecer los costos de las expensas y genera mayores costos a los vecinos de la ciudad”.
Juan Pablo Arenaza, del PRO, también se hizo eco de la polémica: “De ninguna manera vamos acompañar esto en el código. Es una lucha histórica del PRO trabajar para bajar el costo de los edificios que son la vivienda mayoritaria de los porteños”, tuiteó.
Su mensaje fue citado por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien sigue enfrentada con el macrismo: “¡COHERENCIA POR FAVOR! Bien por Juan Pablo Arenaza, que no acepta los pactos corporativos”, posteó.
Quien le contestó a la funcionaria nacional fue nuevamente el legislador Darío Nieto, un hombre del riñón del macrismo: “No hay ningún pacto y el PRO no va a votar ninguna construcción para encargados. Se lo garantizo. Esperemos que los Diputados que responden a Ud. puedan acompañar el Código Urbanístico que fue una promesa de campaña avalada por todos. La coherencia tiene que ser un valor fundamental de la política”, expresó también por X, en un tono que terminó de evidenciar la tensión que manejaron las negociaciones de último momento.
Los dos bloques libertarios, la Coalición Cívica y la Unión Cívica Radical también participaron de las negociaciones parlamentaria para destrabar la cuestión e intentar que se caiga el nuevo artículo.