Cristina Kirchner aumentó su exposición gradualmente en los últimos meses. Por momentos, en forma intermitente. En otras ocasiones, multiplicando su mensaje en las redes sociales. Lo que se distingue de su presencia es que se ha convertido en la principal rival de Javier Milei y su gobierno. No porque sea la única, sino porque su voz tiene una amplificación, en base al rol político, que los demás no tienen.
En las últimas horas la ex presidenta saltó a su cuenta de X -su medio predilecto para la discusión política- a enfrentarse con el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, que la suele criticar con dureza cada vez que se presenta la posibilidad. Al igual que el Presidente y la titular del ministerio de Seguridad, Patricia Bullrich. Parte de la primera línea del oficialismo a la que le queda cómodo polarizar con CFK.
El mensaje de Caputo fue al hueso. Le apuntó a la gestión económica del kirchnerismo y al entonces titular del Palacio de Hacienda, Axel Kicillof. “Toda la deuda de los últimos 20 años la generaste vos, guiada por el primate que tuviste de ministro de economía”, sentenció el funcionario nacional. El Gobierno busca elabora un contrapunto permanente con el kirchnerismo más que con el peronismo. Lo ven como una ganancia plena. Con ellos no podrán negociar nunca. Con el peronismo, tal vez.
La ex presidenta contraatacó apelando al archivo. Recordó una crítica descarnada del actual jefe de Estado sobre la actuación de Caputo en el ministerio de Economía de la era Macri. Le dijo violento, misógino y mentiroso. No defendió a Kicillof. Un gesto más que confirma y expone el malestar que atraviesa el vínculo entre Cristina Kirchner y el gobernador bonaerense.
Después de ese ida y vuelta de reproches, volvió a escribirle a Caputo con un tono irónico. Tomó una porción del archivo político del macrismo y lo utilizó en defensa propia. Citó al ex ministro de Economía Nicolás Dujovne, quien aseguró que Argentina, cuando finalizó el gobierno de Cristina Kirchner en el 2015, tenía un bajo nivel de endeudamiento en el Estado, las empresas y las familias. Caputo decidió frenar el contrapunto. Por ahora, la discusión se terminó.
En el último mes la ex presidenta criticó el acercamiento de José Mayans a la vicepresidenta, Victoria Villarruel; publicó un paper titulado “Es la Economía Bimonetaria Estúpido”, en el que lanzó duros cuestionamientos a la política libertaria, apuntó contra la CGT y pidió autocrítica en el peronismo; y cruzó a Milei en las redes sociales como consecuencia de las críticas a su publicación económica.
También encabezó un acto en Merlo donde volvió a mostrar un liderazgo fuerte en suelo bonaerense y dejó a cara descubierta el enfrentamiento con Kicillof; además cuestionó al Gobierno por la ejecución de la ley del manejo del Fuego, respecto a los incendios que azotan a Córdoba; lo que dio pie al enfrentamiento con el ministro de Economía.
En los últimos días recibió en el Instituto Patria a las presidentas y copresidentas de los centros de estudiantes de las facultades de Arquitectura, Exactas, Filo y Sociales de la UBA. En el mismo lugar se reunió con la juventud sindical de la CGT, a las que le dijo que ella iba a estar parada en el lugar donde haya que unir. “Hay una gran tarea por delante de armar, rediscutir y repensar cómo tenemos que hacer para mejorar las cosas”, les dijo desde la cabecera de una extensa mesa.
Esas fueron todas las actividades que mostró. Que decidió mostrar. Porque la ex mandataria va la mayor parte de la semana al Patria y recibe a dirigentes de todo el arco peronista. Reuniones que no toman estado público. CFK muestra que sigue siendo la única líder nacional que tiene el peronismo. Que tiene influencia real solo sobre una parte de la coalición, pero que no existe otra persona que le haga sombra en esa misma porción del mapa político. Después hay líderes provinciales, que diluyen su poder de influencia cuando atraviesan los límites geográficos donde viven. Pero no están a su altura.
Cristina Kirchner mantiene ordenado y sistematizado su discurso confrontativo con el gobierno nacional, mientras abajo suyo la interna del kirchnerismo corre los márgenes todos los días. El último acto de Máximo Kirchner desbloqueó un nuevo nivel en la discusión de poder que lo enfrenta con Axel Kicillof. Que para en veredas opuestas a La Cámpora y al grupo político que rodea al Gobernador, y que es más amplio que el kicillofismo con asiento en La Plata.
El último eslabón de la cadena de acusaciones y reproches lo colocó el senador nacional Eduardo “Wado” de Pedro durante una charla que protagonizó ayer en la Universidad Austral. “En 2015 teníamos un ministro de Economía que no hablaba con los empresarios”, sostuvo, en referencia a Kicillof, el nuevo rival político que tiene el camporismo. La frase se viralizó con rapidez y se multiplicó en los teléfonos peronistas.
Desde el campamento de Kicillof no hubo respuesta inmediata, lo que no implica que llegue en las horas que están por venir. Para bajar la espuma y matizar el retumbe de las expresiones, desde el entorno del ex ministro del Interior aseguraron que “Wado está bien con Axel” y que “no es partidario de que haya una pelea a cielo abierto”. Es decir, que no está en sintonía con el enfrentamiento que hoy mantiene al kirchnerismo en un estado de permanente tensión y que suma una historia nueva cada día.
“No hay un encono ni una crítica hacia Axel. De hecho, hay un diálogo abierto. Lo que dijo ayer fue parte de una autocrítica respecto al accionar del kirchnerismo durante el último gobierno de Cristina. Una mirada crítica sobre la gestión del espacio al que los dos pertenecen”, explicaron cerca de De Pedro. Un mensaje directo a La Plata para aplacar la confrontación y sacar al senador de la zona de fuego cruzado. Ese lugar del que todos salen lastimados, incluso Cristina Kirchner.