En medio de feroces intercambios bélicos con Hamas y, sobre todo, Hezbollah, el portavoz del Ejército de Israel, Roni Kaplan, describió a Infobae el estado de situación del conflicto en Medio Oriente y remarcó los principales objetivos de la guerra. También citó al Martín Fierro y alertó sobre Irán, al que calificó como el “mayor riesgo”.
-¿En qué situación estamos de la guerra, ante la tensión creciente de los últimos días con Hezbollah?
-Después de prácticamente un año, en el cual Hezbollah atacó incesantemente a población de Israel a partir del 8 de octubre de 2023, momento en el que Israel estaba desangrándose y Hamas había cometido su atrocidad del 7 de octubre; después de toda esta época en que no hubo caso y Hezbollah no estuvo dispuesto, por ningún medio diplomático, a moverse hacia el norte para que nosotros podamos regresar a nuestras casas, a 60.000 evacuados que están allí, en el norte del país, comenzamos la operación “Flechas del Norte”, una operación que tiene como objetivo devolver a nuestros 60.000 evacuados a sus hogares. No estamos buscando guerras; estamos buscando repeler amenazas.
-Soy un hijo de la democracia. En Argentina tuvimos la guerra de Malvinas y dos atentados atroces, en 1992 y 1994. Me gustaría que explique qué significa vivir en estado de amenaza permanente. Suele no comprenderse
-Vivir en guerra, primero, es una forma de pensar, donde mañana puede pasar cualquier cosa. Vivir en guerra significa que, cuando suena la sirena, uno entra al refugio y se pone a desear que no pase nada, o a rezar. Se siente muy indefenso, de alguna manera, a nivel de la población civil. Por otro lado, para nosotros, que hicimos el Ejército -en mi caso, hasta 2015, de manera profesional-, todo el tiempo está la posibilidad de volver a la reserva. Yo estoy en la reserva hace prácticamente un año y somos cientos de miles que estamos en esa situación. Entonces, es también eso. Sentir, de alguna manera, que “Israel soy yo”, que la responsabilidad está sobre mis hombros y que en un momento soy civil, pero a los cinco minutos, me pueden llegar a llamar y tengo que ir a defender a mi país. Son algunas reflexiones, pero es algo obviamente mucho más amplio, porque genera el carácter de una persona que vive en guerra.
-¿Cuál es el mayor riesgo hoy en día para Israel? Es militar, social, político, religioso, con todo esto en el medio
-Estando en mi puesto oficial, el mayor riesgo tiene que ver con Irán, que es, al fin y al cabo, lidera una coalición de agentes estatales y sub estatales cuyo objetivo es eliminar a Israel. No cabe la menor duda de que la pelea interna que había antes del 7 de octubre en Israel también es un problema importante que no me compete, en este momento, como portavoz del Ejército, comentarlo. En lo personal, desde mi lugar, sí me preocupa y obviamente el hecho de estar cohesionados como sociedad, en un barrio tan complejo como el Medio Oriente, es tan importante como el agua, o como el oxígeno. Saber quiénes somos, estar cohesionados; si no, como decía el Martín Fierro, nos “devoran los de afuera”.
-Una guerra es siempre negativa y fulminante, en todo sentido. Para Israel, ¿tiene alguna virtud? Desde lo humano se lo pregunto
-Mejor no entrar en guerra y vivir en paz. Pero, en la medida en que las tenés, muchas veces eso genera un carácter resiliente. Israel no solamente sabe dar golpes, sino también recibirlos, algo que se está perdiendo un poco en nuestras sociedades occidentales. Generar un carácter, saber transformar amenazas en oportunidades, sacar lo mejor de una situación. Eso diría.
-Cuando se extiende un conflicto de estas características, ¿es posible frenarlo? ¿La única solución es una victoria aplastante de algún bando? Por el riesgo que puede implicar a escala global
-No. Yo creo que el conflicto, del lado de cómo lo vemos nosotros en el Ejército, tiene objetivos muy claros. El primero es desmantelar a Hamas, tanto del punto de vista militar como gubernamental. El segundo, que vuelvan los rehenes a casa: de 251 que teníamos el 7 de octubre -del año pasado-, tenemos en estos momentos 101 rehenes en la Franja de Gaza cautivos de forma brutal; entre ellos, mujeres, niños, hombres, ancianos. El tercer elemento es generar las condiciones para que los 60.000 evacuados del norte del país puedan regresar a sus casas y volver a vivir una vida cotidiana, como la vivían antes del 7 de octubre. Tenemos objetivos concretos y no estamos hablando de algo que sea aplastante. No, no son nuestros objetivos. Tampoco tenemos interés en una guerra regional aquí: lo que tenemos interés es de restaurar la seguridad para nuestra población civil, como cualquier Estado que lo desearía para su población civil. Eso, al fin y al cabo, es la función del Estado. Además de la seguridad interior a su ciudadanía, debe dar seguridad ante amenazas externas. Eso es lo que estamos haciendo.
-Si uno hablara de eventuales negociaciones implicaría, entre otras cosas, deponer cualquier tipo de ataque. ¿Cómo se dialoga con alguien que no reconoce un estado y lo quiere eliminar?
-Lamentablemente, cuando te hacen algo como lo del 7 de octubre, no se habla, se pelea. Pero no caben dudas que acá viven dos pueblos que tienen que aprender de alguna manera, en el futuro, a vivir juntos, sin pelearse, en un mismo territorio. Nosotros no queremos vivir toda la vida por la espada, queremos vivir en paz, queremos crear hijos, nietos y bisnietos en una zona que sea segura, donde puedan disfrutar de una buena calidad de vida. La paz es muy importante para eso. Por otro lado, el 7 de octubre vimos, de forma concreta, hasta qué punto el Hamas y, en gran medida, el pueblo palestino en general, no tienen un interés en que haya dos estados para dos naciones; no tienen interés en un estado junto con el nuestro, sino un estado “en vez del nuestro”. Ni hablar que Hamas quiere un Califato sobre las ruinas y los escombros del estado de Israel moderno. Ahora, en el momento en que aquellos que niegan la existencia del estado de Israel terminen con esta guerra de 100 años contra el sionismo, en ese momento se van a dar cuenta que tienen aquí, de este lado, un socio para poder vivir en paz. Es, al fin y al cabo, lo que queremos. Nosotros somos gente común y corriente, de paz, y la paz es, quizás, el valor más importante de nuestra cultura.